Después de MB&F tenía "shooting" (perdón) con A. Lange & Söhne. Estas citas -como la anterior- son ideales para sacar las fotos sin tener que competir con los demás asistentes por los ejemplares. Y hasta puedes utilizar la "cámara buena" en lugar de ir a golpe de móvil. Aprovecharé para poner la visita misma aunque me salte la cronología (fue el miércoles, o sea, ayer)
Lo de Lange es verdaderamente de otro mundo. Con una colección de 30 (¡treinta!) calibres -ahí sí, de manufactura- y 5.000 relojes al año uno se pregunta cómo lo hacen. Y si tuviera disponible el presupuesto que mencionaba en el otro post sería capaz de gastármelo enterito en esta marca.
Empiezo por el homenajeado Lange 1. Este año se cumple el 25 aniversario de la recuperación de la marca por Walter A. Lange y se recuerda también a Günter Blümlein, verdadero héroe de la recuperación post-cuarzo. Ambos ya fallecidos (Lange el año pasado, Blümlein en 2001) son recordados con emoción por la familia Lange&Söhne con la reedición del Lange 1 aunque con algunas variaciones, como la tapa abisagrada del fondo, el tamaño y la limitación a 250 unidades. Y la "presidencia" de la entrada del stand.
Por cierto, a ver quién descubre a un señor bajito con nombre de marca (o, dicho de otro modo; que da nombre a una marca de AR)
Una pieza que será codiciada por coleccionistas. 43.700 € con iva alemán (19%) incluido
Celebrando los 25 años, también políticamente, porque ambas circunstancias van unidas:
Por cierto, que había un photo call un tanto inusual (Trabant inside):
Durante todo el año 2019 habrá novedades relacionadas con el Lange 1 (una por mes, cada día 24) hasta octubre, que es el 25 cumpleaños
Segunda. El "oro miel" es una aleación particularmente dura, que cuesta mucho trabajar y pulir, pero que precisamente por eso, una vez acabado, dura mucho más tiempo con buen aspecto. Sólo se usa para piezas especiales, como este Langematic Perpetual Honeygold.
El Datograph Perpetual Tourbillon, coincide con el anterior en algunas complicaciones, la tirada (cien ejemplares) y en el color de la esfera: oro rosa. Lange (o al menos su director comercial, Toni de Haas) abomina de la palabra "salmón". Dice que huele a pescado...
En lo que no coincide (el reloj) es en el precio.
El Jumping Seconds... 71.000 €, y no es serie limitada.
Y por fin, el deseado. El ZeitWerk. Un alarde de virtuosismo hasta para A. Lange & Söhne. La cuarta iteración de un clásico desde que apareció:
Esta vez le han puesto fecha en el único lugar que quedaba disponible en el mecanismo: la periferia. Y a mí que me suena de otra manufactura vecina (literal, al otro lado de la calle)...
Con dos pulsadores (a las "cinco" y a las "siete") que permiten ajustar la fecha hacia atrás o hacia adelante respectivamente.
Dispone de una especie de áncora adicional para manejar la fuerza necesaria para mover los discos indicadores. A veces los tres simultáneamente.
En resumen, una verdadera gozada que hace que uno quiera repetir año tras año.
