Otra cosa que hay en mi casa desde siempre son gallinas. Sé que mascotas mascotas... no son. ¿O sí?. Hace unos 15 años una niña de unos familiares se encaprichó de un pollito que se llevaron a su piso de Málaga. Con el tiempo los vecinos les advirtieron que ese pollito era un macho que tenía a todo el piso soliviantado con el cante matutino, vespertino y nocturno. Así que volvió a casa, pero ya no era un gallo normal, le encantaba el cariño de los humanos y se te podía sentar en el respaldo de tu silla mientras te observaba comer (si te descuidabas se ponía a comer contigo). Qué orgulloso se le veía cuando se vio como único gallo del gallinero con sus niñas, las paseaba incluso lejos, pero de vez en cuando nos las traía a casa para que las viéramos.
Era un cachondo y fue indultado hasta su muerte por edad. Lástima que no tenga ni una foto de él, se llamaba Pitu. Estos son los ejemplares que hay por aquí ahora, están libres todo el día hasta que se recogen por la noche.
Son una fuente de carne y huevos de la máxima calidad, pues en la huerta que están no se aplican productos fito-sanitarios.
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