asaga92
Forer@ Senior
Sin verificar
Pues vengo a relatar la desilusión que tengo ahora mismo con un reloj nuevo, recién comprado, a estrenar.
Resulta que, como todos vosotros, era uno de mis griales en el punto de mira, y de cara a este final de año he decidido darme el capricho y comprarlo. Se trata de un Tudor Black Bay 54, que pedí online por la comodidad de no tener que desplazarme a un distribuidor físico, con la consiguiente pérdida de tiempo que ello me conlleva (pero que al final, me habría ahorrado el disgusto que ahora tengo).
El reloj me llegó a casa, y nada más entregármelo el mensajero, lógicamente dejé de hacer las tareas que estaba llevando a cabo para directamente estrenarlo.
Mi sorpresa fue que nada más abrirlo, y sin aún quitarle ningún protector, mis ojos se fueron en modo automático a mirar una mota dorada que había en el dial. “¡No puede ser!”, pensé. “Será alguna mota de polvo superficial en el cristal”. Pues no, mis sospechas eran reales.
De inmediato contacto con el distribuidor y me envía un mensajero al día siguiente para recoger el reloj.
La solución que me han dado es trabajar sobre esta unidad en servicio oficial Rolex/Tudor, y subsanar los defectos, ya que antes del envío se registró la garantía online de mi reloj, y no hay más posibilidad que reparar esta misma unidad.
Y aquí me encuentro, con el reloj pagado, sin poder disfrutar de él, sin fecha de entrega, y todavía sin habérmelo colocado en la muñeca, ya le van a hacer una intervención la cual desconozco en qué consistirá.
¿Qué opináis al respecto? Se me ha quitado de golpe la ilusión de poseer este Tudor, y no sé qué planteamiento seguir a partir de ahora. Me hace muy poca gracia que me reparen un reloj que es nuevo de fábrica y no he usado.
Resulta que, como todos vosotros, era uno de mis griales en el punto de mira, y de cara a este final de año he decidido darme el capricho y comprarlo. Se trata de un Tudor Black Bay 54, que pedí online por la comodidad de no tener que desplazarme a un distribuidor físico, con la consiguiente pérdida de tiempo que ello me conlleva (pero que al final, me habría ahorrado el disgusto que ahora tengo).
El reloj me llegó a casa, y nada más entregármelo el mensajero, lógicamente dejé de hacer las tareas que estaba llevando a cabo para directamente estrenarlo.
Mi sorpresa fue que nada más abrirlo, y sin aún quitarle ningún protector, mis ojos se fueron en modo automático a mirar una mota dorada que había en el dial. “¡No puede ser!”, pensé. “Será alguna mota de polvo superficial en el cristal”. Pues no, mis sospechas eran reales.
De inmediato contacto con el distribuidor y me envía un mensajero al día siguiente para recoger el reloj.
La solución que me han dado es trabajar sobre esta unidad en servicio oficial Rolex/Tudor, y subsanar los defectos, ya que antes del envío se registró la garantía online de mi reloj, y no hay más posibilidad que reparar esta misma unidad.
Y aquí me encuentro, con el reloj pagado, sin poder disfrutar de él, sin fecha de entrega, y todavía sin habérmelo colocado en la muñeca, ya le van a hacer una intervención la cual desconozco en qué consistirá.
¿Qué opináis al respecto? Se me ha quitado de golpe la ilusión de poseer este Tudor, y no sé qué planteamiento seguir a partir de ahora. Me hace muy poca gracia que me reparen un reloj que es nuevo de fábrica y no he usado.
