cronopios
Milpostista
Sin verificar
Hola compañeros, Este reloj también llegó en Reyes
Maestro relojero Moricand Geneva (para el mercado inglés). FECHA: C. 1750.
CAJA: Doble caja en oro de dos colores de 20k. La externa cuajada de brillantes en todo su perímetro, anterior y posterior, con esmalte representando a una mujer joven, con gran nitidez y muy buena conservación. La caja interior realizada en oro liso. Numerada (nº 11223) con el mismo número en las dos cajas. MÁQUINA: Latón dorado de platina plena. Pilares de sección cuadrangulares. Nº 11223 ESCAPE: De paletas (rueda catalina) y regulador sobre esfera de plata. TAMAÑO: 4 cm. Peso 60, gramos.
Pocos son los que pueden sustraerse al hechizo de estos mecanismos antiguos, especialmente al comprobar su marcha, que procede de tan lejos. Quedan alucinados al descubrir, en el ritual baile de los siete velos que representa la apertura de la caja, el desnudo conjunto de ruedecillas que palpitan con su vida inquietante. No deja de ser significativo que se llame “esqueleto” al reloj que descubre, impúdicamente su movimiento. Yo todavía en ocasiones caigo en el poder hipnótico de su inquietante modo de funcionar y de su sonido característico.
Maestro relojero Moricand Geneva (para el mercado inglés). FECHA: C. 1750.
CAJA: Doble caja en oro de dos colores de 20k. La externa cuajada de brillantes en todo su perímetro, anterior y posterior, con esmalte representando a una mujer joven, con gran nitidez y muy buena conservación. La caja interior realizada en oro liso. Numerada (nº 11223) con el mismo número en las dos cajas. MÁQUINA: Latón dorado de platina plena. Pilares de sección cuadrangulares. Nº 11223 ESCAPE: De paletas (rueda catalina) y regulador sobre esfera de plata. TAMAÑO: 4 cm. Peso 60, gramos.
Pocos son los que pueden sustraerse al hechizo de estos mecanismos antiguos, especialmente al comprobar su marcha, que procede de tan lejos. Quedan alucinados al descubrir, en el ritual baile de los siete velos que representa la apertura de la caja, el desnudo conjunto de ruedecillas que palpitan con su vida inquietante. No deja de ser significativo que se llame “esqueleto” al reloj que descubre, impúdicamente su movimiento. Yo todavía en ocasiones caigo en el poder hipnótico de su inquietante modo de funcionar y de su sonido característico.