rafagil
De la casa
Sin verificar
Ya lo avisé en éste hilo: https://relojes-especiales.com/threads/qué-hago-tiro-pa-alante-o-al-cajón-del-olvido.473233/
Tenía muy claro que sólo había dos caminos: cambiar la máquina original por otra cualquiera, fuere la que fuese, o relegarlo al cajón de los lápices sin punta y de los llaveros del Mundial 82. También había una falsa posibilidad: recuperar el más triste de los calibres imaginables y comenzar una colección de monstruosidades inutilizables que no le pueden interesar a nadie, empezando por mí mismo, que soy el primer y último interesado.
Finalmente el famoso mago don PedroA accedió a la fechoría, encontró un calibre de época que coincidía en tamaño y en centro de segundera, reubicó las patillas de sujeción del dial, y lo que me parece más fascinante y heroico: alargó el cañón de minutos porque rozaba las aguja minutera con la segundera.
Y ustedes se preguntarán: Y todo eso, ¿pa qué? (interrogación algo estúpida y pueril, si bien es una hermosa puerta de entrada al mundo de la filosofía)
Pues ya les cuento: Todo eso, para recuperar un reloj que me costó 5€ en el mercadillo de mi pueblo, por lo que no hubo gastos de envío.
Alguien de mente sagaz y despejada se dirá: ¡Pues lo mismo le sale más caro el collar que el perro!, y no dude que es verdad. Pero que tampoco dude que a mí me fascinan los perros callejeros, y que por salvar a un chucho de estos soy capaz de gastar lo que sea en una prótesis de cadera, un collar del Tous o un riñón bifocal.
Qué? Pa que me encierren, no?
Pos eso.
Tenía muy claro que sólo había dos caminos: cambiar la máquina original por otra cualquiera, fuere la que fuese, o relegarlo al cajón de los lápices sin punta y de los llaveros del Mundial 82. También había una falsa posibilidad: recuperar el más triste de los calibres imaginables y comenzar una colección de monstruosidades inutilizables que no le pueden interesar a nadie, empezando por mí mismo, que soy el primer y último interesado.
Finalmente el famoso mago don PedroA accedió a la fechoría, encontró un calibre de época que coincidía en tamaño y en centro de segundera, reubicó las patillas de sujeción del dial, y lo que me parece más fascinante y heroico: alargó el cañón de minutos porque rozaba las aguja minutera con la segundera.
Y ustedes se preguntarán: Y todo eso, ¿pa qué? (interrogación algo estúpida y pueril, si bien es una hermosa puerta de entrada al mundo de la filosofía)
Pues ya les cuento: Todo eso, para recuperar un reloj que me costó 5€ en el mercadillo de mi pueblo, por lo que no hubo gastos de envío.
Alguien de mente sagaz y despejada se dirá: ¡Pues lo mismo le sale más caro el collar que el perro!, y no dude que es verdad. Pero que tampoco dude que a mí me fascinan los perros callejeros, y que por salvar a un chucho de estos soy capaz de gastar lo que sea en una prótesis de cadera, un collar del Tous o un riñón bifocal.
Qué? Pa que me encierren, no?
Pos eso.