Goldoff
Administrador de RE
Tripulación
Verificad@ con 2FA
Tal como adelantaba en este hilo, un grupo de foreros nos fuimos ayer a Ginebra para ver "en vivo y en directo" todos los relojes concursantes en el Gran Premio de Relojería de Ginebra (GPHG, en sus siglas en francés). Los premios ya se habían concedido la semana pasada, pero la oportunidad de verlos se extendía durante catorce días desde el 1 de noviembre una vez regresados a Ginebra después de un periplo mundial que los ha llevado por varios continentes (Dubai, CDMx, Hong-Kong...).
La cosa empezó pronto: a las 6:35 despegaba nuestro avión (noche cerrada, claro), pero al cabo de un rato se desplegaba un espectáculo que a la mayoría de pilotos ya no impresiona, pero a los simples mortales nos hace abrir la boca con un ooooh... sobre todo si tienes la luna llena de fondo.
Típico recibimiento: el reloj de los FFCC suizos, tan difundido por Mondaine. Por cierto, recordad que el disponéis de transporte público gratuito hasta la ciudad. Sólo tenéis que sacar vuestro billete antes de salir de la zona de recogida de equipajes.
Después de desayunar con Ignacio, forero local (¡un abrazo, Ignacio!) y después también de que Google Maps me hiciera una faena mandándonos a dar un rodeo del todo innecesario (recordad eso también: Google te la puede liar) llegamos al MAH (Museo de Arte e Historia) de Ginebra, un museo que vale una visita por sí mismo. Foto de familia
Una vez dentro -entrada libre- vemos cosas que yo no esperaba. Como el primer reloj horas del mundo realizado por ese genio de la relojería llamado Louis Cottier (pronto un reportaje). Este mecanismo fue después desarrollado por el propio Cotier para Patek Philippe (y para Vacheron Constantin, y para ¡Rolex!) Este, concretamente fue realizado para Baszanger, un joyero muy famoso enla Ginebra de los años 30 del s.XX
Pero había más...
Aunque, claro, estábamos ahí por otro motivo. Y lo que nos encontramos superaba con creces nuestros sueños más atrevidos (iba a decir húmedos): La sala, con todos los relojes literalmente al alcance de la mano ¡¡y vacía!! Lo más parecido a un pase privado.
Los vigilantes sólo se preocupaban de que no pusieras las manos sobre ellos (los relojes). Por lo demás pudimos hacer primerísimos planos, comentar la jugada y consultar características y precios en las tabletas que había en cada mesa.
Un detalle del suelo (en otras salas había tarima de madera, una gozada)
¿Y qué había sobre las mesas? Adivinen
El recién llegado Ming
Por cierto, aprovecho para responder indirectamente un comentario que vi en uno de los hilos anteriores. Podrá gustarte o no algo estéticamente, pero creo que es de ley reconocer el trabajo. Y estas esferas de esmalte son auténticas obras de arte.
Había muchos más relojes y habrá más fotos, por supuesto, pero voy a dejar que las aporten los compañeros porque quiero que sea un hilo coral. Lo que viene a continuación son algunos de los momentos post-visita que -hay que decirlo- pasaron volando. Fuimos a comer fondue suiza (a precio suizo) a Les Armures. Y como lo que molaba era el queso, esto es la raclette que pedimos como aperitivo. Por cierto, a ver si alguno sacó fotos del vino caliente que tomamos como pre-aperitivo). Más fotos después.
Algunas vistas de Ginebra pre y post comida
Como no me decidía por ningún suizo, acabó viniéndose el teutón número uno:
Otro tip de viajero. Si pasas por Ginebra compra chocolate (a precio suizo también). Y si lo compras, hazlo en Martel, de verdad que no te arrepentirás. Como me ha dicho esta mañana un integrante de la expedición, con él cambió un "estás todo el día con tus amigotes" por un "hoooola cari..."
En Ginebra también están apuntados a la compraventa, claro... ¿he dicho ya lo de los precios?
Ya de camino de vuelta para el aeropuerto (diez minutos de tren desde Cornavin) vimos a este Googlemapsman descansando. ¡¡Que mejoren el GPS!!
Y hasta aquí mi crónica de esta visita relámpago a Ginebra con unos más que excelentes compañeros de viaje, del que sólo puedo añadir que salió a pedir de boca. Desde luego no se puede pedir más.
A la espera del resto de fotos.
La cosa empezó pronto: a las 6:35 despegaba nuestro avión (noche cerrada, claro), pero al cabo de un rato se desplegaba un espectáculo que a la mayoría de pilotos ya no impresiona, pero a los simples mortales nos hace abrir la boca con un ooooh... sobre todo si tienes la luna llena de fondo.
Típico recibimiento: el reloj de los FFCC suizos, tan difundido por Mondaine. Por cierto, recordad que el disponéis de transporte público gratuito hasta la ciudad. Sólo tenéis que sacar vuestro billete antes de salir de la zona de recogida de equipajes.
Después de desayunar con Ignacio, forero local (¡un abrazo, Ignacio!) y después también de que Google Maps me hiciera una faena mandándonos a dar un rodeo del todo innecesario (recordad eso también: Google te la puede liar) llegamos al MAH (Museo de Arte e Historia) de Ginebra, un museo que vale una visita por sí mismo. Foto de familia
Una vez dentro -entrada libre- vemos cosas que yo no esperaba. Como el primer reloj horas del mundo realizado por ese genio de la relojería llamado Louis Cottier (pronto un reportaje). Este mecanismo fue después desarrollado por el propio Cotier para Patek Philippe (y para Vacheron Constantin, y para ¡Rolex!) Este, concretamente fue realizado para Baszanger, un joyero muy famoso enla Ginebra de los años 30 del s.XX
Pero había más...
Aunque, claro, estábamos ahí por otro motivo. Y lo que nos encontramos superaba con creces nuestros sueños más atrevidos (iba a decir húmedos): La sala, con todos los relojes literalmente al alcance de la mano ¡¡y vacía!! Lo más parecido a un pase privado.
Los vigilantes sólo se preocupaban de que no pusieras las manos sobre ellos (los relojes). Por lo demás pudimos hacer primerísimos planos, comentar la jugada y consultar características y precios en las tabletas que había en cada mesa.
Un detalle del suelo (en otras salas había tarima de madera, una gozada)
¿Y qué había sobre las mesas? Adivinen
Por cierto, aprovecho para responder indirectamente un comentario que vi en uno de los hilos anteriores. Podrá gustarte o no algo estéticamente, pero creo que es de ley reconocer el trabajo. Y estas esferas de esmalte son auténticas obras de arte.
Había muchos más relojes y habrá más fotos, por supuesto, pero voy a dejar que las aporten los compañeros porque quiero que sea un hilo coral. Lo que viene a continuación son algunos de los momentos post-visita que -hay que decirlo- pasaron volando. Fuimos a comer fondue suiza (a precio suizo) a Les Armures. Y como lo que molaba era el queso, esto es la raclette que pedimos como aperitivo. Por cierto, a ver si alguno sacó fotos del vino caliente que tomamos como pre-aperitivo). Más fotos después.
Algunas vistas de Ginebra pre y post comida
En Ginebra también están apuntados a la compraventa, claro... ¿he dicho ya lo de los precios?
Ya de camino de vuelta para el aeropuerto (diez minutos de tren desde Cornavin) vimos a este Googlemapsman descansando. ¡¡Que mejoren el GPS!!
Y hasta aquí mi crónica de esta visita relámpago a Ginebra con unos más que excelentes compañeros de viaje, del que sólo puedo añadir que salió a pedir de boca. Desde luego no se puede pedir más.
A la espera del resto de fotos.