Sería un largo debate y es un tena interesante que puede tener muchas interpretaciones y matices desde el ángulo o punto de vista desde el que se mire.
Has dado una marca e importe dentro de tu argumento, me parece oportuno el importe. Sirve para hablar de relojes de más de 1.000.000€ y vamos a ello...
Implicados aquí hay dos factores básicos, vendedor y comprador. Aquí algunos podrán pensar que falta el intermediario, que suele ser muchas veces el que manipula o altera precios en función del mercado, pero es también a su vez un vendedor.
El vendedor establece sus recursos obedeciendo la estrategia para optimizar el rendimiento comercial de su producto en base a sus intereses.
El comprador que entra en esta liga de precios, el que puede pagar el importe final cuando este es prohibitivo, impensable o absurdo para otros, la gran mayoría del mundo (hablo del precio que un fabricante pide, RM en el caso que citas, o el que el mercado especulativo va inflando según tantea el mercado), lo hará por cuestiones emocionales o incluso como refugio de valor en ciertos casos aconsejado incluso por su equipo de asesores de inversión o gestión. No le demos vueltas, determinados relojes son buenas inversiones, y ganan enteros conociendo bien el mercado. Pero estamos hablando de relojes que suponen invertir de medio a un millón de euros en algunos casos.
Del primer grupo, comprador, hay una élite económica, más de lo que parece e incluso, bastantes más de los que puedas imaginar, que son nuevos multimillonarios. Estos compran por "capricho" un reloj que el 99% del resto no podría permitirse jamás ni ahorrando 10 vidas. Otros de esta élite lo hacen porque les gustan y los valoran.
Pero siempre, las cosas se ven más nítidas y claras cuando vemos el panorama desde una lente que no enfoque desde ninguna de las partes implicadas directa o indirectamente en este mercado.
Un negocio empresarial que quiera tener recorrido debe haber hecho un estudio previo de mercado, analizar sus costes y recursos, estudiar sus gastos, etc... Si hasta para abrir un simple bar de comida de barrio pequeño es fundamental realizar un proceso de escandallo, no hace falta comentar más.
Hemos leído mucho y hemos visto las consecuencias muchas veces de la crisis del sector de lujo de la alta relojería Suiza y las manufacturas. Resultado de la misma ha sido incluso la consecuencia de que ciertas marcas hayan sido adquiridas por grandes grupos de la globalización del mercado de lujo (Richemond, LVMH, Kering, Swatch Group, etc...)
Pero dicho todo lo anterior podremos ver o no de "romántica" o "absurda" forma la situación, pero una cosa es incuestionable. El mercado da el valor real a las cosas con tiempo.
El Sr. Richard Mille ha elevado a la máxima potencia (algunos dirán que ha "exacerbado" tal vez), la demostrada y testada teoría comercial que el Sr. Jean-Claude Biver ha venido realizando con éxito en su trayectoria comercial de gestión en marcas de alta gama y lujo de la relojería (lo que hizo con Blancpain lo dejamos para otro día...).
Cuando estuvo al frente de Hublot tuvo el objetivo de hacer ganar prestigio y exclusividad a la marca.
En Hublot se reunió con el equipo de producción y comercialización.
Hizo estas dos preguntas, seguramente más, pero para concretar, estas dos;
1- "¿Cuantas unidades de x modelo limitado que vamos a hacer podríamos fabricar?"
2- "¿Cuanto dinero nos cuesta y en cuanto podriamos vender?"
Obtenidas las respuestas a sus dos preguntas del equipo de Hublot, el Sr Biver dio las directrices que implantó como política comercial en la marca.
A la primera dijo, haremos la mitad. A la segunda, pediremos el doble.
Este señor rescató a Hublot del olvido y posible quiebra.
Dicho todo esto, y aunque a mi la relojería me fascina (si, de poder permitirme un reloj de medio o 1 millón de euros me lo compraría, aunque sé que reloj sería y no sería un RM), debo ser sensato y decir que veo cada vez más absurdo el panorama. Por mi trabajo tengo contacto puntual con clientes de la élite comercial, alguno incluso aparece en la lista Forbes. Y uno en concreto, que viaja mucho y se aloja en los mejores hoteles del mundo a veces manda a su secretario a comprar una botella de agua mineral fuera del hotel para no pagar los 30€ que le costaría allí. Sin embargo este señor ha gastado más de 40 millones de euros en acondicionar un Boeing en el que pasa viajando la mayoría del tiempo. Algunos, por muy ricos que son, son "tacaños" o "ahorradores" para evitar gastar en cosas innecesarias, o que saben pueden conseguir a cinco pasos por la sexta parte de precio como poco (sirva el ejemplo del agua).
Lo queramos admitir o no, el mundo cambia constantemente y estamos en una situación de precios absurda donde poseer un reloj cotizado en acero de gama alta o de marca prestigiosa de manufactura cuesta lo que vale una vivienda modesta (o dependiendo del modelo algo mejor incluso).
Habrá maestros relojeros con auténtico talento que vean valorado su trabajo como obra de arte, pero estoy convencido que al margen de su ego y sentir el "prestigio" y "consolidación" de marca, aguna de estas se deben estar descojonando de lo que pueden algunos llegar a pagar por sus relojes.
La táctica funciona cuando los factores "LUJO", "FAMOSOS" y "PUBLICIDAD" componen la suma. Eso sí, no sirven todos los famosos ni cualquier publicidad. Jacob & Co también esta tirando de esta fórmula aunque con un tipo de cliente más obvio (jeques, deportistas del fútbol, estrellas de rap, etc) y tampoco parece que le vaya mal.
Veremos que hace el mercado con el valor de este producto, el de la gama alta, porque, de momento, no veo que se vaya a regular...