J. Onale
In memoriam
Sin verificar
Ayer martes estuve por la capital de España, y me acerqué a la calle Arganda.
Fui a ver a D. Pedro con el fin de saludarle y recoger unos relojes que había dejado hace unas semanas para su reparación: un Omega, un Girard P., un Eterna M. y un "catalina" del siglo XIX.
Tras mi agradable sorpresa por los arreglos y la pulcritud de sus ahora acabados -parecían los relojes como nuevos-, D. Pedro me invitó a unas cervecitas con sucintas tapas.
¿Qué decir?, pues que como siempre, y dejando aparte su gran profesionalidad, D. Pedro se portó como lo que es, un caballero.
¡Muchas gracias, D. Pedro!
Fui a ver a D. Pedro con el fin de saludarle y recoger unos relojes que había dejado hace unas semanas para su reparación: un Omega, un Girard P., un Eterna M. y un "catalina" del siglo XIX.
Tras mi agradable sorpresa por los arreglos y la pulcritud de sus ahora acabados -parecían los relojes como nuevos-, D. Pedro me invitó a unas cervecitas con sucintas tapas.
¿Qué decir?, pues que como siempre, y dejando aparte su gran profesionalidad, D. Pedro se portó como lo que es, un caballero.
¡Muchas gracias, D. Pedro!
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