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Filosofando: El Reloj. Hilo en torno a aquello que va más allá de lo tangible.

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Filosofando en torno al Reloj.
(intento de abrir un hilo en torno a aquello que va más allá de lo meramente físico, la pasión o la estética: crear un hilo en torno a textos que “giran” aparte de sobre una esfera, sobre palabras… )
EmilioCl.

En 1962, Julio Cortázar publicó «Historias de Cronopios y Famas». En este compilado de relatos cortos, encontramos una serie de instrucciones sobre muchas cosas: desde cómo llorar, cómo subir una escalera o cómo dar cuerda a un reloj.
Ahora que acabo de hacerme forero y que amo los relojes casi por obligación, como ya expliqué en mi presentación, me gustaría mezclar el texto, la palabra, la herramienta principal de mi profesión con este coleccionismo y recordar a mi padre cuando me dijo “Emilio, no posees un reloj, éste te posee a ti, al comprarlo adquieres una obligación de por vida”, ahora lo entiendo… y no puedo evitar el recordar el «Preámbulo a las Instrucciones para dar Cuerda al Reloj». Es un texto que invita a pensar en el paso del tiempo: quién es el «sujeto del tiempo» y quién es el «sujetado por el tiempo». ¿Quién es el que manda? ¿Yo que soy el dueño del reloj (y de mi tiempo) o el reloj que me exige que lo vea y me someta al tiempo?
En el primer caso, somos nosotros quienes parece que dominamos nuestro tiempo y necesitamos de un reloj para hacer rendir las horas. Tal vez sí. Pero Cortázar recalca cómo un objeto -el reloj-, puede representar una marca, un estilo de vida, una serie de aspiraciones o la pertenencia a una comunidad de personas. En este caso el reloj no sólo da la hora, da estatus, muestra una posición social con la qué compararme con otros: «ya tengo el nuevo reloj». Cuando esto sucede, el sujeto es suplantado por el objeto: ahora es el reloj quien expresa la identidad, quien marca el ritmo y las aspiraciones de la persona. Ahora la persona es el objeto y el reloj el sujeto.

Este riesgo no se vincula sólo a las cosas que poseemos como marcas de identidad. Tiene que ver con algo más radical. Si ponemos atención, en muchas ocasiones nuestra libertad se ve exigida a decidir en un contexto no controlado o decidido por nosotros mismos. Cortazar lo expreso de manera muy culta, mi padre se limito a decirlo a”su manera” siempre seria pero amable, amaba los relojes…
De tal manera Cortázar pone ante nosotros esta pregunta ¿quién controla a quién? ¿Controlo yo mi tiempo o soy controlado por él? El escritor argentino condensa este problema en sus «Instrucciones para dar cuerda a un reloj» y en su «Preámbulo» de esta manera: cuando o regales un reloj, piensa que en esa persona se vive una tensión entre ser actor o espectador de su propia vida.

Aquí va el «Preámbulo a las Instrucciones para dar cuerda al reloj»:



Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

EmilioCl.
(intento de abrir un hilo en torno a aquello que va más allá de lo meramente físico, la pasión o la estética: crear un hilo en torno a textos que “giran” aparte de sobre una esfera, sobre palabras… )
EmilioCl.

En 1962, Julio Cortázar publicó «Historias de Cronopios y Famas». En este compilado de relatos cortos, encontramos una serie de instrucciones sobre muchas cosas: desde cómo llorar, cómo subir una escalera o cómo dar cuerda a un reloj.
Ahora que acabo de hacerme forero y que amo los relojes casi por obligación, como ya expliqué en mi presentación, me gustaría mezclar el texto, la palabra, la herramienta principal de mi profesión con este coleccionismo y recordar a mi padre cuando me dijo “Emilio, no posees un reloj, éste te posee a ti, al comprarlo adquieres una obligación de por vida”, ahora lo entiendo… y no puedo evitar el recordar el «Preámbulo a las Instrucciones para dar Cuerda al Reloj». Es un texto que invita a pensar en el paso del tiempo: quién es el «sujeto del tiempo» y quién es el «sujetado por el tiempo». ¿Quién es el que manda? ¿Yo que soy el dueño del reloj (y de mi tiempo) o el reloj que me exige que lo vea y me someta al tiempo?
En el primer caso, somos nosotros quienes parece que dominamos nuestro tiempo y necesitamos de un reloj para hacer rendir las horas. Tal vez sí. Pero Cortázar recalca cómo un objeto -el reloj-, puede representar una marca, un estilo de vida, una serie de aspiraciones o la pertenencia a una comunidad de personas. En este caso el reloj no sólo da la hora, da estatus, muestra una posición social con la qué compararme con otros: «ya tengo el nuevo reloj». Cuando esto sucede, el sujeto es suplantado por el objeto: ahora es el reloj quien expresa la identidad, quien marca el ritmo y las aspiraciones de la persona. Ahora la persona es el objeto y el reloj el sujeto.

Este riesgo no se vincula sólo a las cosas que poseemos como marcas de identidad. Tiene que ver con algo más radical. Si ponemos atención, en muchas ocasiones nuestra libertad se ve exigida a decidir en un contexto no controlado o decidido por nosotros mismos. Cortazar lo expreso de manera muy culta, mi padre se limito a decirlo a”su manera” siempre seria pero amable, amaba los relojes…
De tal manera Cortázar pone ante nosotros esta pregunta ¿quién controla a quién? ¿Controlo yo mi tiempo o soy controlado por él? El escritor argentino condensa este problema en sus «Instrucciones para dar cuerda a un reloj» y en su «Preámbulo» de esta manera: cuando o regales un reloj, piensa que en esa persona se vive una tensión entre ser actor o espectador de su propia vida.

Aquí va el «Preámbulo a las Instrucciones para dar cuerda al reloj»:



Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

EmilioCl.
 
Grande Julio cronopio!
 
Gracias Emilio por el texto de "Cortázar".Es bellísimo y tiene toda a razón.Yo también soy novato y me encantan los relojes.Y sin tener uno en la muñeca izquierda, voy como desnudo...pero "filosofando", me gusta mas la libertad.Y no me imagino un paraíso con relojes...
 
Madre mia Emilio!!!!, justo acabo de comer, me preparo un café, le pongo un chorrito de whisky, que demonios!!!!!!, es fin de semana!!!!!, me siento en el sofá, y tranquilamente, leo lo que has publicado...

Tengo una sonrisa de oreja a oreja.

GRACIAS
 
Me ha encantado el texto Emilio. Muchas gracias.
 
Gracias por alegrarme la tarde, ojalá sigamos pudiendo leer lo que escribas.....
 
Realmente me ha encantado, sentí que cada palabra me identificaba, de pronto sentí que verdaderamente se adquiere la obligación y al mismo tiempo el placer de hacer latir ese corazón que va colgado de nuestra muñeca...
Muchas gracias.
Saludos.
 
Me gusto mucho. Emilio...
 
Filosofando en torno al Reloj.
(intento de abrir un hilo en torno a aquello que va más allá de lo meramente físico, la pasión o la estética: crear un hilo en torno a textos que “giran” aparte de sobre una esfera, sobre palabras… )
EmilioCl.

En 1962, Julio Cortázar publicó «Historias de Cronopios y Famas». En este compilado de relatos cortos, encontramos una serie de instrucciones sobre muchas cosas: desde cómo llorar, cómo subir una escalera o cómo dar cuerda a un reloj.
Ahora que acabo de hacerme forero y que amo los relojes casi por obligación, como ya expliqué en mi presentación, me gustaría mezclar el texto, la palabra, la herramienta principal de mi profesión con este coleccionismo y recordar a mi padre cuando me dijo “Emilio, no posees un reloj, éste te posee a ti, al comprarlo adquieres una obligación de por vida”, ahora lo entiendo… y no puedo evitar el recordar el «Preámbulo a las Instrucciones para dar Cuerda al Reloj». Es un texto que invita a pensar en el paso del tiempo: quién es el «sujeto del tiempo» y quién es el «sujetado por el tiempo». ¿Quién es el que manda? ¿Yo que soy el dueño del reloj (y de mi tiempo) o el reloj que me exige que lo vea y me someta al tiempo?
En el primer caso, somos nosotros quienes parece que dominamos nuestro tiempo y necesitamos de un reloj para hacer rendir las horas. Tal vez sí. Pero Cortázar recalca cómo un objeto -el reloj-, puede representar una marca, un estilo de vida, una serie de aspiraciones o la pertenencia a una comunidad de personas. En este caso el reloj no sólo da la hora, da estatus, muestra una posición social con la qué compararme con otros: «ya tengo el nuevo reloj». Cuando esto sucede, el sujeto es suplantado por el objeto: ahora es el reloj quien expresa la identidad, quien marca el ritmo y las aspiraciones de la persona. Ahora la persona es el objeto y el reloj el sujeto.

Este riesgo no se vincula sólo a las cosas que poseemos como marcas de identidad. Tiene que ver con algo más radical. Si ponemos atención, en muchas ocasiones nuestra libertad se ve exigida a decidir en un contexto no controlado o decidido por nosotros mismos. Cortazar lo expreso de manera muy culta, mi padre se limito a decirlo a”su manera” siempre seria pero amable, amaba los relojes…
De tal manera Cortázar pone ante nosotros esta pregunta ¿quién controla a quién? ¿Controlo yo mi tiempo o soy controlado por él? El escritor argentino condensa este problema en sus «Instrucciones para dar cuerda a un reloj» y en su «Preámbulo» de esta manera: cuando o regales un reloj, piensa que en esa persona se vive una tensión entre ser actor o espectador de su propia vida.

Aquí va el «Preámbulo a las Instrucciones para dar cuerda al reloj»:



Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

EmilioCl.
(intento de abrir un hilo en torno a aquello que va más allá de lo meramente físico, la pasión o la estética: crear un hilo en torno a textos que “giran” aparte de sobre una esfera, sobre palabras… )
EmilioCl.

En 1962, Julio Cortázar publicó «Historias de Cronopios y Famas». En este compilado de relatos cortos, encontramos una serie de instrucciones sobre muchas cosas: desde cómo llorar, cómo subir una escalera o cómo dar cuerda a un reloj.
Ahora que acabo de hacerme forero y que amo los relojes casi por obligación, como ya expliqué en mi presentación, me gustaría mezclar el texto, la palabra, la herramienta principal de mi profesión con este coleccionismo y recordar a mi padre cuando me dijo “Emilio, no posees un reloj, éste te posee a ti, al comprarlo adquieres una obligación de por vida”, ahora lo entiendo… y no puedo evitar el recordar el «Preámbulo a las Instrucciones para dar Cuerda al Reloj». Es un texto que invita a pensar en el paso del tiempo: quién es el «sujeto del tiempo» y quién es el «sujetado por el tiempo». ¿Quién es el que manda? ¿Yo que soy el dueño del reloj (y de mi tiempo) o el reloj que me exige que lo vea y me someta al tiempo?
En el primer caso, somos nosotros quienes parece que dominamos nuestro tiempo y necesitamos de un reloj para hacer rendir las horas. Tal vez sí. Pero Cortázar recalca cómo un objeto -el reloj-, puede representar una marca, un estilo de vida, una serie de aspiraciones o la pertenencia a una comunidad de personas. En este caso el reloj no sólo da la hora, da estatus, muestra una posición social con la qué compararme con otros: «ya tengo el nuevo reloj». Cuando esto sucede, el sujeto es suplantado por el objeto: ahora es el reloj quien expresa la identidad, quien marca el ritmo y las aspiraciones de la persona. Ahora la persona es el objeto y el reloj el sujeto.

Este riesgo no se vincula sólo a las cosas que poseemos como marcas de identidad. Tiene que ver con algo más radical. Si ponemos atención, en muchas ocasiones nuestra libertad se ve exigida a decidir en un contexto no controlado o decidido por nosotros mismos. Cortazar lo expreso de manera muy culta, mi padre se limito a decirlo a”su manera” siempre seria pero amable, amaba los relojes…
De tal manera Cortázar pone ante nosotros esta pregunta ¿quién controla a quién? ¿Controlo yo mi tiempo o soy controlado por él? El escritor argentino condensa este problema en sus «Instrucciones para dar cuerda a un reloj» y en su «Preámbulo» de esta manera: cuando o regales un reloj, piensa que en esa persona se vive una tensión entre ser actor o espectador de su propia vida.

Aquí va el «Preámbulo a las Instrucciones para dar cuerda al reloj»:



Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

EmilioCl.

Estimado emilio. Pues te felicito por el hilo. Una gran reflexión con una cita formidable del gran Julio. El tema del tiempo y los relojes ha sido abordado por inmumerables escritores y ensayistas de América Latina: Borges, Bioy Casares, Jorge Amado, Clarice Lispector - una maestra en el caleidoscopio del tiempo cruel y arbitrario; Carlos Fuentes,Augusto Monteroso, Oliverio Girondo, Nora Lange, la enorme y misteriosa Olga Orozco; la alucinante y metafórica Alejandra Pizarnik: en ella el tiempo son tiempos en desquiciada construcción, un vaivén subjetivo de mosaicos y entretelas vivenciales, donde las urdimbres cotidianas dan paso a un aquelarre constante de atropellados sentimientos.
Te felicito por el hilo. Y por favor, sigue así....

Buen fin de semana

seren
 
Encima animadle

Un día viajaremos tu y yo en esa mágica nave espacial desde donde se hizo la foto de tu avatar... te imagino guapo, de cabellos ensortijados y ojos réprobos....
 
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