Bueno, cierto lo que dices, pero tampoco se puede ir al extremo contrario y decir que el precio nunca tiene relación con el coste, alguna relación tendrá a veces, digo yo.......
No, no: lo digo de forma completamente literal y totalmente en serio.
Si "nunca" te parece una palabra demasiado rotunda, digamos que "nunca, a menos que el vendedor cometa un error".
Forma canónica de establecer el precio de mercado: haces tu estudio de mercado (más o menos sofisticado y con mayor o menor riesgo de "acertar") y, a partir de ahí, estableces cuál es el precio que el mercado es capaz de tolerar para un producto de las características del que quieres ofrecer.
Y ya está. Como ves, el coste de producción no se tiene en cuenta en ningún momento del proceso de establecimiento de precio.
¿Para qué
sí se tiene en cuenta el coste de producción, entonces?
Para una de estas cosas:
1. Ya tienes establecido el precio al que vas a vender y entonces (a posteriori, al menos lógicamente a posteriori; es evidente que sí tendrás al menos una idea aproximada de los costes que vas a manejar porque en caso contrario, ni siquiera estarías en ese nicho de negocio) estimas lo que te costará producirlo. Si el precio al que lo puedes vender es menor que la suma del coste más el beneficio que deseas obtener, simple y llanamente ese producto no va al mercado, por lo que tú, como consumidor, nunca llegarás a ver ese caso. Si aun así, el vendedor entiende que puede poner un producto de ese tipo en el mercado, volverá a "la sala de pensar" a ver si con
otro producto (que puede ser muy similar o muy distinto del anterior) le cuadra la ecuación.
2. Establecimiento de estrategia: digamos que estamos hablando, por ejemplo, de un producto novedoso y de alto valor, pero costoso de producir porque el mercado no lo conoce y, de entrada, sabes que vas a vender pocas unidades, sobre las que tienes que repercutir todos tus costes fijos, los de I+D, los de una campaña publicitaria potente para penetrar el mercado...
entonces, estableces que la mejor estrategia para ese producto es posicionarlo en el segmento representativo/lujo porque sabes que solo ese tipo de cliente va a pagar lo que puede hacerte rentable el producto (lo que, a su vez, puede hacer que modifiques el producto para que se ajuste al target... quizá sepas que lo óptimo sea fabricar la carcasa del producto en PMMA pero para ajustarlo al mercado objetivo, la haces de acero inoxidable o de magnesio... sin salir de lo de los relojes, ¿qué hizo Omega cuando puso fondo transparente a sus Speedmaster? ¿Pudo cambiar cierta pieza de fibra sintética que había estado funcionando perfectamente durante décadas por otra metálica?... la otra alternativa, también de una marca bastante conocida por aquí, puede mantener el acabado y llamar a los de marketing para que lo hagan más... "digerible". ¿Que el PMMA suena como "plástico" y eso a mis clientes no les gusta? ¿Por qué no probamos a llamarlo "resina preciosa", a ver qué pasa?. Por el lado contrario, puedes tener un producto que sea casi commodity, por lo que sabes que no podrás trabajar sobre márgenes altos sino sobre número alto de ventas y posiblemente busques que tu producto sea un "no frills". Pero, de nuevo, en cualquiera de estos casos no es que el coste establezca el precio: el precio sigue siendo el que el mercado está dispuesto a tolerar, independientemente del coste y, si acaso, "marcha atrás", buscas un producto cuyo coste se ajuste a ese precio.
2. Ya tienes el producto en la calle y, entonces sí: miras tus costes de producción y tratas de reducirlos... pero no para alterar el precio, que seguirá siendo el mismo mientras no actúen otras fuerzas sobre él, sino, simplemente, para aumentar tu margen (y tener más flexibilidad ante posibles movimientos del mercado).
En cualquiera de los casos, el coste sigue sin tener relación alguna con el precio.