Me lo encontré cuando buscaba información para la pregunta de Santi sobre el primer cronógrafo. Evidentemente, no contesta a aquella pregunta, pero sí ayuda a comprender que en aquellos tiempos anteriores a la revolución industrial ni siquiera tenía sentido hablar de marcas
En fin, que lo disfrutéis...
Horologium, de Christiaan Huygens
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