Pues sí, pero no.
Las técnicas de marketing experimentaron una evolución impresionante en el siglo XX, acuñándose la teoría de la creación de la necesidad. Hay que saber crear una necesidad en el potencial comprador que le provoque la compulsión de la compra.
En este sentido, no sólo ha resultado ser una técnica muy exitosa, sino que además -en lo que se refiere a relojes- Rolex es sin duda el máximo exponente en crear esa "necesidad". A nadie se le escapa que Rolex es la empresa que más invierte no sólo en publicidad pasiva como en publicidad activa. Y le va de perlas.
Pero hay una segunda faceta en esta historia.
Después de la compra viene la fidelización. Es decir, no basta que el comprado haya cedido a una necesidad "creada". Es necesario que esa necesidad se autojustifique en el tiempo por sí misma.
Y este es otro aspecto en el que Rolex ha ganado por goleada, tanto por méritos propios como por deméritos de otros.
No es nada raro que el comprador de Rolex repita. Y, encima, lo haga en base a las técnicas de fidelización.
Porque, ya que se habla aquí de marketing, digamos que el SAT forma parte del mismo. Un buen SAT es una técnica de fidelización impresionantemente buena.
Por otro lado, el que no aplica estos criterios, se expone a que un cliente que paga tornillos a 30 Euros se plantee un nunca más. O el de aquél maravilloso reloj, paradigma del mejor diseño, preciosidad también copiada, que cuando equipa determinado calibre no sólo te tienes que encomendar a Dios sino que debes estar equipado con una buena Visa y altas dosis de paciencia.
Por tanto, sí, emoción, compulsión. Pero esa es solo una parte del camino. Hay otras. No se trata de decir aquí si otras marcas lo han sabido o saben hacer. Pero Rolex sí que lo ha hecho. Y no porque lo diga yo. Es un hecho irrefutable simplemente dado por el volumen de ventas y por las encuestas de satisfacción.
Yo tengo claro que Rolex no es la marca que vende los mejores relojes. No creo que lo haya sido nunca. Otros compañeros citan en este hilo relojes que, objetivamente, sin compulsión, son mejores. Pero creo que Rolex no pretende ser eso. De igual forma que cuando se cita su falta de AR, salvo el cyclops, que yo sepa, no es precisamente porque no puedan ponerlo en sus relojes. Lo que saben es que un uso frecuente de un reloj implica un riesgo de microrayas en un AR exterior, y posibles manchas en el interior. Y saben que, quizás, no es un riesgo que quieran asumir dentro del segmento de relojes que venden.
Y no hay que equivocarse. Rolex sabe vender relojes. Es un hecho que es la empresa que mejor lo hace. ¿Un éxito de marketing? sí. Pero en toda su línea. Además, no hay marketing que pueda mantenerse si el producto no está a la altura.
Y digo todo esto no por defender en nada a Rolex. Insisto, es muy cierto que relojes mencionados por algunos compañeros en este hilo son mejores y, probablemente, estéticamente más conseguidos.
Enviado desde la nave espacial Nostromo con Tapatalk HD
Pues no, pero sí.
Quizá no es plan de extenderse en una disertación marquetiniana, que tampoco es mi campo sino tangencialmente, por aquello de no aburrir a las ovejas.
La "necesidad" creada como tal no es sino una pulsión emocional y sería largo exponer todas las palancas que se activan y cómo actúan saltándose incluso cualquier filtro consciente.
Pero ciñéndonos al tema que tocas de la fidelización seguiré por ahí.
Ese concepto, el de fidelización, está íntimamente relacionado con los bienes que tienen una vida, un periodo de duración a corto o medio plazo más o menos determinado y han de ser substituídos ( un coche, un electrodméstico) Un reloj mecánico bien cuidado no tiene una obsolescencia previsible (salvo el calibre 3135 por lo que hemos visto

). El público objetivo, si nos fijamos en el aficionado, no es generalmente fidelizable, casi nadie colecciona una sóla marca (cómo el SAT de Rolex es tan bueno no me compro ya el JLC que me gusta, espero a que salga otro modelo de Rolex que me guste y sigo sólo con esa marca

) Tampoco creo que la posventa de un reloj pese determinantemente en la decisión en el momento de la compra (me encanta el Aquaterra...buf, pero con el SAT tan bueno de Rolex mejor me tiro a por el Air King) al contrario, cuando uno se compra un buen reloj lo hace esperando no tener que recurrir a su taller, sobre todo el profano.
En fin, aún sin poner en ninguna duda todas esas virtudes objetivas, la seguridad (fiabilidad, servicio, etc) no deja de ser una de las seis motivaciones universales de compra emocional.
Y me parece estupendo que luego la experiencia refrende la opción elegida, ya sea por la precisión, por el brillo o por el SAT; y estemos contentos de la vida con nuestro cacharro y lo gritemos a los cuatro vientos, perfecto. Yo soy el primero.
Pero insisto.
No ne-ce-si-ta-mos jus-ti-fi-car racionalmente la compra.
Si te plantas delante de un reloj, te hacen los ojos chiribitas, porque el mismo reloj, o la marca, o la cara que va a poner tu suegro cuando lo vea, o lo que te dé la real gana, se te metió en lo más profundo, y remueve tus pulsiones y te lo quieres comprar...adelante. Pero por Dios y por la Virgen dejad de barnizarlo con argumentaciones, que por muy ciertas que sean NO SON NECESIDADES, son compras e-mo-cio-na-les. O sea como todas, menos una botella de agua el 8 de Agosto en Sevilla a las tres de la tarde.