Moda, pura y dura.
Si definimos moda como movimiento cultural que afecta al diseño de todo lo que nos envuelve, absolutamente todo. Y claro está, los relojes no se salvan de ella.
En la época de los relojes mecánicos, todo eran retos, quien hacía el más plano, el más pequeño, el automático con más rubis, con más algo. También eran buenos argumentos de venta.
Y de la moda no se salva nadie, nadie que pretenda vender cantidad más o menos de relojes.
Porqué a fin de cuentas no somos más que carne de cañón de los diseñadores.
Así que para hacer un marketing que llegue a su público final, precisamos de un objeto que esté más o menos a la moda. Ya que todos con el tiempo nos aburrimos de lo que tenemos, y cuando vemos algo diferente, a primeras choca, pero si la idea es aceptable y buena, al final cuaja.
Y como todo, dentro de una moda, hay extremos que aportan cosas buenas, y otras no tan buenas. Es indiscutible que el reloj mecánico está de moda, pero creo que esto es una buena aportación, que incluso puede perdurar a los cambios de estética-cosmética.
El tamaño de los relojes, empequeñecerán, seguro, ¿cuando?, cuande empecemos a estar artos de los relojes grandes. Algún visionario sacará un reloj de inferiores medidas, y ya tendremos en marcha otro cambio radical en el sector.
Por ejemplo, hace un par de años se podría decir que el reloj dorado no existía en el mercado, excepto algunos extra-clásico. Las últimas novedades ya empiezan a verse, sin pudor, varios modelos con acabados PVD oro rosa. Y al verdad, algunos no me disgustan nada, en absoluto.
Buen tema, puede dar mucho de sí.