Compañeros:
Hacer las cosas es posible.
Hacerlas bien, es caro.
Hacerlas muy bien, requiere además una rentabilidad y aceptación por el mercado.
En España, sí que hay quien pudiera hacer relojes con piezas de metal. (Y ¡de madera! -je, je, país de "listos"-). Hoy en día la industria española en materia de "micropiezas" es de gran calidad.
Y un movimiento de reloj requiere.
1. Un diseño
2. La ejecución de dicho diseño
3. El montaje de las piezas cuando se han fabricado.
Nada más.
Teniendo presente que ahora las piezas se pueden hacer mediante electroerosión, y que las piezas pequeñas (bueno, ahí adentro todas o lo son, o no caben...) se pueden hacer de una en una, sí que sería posible que un ingeniero novel, con contundencia intelectual, -y son muchos los que están dotados no solo de lo teórico- pueda diseñar un movimiento así.
¿Precio?
A ver... seguramente carísimo. Pero para sacarse un "cum laude" en el doctorado, barato. Y una vez está hecho, lo demás es fabricar.
Que se puede, se puede.
Que no hemos pillado al hijo, sobrino o nieto de alguno de nosotros con esas ganas para hacerlo desde un punto de vista original, innovador, simplista y eficaz, es porque todavía no hemos sido lo suficiente ilusionantes a los que son ingenieros en nuestras familias. Naturalmente los que los tenemos. Los demás, mirándonos pensando en que debería ser así.
Así que, no hay ninguno porque es más fácil trabjar la técnica en materias más directas, más inmediatas y con más futuro. Porque dile a un ingeniero actual, un doctorando, que diseñe para su tesis un molino de viento, (máquina ancestral donde las haya) y te dirá que sin electrónica no tiene futuro y que no vale la pena.
La cosa es. ¿Vale la pena?
Pues económicamente creo que no. Con sinceridad, vendería nueve relojes a precio de baratillo a los amiguetes. Y los que quisieran uno guay irían a un Rolex o a un Patek, dichos como ejemplo.
Pero contra todo lo dicho, la realidad. A ver si es así y viene algun espontáneo a contradecirme.