Goldoff
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Longines presenta un remake de su precioso -a mí me lo parece- Ultra-Chron Diver. Ultra-Chron tiene la connotación de "mas allá de cronómetro", y si bien su ancestro también tenía un corazón batiendo a 5 Herzios (36.000 alternancias por hora, 10 por segundo), es ahora cuando esta palabra toma plena vigencia: el nuevo Longines Diver Ultra-Chron se ha hecho acreedor al certificado «ultracronómetro» de TIMELAB, un laboratorio de pruebas independiente en Ginebra. El proceso de cualificación de los «ultracronómetros» pone a prueba el cabezal del reloj y somete al producto final a un periodo de prueba de 15 días, durante el cual el reloj pasa por una serie de tests a tres temperaturas: 8ºC, 23ºC y 38ºC. Con esto se confirma su cumplimiento con los criterios estrictos de precisión (norma ISO 3159:2009). La versión corta -experimentada por mí mismo- es que varía alrededor de un segundo al día.
Longines lleva en esto de la alta frecuencia más de un siglo: en 1914 logró un cronógrafo de mano a 5 Herzios (el calibre 19.73N) para poder contar las décimas de segundo. Dos años más tarde, en 1916, modifica ese mismo calibre para alcanzar los 50 herzios y la centésima de segundo. En 1938, y basado en un cronómetro de navegación (cal. 24.99) desarrolla un calibre de 24 líneas con rattrapante y 36.000 alternancias (5 Hz) para cronometrar las competiciones de esquí.
En 1959 Longines presenta el primer movimiento de alta frecuencia para un reloj de pulsera: el calibre 360, que oscilaba a 36.000 alternancias por hora, hecho a mano y perfectamente ajustado para las competiciones con cronómetro de observatorio. Se fabricaron 200 piezas de 1959 a 1963, todas ellas destinadas a competir. Una especie de Fórmula 1 en relojería, y por tanto inalcanzables para el público en general.
En los años 60 del siglo XX Longines se enfrenta al desafío de igualar la precisión de los nuevos relojes electrónicos procedentes de Oriente. Con la experiencia acumulada los ingenieros de Longines ya sabían que los relojes de alta frecuencia eran más coherentes entre las posiciones vertical y horizontal y que sufrían menos pérdida de amplitud a lo largo del día, lo que les hacía más precisos. Los inconvenientes se traducían en una menor reserva de marcha y problemas de lubricación. Longines encontró su solución en el calibre 431 (con lubricación en seco patentada), con una precisión garantizada de un minuto al mes o dos segundos al día. Longines registró el nombre Ultra-Chron en octubre de 1966, y los primeros Ultra-Chron se vendieron en Estados Unidos en diciembre de 1966.
En 1968, y al calor del auge del buceo recreativo, se presenta un diver montando el calibre 431. Con una estanqueidad declarada hasta 200 metros, un bisel unidireccional de baquelita y la minutera en color rojo, el diver Ultra-Chron fue probablemente el reloj de buceo más preciso de su época.
Cincuenta y cuatro años después, Longines pone a nuestro alcance su propio homenaje a un reloj que debería heber hecho historia. No tanto en el aspecto -que ahí hay algunas variaciones- como en el mismísimo corazón de la bestia: el calibre L836.6 también está producido in-house, vibra a 36.000 alternancias por hora y está en un segundo al día de desviación. Entre medio y un minuto al mes, algo que lo hace más preciso que algunos cuarzos. Hubo dos referencias, la 7970, con calendario, y la 7971 sin él.
Mientras que en el modelo de 1968 el bisel era de acero con el insert de baquelita pintada (un material que se ha demostrado frágil con el tiempo y que hace que los supervivientes sean muy buscados) el actual Ultra-Chron presenta un insert de zafiro transparente donde la escala en trazos rojos y los puntos cardinales en SuperLuminova le dan un curioso efecto tridimensional.
A pesar de que el nuevo modelo reproduce con bastante fidelidad el brazalete original mejorando notablemente su construcción, he echado en falta un endlink que lo ajuste a la caja como sí tenía el antiguo. En su favor decir que es extremadamente cómodo y que en ningún momento se enreda con el vello del brazo. Me ha gustado también el sistema de poner y quitar eslabones, una vuelta a la simplicidad de los antiguos con los clips de presión , muy simple de manejar con cualquier herramienta al efecto, ayudado por las flechas grabadas en el propio eslabón y la forma del mismo clip.
Todos los eslabones tienen el mismo tamaño, por lo que la única forma de "microajustar" es jugar con la posición en el cierre. Puestos a modernizar, no costaba nada haber añadido un cambio rápido, al estilo de los nuevos PRX de Tissot. El cierre tiene un delicioso aspecto Vintage y está a la altura del resto de componentes en cuanto a comodidad. Su doble pulsador funciona de forma precisa proporcionando una buena sensación de seguridad. Eso sí, las dos franjas pulidas a espejo son un auténtico imán para las "micro-rayas".
La caja de forma cojín, tan característica de la época en que fue lanzado, es relativamente fiel a la del modelo original pero en ningún caso podrían confundirse: la del modelo de 1968 es más angulosa, mientras que la del nuevo Ultra-Chron tiene los flancos redondeados, y puestas de perfil se diría que no tienen nada que ver. Y creo que ese es un buen criterio, porque ahí radica la esencia del tan traído y llevado "homenaje", que sólo la propia marca puede hacer a sus propios modelos sin que eso signifique fusilarlos.
43 mm de diámetro por 13,6 de alto hacen del Longines Ultra-Chron un reloj cómodo de llevar -eso me ha parecido a mí- al menos en una muñeca de 17 cm de circunferencia. El fondo es roscado y presenta en su centro un medallón con la leyenda Longines Ultra-Chron y el símbolo de esta última denominación. La corona está grabada con el nombre y el logo de Longines respetando la disposición del original aunque con otra tipografía. El cristal es de zafiro de tipo vaso aunque ligeramente abombado que lo hace sobresalir sobre el bisel más que en el caso de su ancestro. Estanqueidad declarada de 300 metros o 30 bares.
La esfera es texturada negra mate, sobre la que destacan perfectamente las manecillas, roja la minutera y rodiada la horaria, ambas con un trazo de SuperLuminova en su extremos más alejado del centro. La que no lleva ningún tipo de "iluminación" es la segundera (impresionante barrido, luego hablo de eso). No se si esta circunstancia dejaría al Ultra-Chron fuera de la ISO 6425 por aquello de controlar que el reloj está funcionando en circunstancias de poca visibilidad. Los índices son igualmente rodiados en los puntos cardinales, que contienen más material luminiscente que el resto, que van pintados. Dada la poca durabilidad de este lumen una vez excitado, sería un punto a mejorar. Los nombres y logos de Longines y Ultra-Chron aparecen bajo las doce y sobre las seis, respectivamente, y ambos son fieles al modelo de 1968.
Ya venía avisado, y aun así me ha sorprendido la extraordinaria precisión del nuevo calibre L836.6 con espiral de silicio ¡Menos de un segundo al día de desviación! Sin complicarme con mediciones científicas, puedo decir que en tres días ha perdido un solo segundo con respecto al reloj de mi ordenador desde que lo sincronicé hace algunos días. Batiendo a 36.000 semi oscilaciones por hora -10 por segundo- mirar el barrido de la segundera es un verdadero espectáculo: casi parecería un diapasón, y tienes que fijarte mucho para detectar esos diez saltos que da cada segundo. Una frecuencia más alta tiene como consecuencia un mayor desgaste de las piezas (algo que se soluciona con la lubricación adecuada) y una menor duración de la carga. Con todo, el Longines Ultra-Chron ofrece unas nada desdeñables 52 horas de reserva de marcha. Suficiente para salvar el fin de semana... en el supuesto de que quisieras quitártelo. Otra cosa que me ha sorprendido es su poca rumorosidad: no he conseguido escucharlo por mucho que me lo he acercado al oído (que también puedo ser yo ¿eh?)
El Longines Ultra-Chron viene con cinco años de garantía y se va a comercializar en dos versiones: con brazalete o con correa de piel. En ambos casos irá en una caja de presentación de madera y acompañado de una correa nato hecha con material reciclado y una herramienta para facilitar su cambio.
Los precios serán
Longines Ultra-Chron con brazalete 3.560 €
Longines Ultra-Chron con correa 3.360 €
Está previsto que más adelante se puedan ofrecer sin la nato y la herramienta extra. En cuanto sepa precios actualizo.
Más de 3.000 € por un tres agujas no deja de ser una apuesta arriesgada por parte de Longines si tenemos en cuenta que la mayoría de sus cronógrafos mecánicos están por debajo de esa línea digamos roja, aunque no es menos cierto que podría llenar el hueco que Omega está dejando con el reposicionamiento de sus divers. En cualquier caso, se va a hablar mucho de él. No sólo del nuevo modelo, sino que me atrevo a vaticinar un incremento de demanda entre los vintages.... ¡Corred, insensatos!
Como comentario final, decir que estos días he estado llevando el Longines Ultra-Chron de forma "anónima" pero no he conseguido pasar desapercibido: todo aquel con un mínimo interés en nuestra afición con quien me he cruzado ha acabado preguntándome por él.
Longines lleva en esto de la alta frecuencia más de un siglo: en 1914 logró un cronógrafo de mano a 5 Herzios (el calibre 19.73N) para poder contar las décimas de segundo. Dos años más tarde, en 1916, modifica ese mismo calibre para alcanzar los 50 herzios y la centésima de segundo. En 1938, y basado en un cronómetro de navegación (cal. 24.99) desarrolla un calibre de 24 líneas con rattrapante y 36.000 alternancias (5 Hz) para cronometrar las competiciones de esquí.
En 1959 Longines presenta el primer movimiento de alta frecuencia para un reloj de pulsera: el calibre 360, que oscilaba a 36.000 alternancias por hora, hecho a mano y perfectamente ajustado para las competiciones con cronómetro de observatorio. Se fabricaron 200 piezas de 1959 a 1963, todas ellas destinadas a competir. Una especie de Fórmula 1 en relojería, y por tanto inalcanzables para el público en general.
En los años 60 del siglo XX Longines se enfrenta al desafío de igualar la precisión de los nuevos relojes electrónicos procedentes de Oriente. Con la experiencia acumulada los ingenieros de Longines ya sabían que los relojes de alta frecuencia eran más coherentes entre las posiciones vertical y horizontal y que sufrían menos pérdida de amplitud a lo largo del día, lo que les hacía más precisos. Los inconvenientes se traducían en una menor reserva de marcha y problemas de lubricación. Longines encontró su solución en el calibre 431 (con lubricación en seco patentada), con una precisión garantizada de un minuto al mes o dos segundos al día. Longines registró el nombre Ultra-Chron en octubre de 1966, y los primeros Ultra-Chron se vendieron en Estados Unidos en diciembre de 1966.
En 1968, y al calor del auge del buceo recreativo, se presenta un diver montando el calibre 431. Con una estanqueidad declarada hasta 200 metros, un bisel unidireccional de baquelita y la minutera en color rojo, el diver Ultra-Chron fue probablemente el reloj de buceo más preciso de su época.
Cincuenta y cuatro años después, Longines pone a nuestro alcance su propio homenaje a un reloj que debería heber hecho historia. No tanto en el aspecto -que ahí hay algunas variaciones- como en el mismísimo corazón de la bestia: el calibre L836.6 también está producido in-house, vibra a 36.000 alternancias por hora y está en un segundo al día de desviación. Entre medio y un minuto al mes, algo que lo hace más preciso que algunos cuarzos. Hubo dos referencias, la 7970, con calendario, y la 7971 sin él.
Mientras que en el modelo de 1968 el bisel era de acero con el insert de baquelita pintada (un material que se ha demostrado frágil con el tiempo y que hace que los supervivientes sean muy buscados) el actual Ultra-Chron presenta un insert de zafiro transparente donde la escala en trazos rojos y los puntos cardinales en SuperLuminova le dan un curioso efecto tridimensional.
A pesar de que el nuevo modelo reproduce con bastante fidelidad el brazalete original mejorando notablemente su construcción, he echado en falta un endlink que lo ajuste a la caja como sí tenía el antiguo. En su favor decir que es extremadamente cómodo y que en ningún momento se enreda con el vello del brazo. Me ha gustado también el sistema de poner y quitar eslabones, una vuelta a la simplicidad de los antiguos con los clips de presión , muy simple de manejar con cualquier herramienta al efecto, ayudado por las flechas grabadas en el propio eslabón y la forma del mismo clip.
Todos los eslabones tienen el mismo tamaño, por lo que la única forma de "microajustar" es jugar con la posición en el cierre. Puestos a modernizar, no costaba nada haber añadido un cambio rápido, al estilo de los nuevos PRX de Tissot. El cierre tiene un delicioso aspecto Vintage y está a la altura del resto de componentes en cuanto a comodidad. Su doble pulsador funciona de forma precisa proporcionando una buena sensación de seguridad. Eso sí, las dos franjas pulidas a espejo son un auténtico imán para las "micro-rayas".
La caja de forma cojín, tan característica de la época en que fue lanzado, es relativamente fiel a la del modelo original pero en ningún caso podrían confundirse: la del modelo de 1968 es más angulosa, mientras que la del nuevo Ultra-Chron tiene los flancos redondeados, y puestas de perfil se diría que no tienen nada que ver. Y creo que ese es un buen criterio, porque ahí radica la esencia del tan traído y llevado "homenaje", que sólo la propia marca puede hacer a sus propios modelos sin que eso signifique fusilarlos.
43 mm de diámetro por 13,6 de alto hacen del Longines Ultra-Chron un reloj cómodo de llevar -eso me ha parecido a mí- al menos en una muñeca de 17 cm de circunferencia. El fondo es roscado y presenta en su centro un medallón con la leyenda Longines Ultra-Chron y el símbolo de esta última denominación. La corona está grabada con el nombre y el logo de Longines respetando la disposición del original aunque con otra tipografía. El cristal es de zafiro de tipo vaso aunque ligeramente abombado que lo hace sobresalir sobre el bisel más que en el caso de su ancestro. Estanqueidad declarada de 300 metros o 30 bares.
La esfera es texturada negra mate, sobre la que destacan perfectamente las manecillas, roja la minutera y rodiada la horaria, ambas con un trazo de SuperLuminova en su extremos más alejado del centro. La que no lleva ningún tipo de "iluminación" es la segundera (impresionante barrido, luego hablo de eso). No se si esta circunstancia dejaría al Ultra-Chron fuera de la ISO 6425 por aquello de controlar que el reloj está funcionando en circunstancias de poca visibilidad. Los índices son igualmente rodiados en los puntos cardinales, que contienen más material luminiscente que el resto, que van pintados. Dada la poca durabilidad de este lumen una vez excitado, sería un punto a mejorar. Los nombres y logos de Longines y Ultra-Chron aparecen bajo las doce y sobre las seis, respectivamente, y ambos son fieles al modelo de 1968.
Ya venía avisado, y aun así me ha sorprendido la extraordinaria precisión del nuevo calibre L836.6 con espiral de silicio ¡Menos de un segundo al día de desviación! Sin complicarme con mediciones científicas, puedo decir que en tres días ha perdido un solo segundo con respecto al reloj de mi ordenador desde que lo sincronicé hace algunos días. Batiendo a 36.000 semi oscilaciones por hora -10 por segundo- mirar el barrido de la segundera es un verdadero espectáculo: casi parecería un diapasón, y tienes que fijarte mucho para detectar esos diez saltos que da cada segundo. Una frecuencia más alta tiene como consecuencia un mayor desgaste de las piezas (algo que se soluciona con la lubricación adecuada) y una menor duración de la carga. Con todo, el Longines Ultra-Chron ofrece unas nada desdeñables 52 horas de reserva de marcha. Suficiente para salvar el fin de semana... en el supuesto de que quisieras quitártelo. Otra cosa que me ha sorprendido es su poca rumorosidad: no he conseguido escucharlo por mucho que me lo he acercado al oído (que también puedo ser yo ¿eh?)
El Longines Ultra-Chron viene con cinco años de garantía y se va a comercializar en dos versiones: con brazalete o con correa de piel. En ambos casos irá en una caja de presentación de madera y acompañado de una correa nato hecha con material reciclado y una herramienta para facilitar su cambio.
Los precios serán
Longines Ultra-Chron con brazalete 3.560 €
Longines Ultra-Chron con correa 3.360 €
Está previsto que más adelante se puedan ofrecer sin la nato y la herramienta extra. En cuanto sepa precios actualizo.
Más de 3.000 € por un tres agujas no deja de ser una apuesta arriesgada por parte de Longines si tenemos en cuenta que la mayoría de sus cronógrafos mecánicos están por debajo de esa línea digamos roja, aunque no es menos cierto que podría llenar el hueco que Omega está dejando con el reposicionamiento de sus divers. En cualquier caso, se va a hablar mucho de él. No sólo del nuevo modelo, sino que me atrevo a vaticinar un incremento de demanda entre los vintages.... ¡Corred, insensatos!
Como comentario final, decir que estos días he estado llevando el Longines Ultra-Chron de forma "anónima" pero no he conseguido pasar desapercibido: todo aquel con un mínimo interés en nuestra afición con quien me he cruzado ha acabado preguntándome por él.