Creo que sí. La crisis ha llegado a todos los sectores, incluso al de las chuches. ¿Una explicación? A ver esta parábola adaptada a nuestro mundo relojeril.
(Y perdón por el tocho, pero creo que puede resultar interesante por ser suficientemente ilustrativa)

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La crisis financiera explicada de manera sencilla (¡Por fin! ¡Una explicación que entiendo!)
María es la propietaria de una relojería en Madrid que ha comprado con un préstamo bancario. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son entusiastas coleccionistas en paro, compren hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que compra cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos.
Nota: Pero en realidad, no le entra en caja ningún dinero físico.
Muy pronto, gracias al boca a boca, la relojería de María se empieza a llenar de más clientes. Como sus clientes no tienen que pagar al instante, María decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la mayoría de las marcas, que casualmente son las marcas que sus clientes consumen en mayor cantidad. El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.
Nota: Pero en realidad, es un margen de beneficios virtual, ficticio; la caja sigue estando vacía de ingresos contantes.
Un empleado del banco más cercano, muy emprendedor, y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta de que las deudas de los clientes de la relojería son activos de alto valor, y decide aumentar la cantidad del préstamo a María. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución las deudas de los clientes de la relojería.
Nota: ¿Vais pillando la dimensión del castillo de naipes?
En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en "reloj-bonos", "hora-bonos" y "tic-tac-bonos" bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y a cambiar de manos en el mercado financiero internacional. Nadie comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos; tampoco entienden qué garantía tienen estos bonos, ni siquiera si tienen alguna garantía o no. Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.
Nota: El castillo de naipes crece y crece y no para de crecer, pero todo es camelancia; no hay detrás solidez monetaria que lo sustente. Todo son "bonos", es decir, papelitos que "representan" tener valor siempre y cuando el castillo de naipes se sostenga.
Sin embargo, aunque los precios siguen subiendo, un día un asesor de riesgos financieros que trabaja en el mismo banco (asesor al que, por cierto, despiden pronto a causa de su pesimismo) decide que ha llegado el momento de demandar a María el pago de su préstamo bancario; y María, a su vez, exige a sus clientes el pago de las deudas contraídas con la relojería. Pero, claro está, los clientes no pueden pagar las deudas.
Nota: ¡Porque siguen sin tener ni un céntimo! Han podido comprar cada día en la relojería porque "se comprometían" a pagar sus deudas, pero el dinero físico no existe.
María no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota.
Nota: Y María pierde la relojería.
Los "reloj-bonos" y los "hora-bonos" sufren una caída de un 95% de su valor. Los "tic-tac-bonos" van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%.
Las compañías que proveen a la relojería de María, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir, se encuentran en una situación inédita. El proveedor de ZeiKo entra en bancarrota, y el proveedor de Jamilton tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia (al Grupo Suach).
Nota: Porque los proveedores de relojes también le fiaban a María, creyendo que estaban seguros de que cobrarían con creces al cabo del tiempo. Como no han podido cobrar dado que el dinero no existe, la deuda de María se los ha comido a ellos.
El gobierno interviene para salvar al banco (a la relojería de María que la zurzan), tras conversaciones entre el presidente del gobierno y los líderes de los otros partidos políticos. Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado que pagarán todos los ciudadanos, incluso aquellos que odian los relojes, además de otras medidas financieras que ayudarán a sanear el mercado.
Nota: Que es lo que de verdad ha sucedido. Con los impuestos de los ciudadanos "inocentes", los gobiernos han tapado el agujero financiero creado por la estupidez de los bancos y la dejadez (dejémoslo en simple dejadez) del propio gobierno.
Además, esto le ha venido bien al gobierno porque puede, explicando la situación, culpar indirectamente a los "aficionados a los relojes" y a los "bancos" y lavarse las manos de una situación que ha provocado directamente él, lo que provoca una crispación social entre los que odian los relojes y los coleccionistas de relojes; crispación que, por otra parte, aleja por momentos el punto de mira de la sociedad de la ineptitud del Gobierno.
El nuevo impuesto y las medidas establecidas por El Gobierno obligan a la mayoría de los ciudadanos, entre ellos, los clientes de la relojería de María, a apretarse el cinturón para poder paliar la crisis. El sector relojero pierde gran cantidad de clientes y el 1 mil de las relojerías se ven obligadas a cerrar. Esto repercute en las marcas proveedoras, y sólo resisten las marcas como mucha solera y solvencia (Roles, Onega, …; las demás se ven obligadas a vender, formar grupos o simplemente cerrar).
Nota: En realidad, más que la pescadilla que se muerde la cola, es una escalera de dominó. ¿Dónde, cuándo y cómo acabará de caer?
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