Puedes cogerte un barco, dirigirte a las Marianas, y una vez allí, atas el reloj a un cabo y con cierta dosis de valentía, lo dejas sumergir hasta donde te llegue el cabo y tus nervios aguanten. Como tienes 11 kms. de caída libre, asegúrate de tener mucho cabo a bordo. También te puede ocurrir que al reloj le dé por brillar en la oscuridad y te quedes sin él porque a un calamar gigante de las profundidades abisales, se le ha antojado de menú. Eso sí. Siempre te quedará la satisfacción de que tu reloj aguantó hasta los 11 mil metros, pero no pudo con el calamar.