Curiosamente, como supongo otros compañeros, ayer a las 20:45 me encontraba de paseo con mi pareja, en una tarde de asueto, alegría y diversión. Ajeno a lo que estaba ocurriendo en la otra parte de nuestro pais.
Cuando a la noche llegué a casa, y ví las noticias, el estado en que quedó el tren y las, en aquel momento, 35 personas fallecidas, me conmoví tremendamente. Pero al ver el balance de victimas hoy, no he podido evitar que se me saltaran las lágrimas y sintiera esa sensación de ahogo y desesperanza, y es de considerar que nadie conocido ni cercano a mí viajaba en ese tren. Me imagino, y comparto (aunque sólo una ínfima parte) el dolor que sentirán los que, el día de ayer, perdieron a un hijo, un hermano, un padre, un tio, un abuelo o un amigo en esta tragedia.
Curiosamente, mi pareja nació un 25 de Julio, y tanto anoche como especialmente hoy, debía ser un día, como era de esperar, alegre y bonito. Sin embargo este será recordado y por mucho tiempo, permitidme parafrasear a nuestro presidente, como el más triste y trágico día del apostol de nuestras vidas.
Mi más sentido pésame a los familiares y amigos de los fallecidos y ojalá, y lo deseo con todo mi corazón, que las víctimas en estado crítico se recuperen y salgan adelante.