Que emotivo relato compañero, tienes un arte para la prosa, del cual yo carezco, soy mas simple que el mecanismo de unas maracas.
Y me identifico con mucho de lo comentas que viviste de joven, yo, de este lado del Atlantico, en un colegio fundado por un exiliado español un gran maestro, Don Aurelio Janeiro, me has hecho soltar una sonrisa con el detalle de los zapatos, efectivamente, solo teniamos los zapatos del "diario" y los "buenos" para "dominguear" como decimos en Mexico para referirnos a la ropa y calzado de gala, recuerdo llegar de la escuela, comer , hacer "la tarea" como llamamos a los "deberes" de ustedes ( que raro es que hablan ustedes
), y luego salir a la calle a jugar , futbol, beisbol, elevar papalotes , "palomas" les llamabamos, jugar a canicas, trompo, dependiento de la epoca del año, etc, sin moviles, sin preocupaciones y como bien apuntas al oscurecer, llegaba la hora de despedirnos de los amigos de la calle y retornar a casa, bañarme, cenar y dormir, pues entraba a las 7 am.
De esa epoca recuerdo un reloj, un Sanyo digital, que me regalo un tio, y que tiempo despues, jugando un "tapo" lo perdi, pero gane un Timex.
El "tapo" era un juego de apuesta de mi adolescencia, y el nombre se referia a que la apuesta que se hacia, con la mano cubriendo el reloj, "tapandolo", de ahi el nombre, el desafiante decia "tapo", con la mano cubriendo el reloj, y si la otra parte aceptaba, tambien cubriendo el reloj, se procedia a intercambiar los relojes, el honor de jugador primaba, no se aceptaban arrepentimientos ni deshacer el "tapo", asi perdi el Sanyo digital, me hice con un Timex, que despues lo jugue y obtuve un Orient, que un tio me cambio por un Casio, mi primer Casio, pero no logro recordar con precision los modelos.
Ufff, que recuerdos estimado compañero, tu parrafo me ha hecho soltar una risa complice y evocar a mis amigos de esa epoca, Pedro, "el perro", Antonio, " el negro", Souza, "cholin", Miguel Angel, " la marrana", Antonio, " el zonzo", Hermenegildo, "meme" , y varios mas que se me escapan, no diré como me apodaban, porque , perfida memoria, lo he olvidado,
Que recuerdos de tiempos felices en mi ciudad natal, Cordoba, en el sureste mexicano.