Tazio Nuvolari
Malquerido PloProf
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Hace unos días el maestro Walter (@Doncainastyle) nos traía la triste noticia del fallecimiento de Gerd-Rüdiger Lang (1943-2023), fundador de la marca Chronoswiss. Un nombre al que todos los apasionados de la relojería mecánica deberíamos rendirle un sentido homenaje y tenerlo mucho más presente en el panorama actual de nuestra afición. Porque en los años 70 y 80, cuando los relojes de cuarzo parecían haber dado un golpe de gracia a la relojería mecánica, Gerd Lang la defendió fervientemente y se convertiría en uno de los pioneros de su renacimiento. Pero Herr Lang también fue un personaje con peso específico en el automovilismo, una afición que profesó desde su juventud.
Gerd-Rüdiger Lang con el inconfundible "tercer ojo" tan querido por los artesanos relojeros
Nacido en Braunschweig, Alemania, en 1943, al igual que muchas otras figuras talentosas en la colorida industria relojera, "cayó" en la relojería de una manera muy habitual en su generación: al ser un pésimo estudiante tuvo la necesidad de aprender un oficio. Y su padre lo impulsó a dedicarse a la relojería porque la consideraba una profesión con un futuro real. A la edad de 19 años trabajó con el relojero Günter Jauns y después pasó un año y medio en una relojería rural en Fehmarn, una isla frente a la costa noreste de su Alemania natal.
Jack Heuer, un "pillo" en el mejor de los sentidos
Tras crear algunos de los modelos más icónicos de la relojería mundial, como el Carrera o el Autavia, el inquieto Jack deseaba dar un golpe de efecto en su sector. En sus propias palabras:"Hasta la introducción del Monaco, todos los relojes Heuer habían sido redondos, debido a la falta de resistencia al agua en las cajas cuadradas o las de tipo tonneau. Empezamos a buscar nuevos diseños y un fabricante de cajas llamado Piquerez nos mostró su nuevo sistema de impermeabilización para cajas cuadradas. La clave de su éxito fueron cuatro muescas que se encajaban en la parte posterior y creaban resistencia al agua a través de la tensión".
Esta era una técnica completamente nueva y patentada, y Heuer negoció con Piquerez por su exclusividad. Por lo tanto, el Monaco no solo fue el primer cronógrafo automático cuadrado; también fue la primera caja de reloj de cronógrafo cuadrado resistente al agua.
Una caja cuadrada Piquerez Compressor de primera serie para un calibre de 3 agujas
Y una ya para un calibre con cronógrafo montada en una base de comprobación Heuer
Y una ya para un calibre con cronógrafo montada en una base de comprobación Heuer
Jack Heuer, que era campeón suizo de esquí, estaba enganchado a los deportes y entendía claramente la importancia del cronometraje. Los directores de equipo y los comisarios de pista de competiciones automovilísticas llamaban a su puerta para obtener instrumentos de cronometraje cada vez más precisos. Los temporizadores Heuer montados en el salpicadero ya se utilizaban en la aviación y en coches de carreras. Los legendarios temporizadores Monte Carlo se pusieron de moda en los coches de rally tales como Mini y Porsche. El siguiente movimiento, sin embargo, fue en la F1 y esto se produjo a través de conversaciones con su buen amigo y piloto suizo Jo Siffert. Por suerte, Siffert tenía un concesionario de Porsche en Freiburg y también estaba seleccionando coches y pilotos especialistas para el rodaje del mítico film Le Mans. Siffert estaba ganando una gran cantidad de dinero fácil porque había comprado todos los coches para la película y luego los alquiló por 5.000 dólares semanales a Solar Productions... (más tarde los vendió como "estrellas de cine" por una cantidad indecente, pero esa es otra historia).
Jo Siffert, excelente piloto y todavía mejor empresario, en la sede de Heuer
Steve McQueen, que interpretaba al personaje principal, supo de inmediato que su nuevo amigo Jo Siffert era el piloto ideal de sport-prototipos de resistencia. Para las escenas de acción del Porsche 917 Gulf, Steve McQueen quería ser lo más fiel posible al original e insistió en usar el mono de Siffert con un gran logotipo de "Chronograph Heuer" en el pecho. Cuando el oportunista suizo se enteró de que McQueen había optado por su mono de carreras, se le encendió una luz al instante: Siffert llamó a su amigo Jack Heuer y le dijo que sería ideal si la mayor cantidad posible de personajes del film usaran un cronógrafo Heuer, y muy especialmente el actor principal. No hubo que decírselo a Jack dos veces. Y aquí es donde entra en escena Gerd-Rüdiger Lang.Un joven Gerd Lang luciendo un antiestético parche de su empresa sobre su americana, junto a un precioso 911 y el "dandy" Siffert, en el concesionario Porsche de éste último
Heuer sabía que Lang era un apasionado del automovilismo, ya que durante los fines de semana ejercía como cronometrador oficial por parte de la marca en las citas de la F1. Así que le encargó que recogiera una caja en la sede de Suiza con 20 relojes y la llevara a Le Mans. Lang se apresuró a ir a Biel en su Alfa Spider, recogió la caja y condujo hasta el circuito, no sin tener que pagar antes hasta el último céntimo de impuestos en la frontera entre ambos países.
En la caja había parches y adhesivos de Heuer, así como dos cronómetros de mano, además de los cronógrafos propiamente dichos: seis Autavia, seis Carrera y seis Monaco. Esos relojes Heuer estuvieron presentes durante un fantástico total de 16 minutos en la película y este papel protagonista sin duda ayudó a crear la leyenda que ahora rodea al Monaco.
"The King of Cool", las 24 Horas de Le Mans y un Monaco... ¿se puede pedir más en una sola imagen?
Después de que Heuer cerrara su oficina en München (Munich) a principios de la década de 1980, Lang fundó Chronoswiss en 1983. Si escogió ese nombre fue porque, por un lado, ya había una marca de relojes importante con un nombre similar. Pero la auténtica razón de peso es que era un auténtico experto en el complejo micromundo de los cronógrafos.
Chronoswiss comenzó su vida en un momento crucial para la relojería suiza. En 1983 la gran novedad de la industria relojera helvética fue la presentación del Swatch, un reloj de plástico y de cuarzo que era desechable. Ese mismo año Lang decidió ir en la dirección contraria: se arriesgó a fundar una marca tradicional, creando relojes mecánicos en un momento en que todos los demás parecían estar avanzando hacia la tecnología del cuarzo.
La marca estableció rápidamente una identidad clara. Los códigos del diseño clásico de la relojería y la predilección por el bisel del tipo "moneda" aseguraron que el reloj Chronoswiss destacara en la muñeca. Por si fuera poco Lang fue el primer relojero en instalar un fondo visto en un reloj de muñeca ya en su primer modelo de 1982. Le pareció natural mostrar la belleza intrínseca de esas maravillas de la micromecánica que albergaban sus relojes.
En 1988, Chronoswiss debutó con un modelo que les ganaría la aclamación de la crítica y también sería enormemente importante en la definición de la imagen de la marca. Ese modelo era, por supuesto, el Régulateur. Con sus elegantes subdiales para horas, minutos y segundos, el Régulateur se desarrolló inicialmente como un cronómetro excepcionalmente preciso y ha perdurado como uno de los diseños de dial más icónicos de todos los tiempos. Es preciso destacar que este diseño no se produjo en serie hasta el debut del modelo de Chronoswiss.
El Régulateur original de 1988 de Chronoswiss mostrando el equilibrio ideal de todos sus componentes
La comunidad relojera tampoco olvidará su reloj Opus de 1995, que fue el primero en incorporar un subdial indicador de la fecha en un cronógrafo automático esqueletizado:
Un esqueletizado que, por una vez, bien merece estar en cualquier colección de prestigio
Como vemos Lang era, por encima de todo, un enamorado de los cronógrafos. Gracias a su experiencia trabajando con ellos en Heuer, Lang se inspiró continuamente en la medición precisa del tiempo. Esta pasión y la del motor dieron pie a los primeros anuncios de Chronoswiss, que muestran a Lang al volante de su Jaguar XK120, a veces con su hija Natalie, también relojera, en el asiento del acompañante.
Gerd Lang al volante de su querido Jaguar XK 120 de aluminio, con una discreta publicidad de su marca Chronoswiss y su lema "Fascinación por la mecánica"
Teniendo en cuenta todo eso, no es de extrañar que muchos de los relojes de Lang tengan mucho que ver con una época en la que los cronómetros gobernaban el mundo del deporte. Las carreras y los rallyes formaron gran parte de su filosofía de diseño. De hecho, su modelo Boardmaster/Wristmaster, que consiste en un reloj convencional y un cronómetro con subdiales de 30 minutos y 12 horas, cada uno en su propia caja y montado uno al lado del otro (para la muñeca o el salpicadero), es una de las creaciones más personales de Chronoswiss.
Uno de esos "imposibles" de mi corta lista de malqueridos...
Lo que muchos desconocen es que Lang reunió la colección más completa de cronógrafos del mundo, con más de 1000 piezas. El amor de Lang por los cronógrafos floreció durante su tiempo en Heuer, ya que fue allí donde vivió el nacimiento del cronógrafo automático de primera mano cuando Heuer enfrentó su Calibre 11 contra El Primero de Zenith y, sin saberlo, el Calibre 6139 de Seiko. Un ejemplo de cada uno de estos tres cronógrafos estaba, por supuesto, representado en su extensa colección.
La colección de cronógrafos vintage de Lang era tan amplia que cuando Jack Heuer comenzó a buscar cronógrafos del pasado de la marca, el primer lugar al que acudió fue la colección de Lang, el cual proporcionó generosamente a Heuer varios de sus relojes para el propio museo de la marca.Precioso es poco...
Ya en ese momento, Lang se ocupó de los cronógrafos más allá del interés profesional: su historia, diversas versiones y diseños, y el mantenimiento de su considerable colección lo habían convertido en un verdadero experto. Tanto que incluso es el autor de una obra antológica sobre el tema:
Ya estás tardando en comprarlo para tu colección...
Lang vendió Chronoswiss a los entusiastas de los relojes Oliver y Eva Ebstein en 2012, pero nunca se alejó de la relojería. Continuó su participación como mentor de la marca Lang 1943, además de continuar escribiendo extensamente sobre cronógrafos, su gran amor y su especialidad.
Me gustaría terminar con una frase de Lang que resume de forma excepcional su filosofía:
"Todos los relojes que he creado los hice primero para mí, no para los demás. Soy relojero, no empresario, y estos son mis juguetes. Los hago para mí y cuando son buenos, hago más."
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