rgil
Milpostista
Sin verificar
Este es un Poljot 23 jewels, también marchado a veces como de Luxe o Ultra Slim, con calibre Luch 2209 de 23 Rubíes,
En su época y mas para la Unión Sovietaca, este era un reloj de muy buena calidad.
El calibre, llamado Vympel (Banderín) fue galardonado en 1963 en la Feria Internacional de Leipzig con Diploma y medalla de Oro. Es un calibre muy delgado.
Fabricado entre los años 1961 y 1975, posteriormente se traslada su producción a la Minsk Watch Factory (planta Bielorrusa de Luch) hasta 1979.
En 2004 subí un hilo con una revisión del Calibre. Este hilo perdió hace ya mucho sus imágenes.
En lugar de reponerlas, pensé que después de tantos años, el reloj se merecía una nueva revisión, con su limpieza y aceitado.
En este hilo, al contrario de lo que suelo hacer, veremos primero el desmontaje del reloj.
La manera de desmontar un calibre, y mas siendo vintage, es muy similar en casi todos los calibres. Así que este hilo puede servir como una especie de guía para quien se decida a empezar.
Este es un reloj “water resistent”, esto es, sumergible, (pero solo hasta unos 5 metros).
En estos relojes la tapa posterior cierra a rosca, con junta de goma y la tija sale de la carrura (la caja del reloj) por un tubo metálico, sobre el que asienta la junta de goma de la corona.
Ademas de esto, el plexi lleva en su interior un anillo metálico que refuerza y da presión a su unión con la carrura, para que sea mas hermética.
Todo esto es muy bueno porque mantiene el movimiento mucho mas protegido.
En este tipo de relojes, el movimiento sale por la parte de atrás. En los vintages con la tapa a presión, suele salir por delante, quitando el bisel (el que sujeta el plexi) , que también se sujeta a presión.
Otra peculiaridad es que en los relojes rusos, la tapa trasera de los relojes rusos suele ser en dos partes, por un lado la tapa propiamente dicha y por otro un anillo con la rosca que se sujetará a la carrura.
En este caso, la tapa, por su parte interna tiene un bonito perlado. Aunque este perlado solo lo disfrutara quien se atreva a abrirlo, es también un síntoma de buena calidad. En relojes rusos esto no es muy habitual.
Antes de soltar el movimiento conviene destensar la cuerda del reloj.
Si no se destensa el muelle motor (o muelle real), cuando vayamos a soltar el ancora, esta recibe un golpe y puede deteriorarse.
Esto se hace desbloqueando el trinquete. Con una mano se sujeta el reloj y se empieza el gesto de dar cuerda, mientras con la otra, mediante unas pinzas o un punzón, se empuja el trinquete para que deje de bloquear al rochete. Entonces, acompañamos a la corona para que deslice suavemente hacia atrás, hasta quedar el reloj sin cuerda.
El movimiento se sujeta mediante dos tornillos a un anillo metálico y bastante resistente. Este anillo metálico encaja perfectamente en la carrura y se mantiene firme pues el tape trasero roscado lo empuja hacia delante.
Esto es un signo de calidad en la fabricación, pues también se pueden ver anillos de chapa metálica troquelada, (mucho mas endebles y feos) o incluso anillos de plástico en relojes mas modernos.
Soltamos los dos tornillos y con eso podemos extraer el anillo metálico.
Para sacar el movimiento, hay que soltar primero la tija.
En este caso, estando la tija en su posición de dar cuerda (la mas interna) se presiona sobre el pequeño botón que hay en el movimiento cerca de donde entra la tija, mientras se estira de la corona.
En otros calibres, en general mas antiguos, en lugar de un botón tenían a la vista la cabeza de un tornillo, en esa misma posición y la tija se liberaba al dar dos o dos y media vueltas desenroscando el tornillo. Es importante dar solo esas vueltas y no mas.
La corona debe salir con suavidad.
En un reloj, todas las piezas deben entrar y salir con suavidad, sin hacer fuerza. Si vemos que algo esta muy duro, es señal de que algo está mal o de que nosotros lo estamos haciendo mal.
Con la corona fuera del movimiento, este cae solo con volverlo boca-abajo, colocando algo plano que pare la caída, claro está.
Cuando tenemos fuera el movimiento, hay tres partes, las mas vulnerables y delicadas que conviene retirar primero, para evitar accidentes. Las agujas, el dial y el volante.
Para sacar las agujas hay una herramienta que precisamente se llama “saca-agujas”
Yo compré una cuando empezaba en esto, pero ya hace muchos años que no la utilizo.
Prefiero usar unas palancas, que yo mismo fabriqué con una varilla de latón.
Son muy sencillas y con ellas tengo mas sensibilidad. Me manejo mejor.
Antes de apoyar las palancas (o el saca agujas) la esfera se protege con una hoja de papel o de plástico que lleva una ranura en V para pasar las agujas.
Con las agujas quitadas, se desmonta el dial
El dial lleva dos “pies” por la parte trasera que son atrapados por unos tornillos prisioneros.
En los calibres mas antiguos, los prisioneros son distintos y asoman a través de los puentes del movimiento.
Estos tornillos prisioneros, solo con aflojarlos un poco, liberan el dial. Yo prefiero soltarlos y guardarlos pero también se puede apretarlos nuevamente para evitar que se suelten accidentalmente y se pierdan.
Estos son los pies del dial.
A veces un pie, o los dos, se rompen y es muy enojoso.
Se puede reparar usando cinta adhesiva de dos caras pero a mi, eso me gusta muy poco.
Cada tornillo debe manipularse con el destornillador del tamaño apropiado.
En esta imagen vemos el tornillo prisionero y el tornillo que sujetaba el movimiento al anillo metálico de encaje en la carrura.
Con 5 destornilladores se cubren muy bien los tamaños habituales en relojes de pulsera.
Cada tamaño tiene un color, para diferenciarlo.
El tornillo mas pequeño suele ser el que sujeta el pitón de la espiral, el mas grande suele ser el que sujeta al rochete de trinquete.
Los destornilladores deben de ser de una calidad correcta. No hace falta la mejor, pero si una buena y que tengan las puntas desmontables, porque con el tiempo se deterioran y hay que cambiarlas.
Cuando el dial está retirado, se quitan también la “bata” y la rueda de horas.
Ambas en el centro del movimiento.
Porque ambas se sujetan solo por el dial. Si ahora volcamos el movimiento ambas se caerían solas.
Todas las demás piezas están bien sujetas y no se caerán aunque giremos el movimiento.
Por la parte de atrás, el movimiento es plano (en los automáticos no) y siempre que esté lo bastante horizontal, podemos dejarlo apoyado en una superficie plana sin ningún riesgo. Si lo inclinamos mucho si que podría tocar el volante con la superficie de la mesa, pero sabiéndolo, esto es muy fácil de evitar.
Muchos utilizan una almohadilla especial para dejar el movimiento apoyado sobre su parte trasera, pero esto, aunque si es conveniente, no es estrictamente necesario.
Por la cara de delante sobresalen los cañones o ejes para las agujas. Por tanto, para dejarlo boca-abajo, se usa un “porta-movimientos”. Es un invento muy cómodo.
Este artilugio tiene unos encajes para sujetar movimientos de varios tamaños. Dos tamaños distintos en cada cara.
Lo siguiente que quitamos es el volante.
El volante es una pieza muy delicada y cuanto menos tiempo esté expuesta a posibles accidentes, pues mejor.
Este movimiento lleva anti-choque.
Yo suelo retirar el anti-choque antes de soltar el puente del volante pues para soltarlo, el puente debe estar atornillado en su sitio. Soltarlo ahora, para volver a colocarlo mas tarde, tiene poco sentido.
Existen distintos modelos de anti-choque y cada uno se suelta de una manera distinta.
En este tipo, hay que girar el resorte del anti-choque (esa pieza diminuta que sujeta los rubíes del volante), de manera que uno de los “brazos” de ese resorte, se coloquen frente a la escotadura que les permitirá salir de la ranura donde están encajados.
Este giro se hace sin mas, usando unas pinzas para empujar los brazos del anti-choque.
Yo tengo la precaución de colocar encima del resorte, cuando lo estoy moviendo, una punta de pasta rodico (o Blu tack o similar) para evitar que el resorte o los rubíes puedan salir volando.
Conviene comentar que, en la revisión de un movimiento, el principal peligro no es romper alguna pieza. El principal problema que se suele presentar es “perder” una pieza. Ese miserable resorte del anti-choque, si se pierde, es un autentico desastre que nos puede dejar sin reloj.
Cuando el anti-choque está desmontado, conviene pegar el resorte y los rubíes en un trocito del rodico pues son tan pequeños que perderlos es muy fácil.
El rubí plano del anti-choque es tan pequeño y tan plano que incluso es difícil de sujetar con las pinzas. Siempre que es posible, yo prefiero pegarlo en rodico que cogerlo con las pinzas.
Con el anti-choque desmontado, podemos quitar el volante.
En las fotografiás que siguen, veréis que el anti-choque vuelve a estar colocado y la explicación es la siguiente.
Esto es así porque al principio pensé en dejar lo de desmontar el anti-choque para el final y fui haciendo las fotografiás. Después pensé que hacer esso tenía poco sentido así que volví a colocar el puente, y desmonte en anti-choque, pero me dio pereza repetir las fotografiás que ya tenia hechas, para evitar esta incoherencia. Mis disculpas por tanto.
Ahora desatornillamos el puente y hacemos palanca con un destornillador para que comience a separarse el puente de la platina.
Los movimientos suelen tener una pequeña ranura para este fin. Podemos verla a la derecha de la imagen.
Cuando ya hay una rendija, podemos meter la punta de las pinzas y sujetar el puente.
Siempre que movamos el puente del volante con cuidado, para evitar sacudidas o enganchones, la espira no sufre en esta operación.
El volante es lo bastante ligero como para colgar de ella sin provocarle una deformación permanente.
Después lo depositamos cuidadosamente sobre la mesa.
Estando así, tampoco sufre, pero es indudable que dada la vuelta estará mejor. Se le puede dar la vuelta introduciendo algo por debajo de todo el conjunto, que nos ayude a volcarlo. Un trocito de hoja de papel puede bastar.
Tras haber quitado el volante, podemos ver el ancora, sujeta por su puente.
El puente del áncora tiene forma de rosquilla y va sujeta por dos tornillos.
Soltamos los tornillos y apalancando sale el puente. Después soltamos el ancora.
La varita de la horquilla está torcida.
En este movimiento es así, y por cierto, esto es algo que no lo he visto en ningún otro.
Las piezas que vamos retirando, conviene guardarlas en un recipiente, para evitar que se pierdan.
Yo a veces uso cajas para pastillas que venden un cualquier “Todo a 100” Son muy baratas y los compartimentos que tienen ayudan a tener las piezas ordenadas.
La limpieza de los movimientos, cuando estos están bastante limpios consiste en retirar los restos de aceites y grasas viejos.
Yo para eso uso gasolina para mecheros. La gasolina es un excelente desengranaste y la de mecheros está muy refinada, para evitar que den olores o humos desagradables. Ademas, como es tan volátil, las piezas se secan en poco segundos.
Para dejar las piezas en remojo, utilizo pequeños botes que venden en algunas droguerías y que tiene tape hermético.
Dispongo de varios botes, para ir limpiando sin que se mezclen piezas de los distintos sistemas.
Por ejemplo, en este bote en el que solo van las correspondientes al volante y ancora, la gasolina es nueva.
Cuando las saque, usaré esa misma gasolina para piezas de la rodadura y después para el remonte, tras lo cual, desecho esa gasolina,
Tras un ratito en remojo, las piezas salen desengrasadas.
Continuará....
Como siempre espero haberos entretenido.
En su época y mas para la Unión Sovietaca, este era un reloj de muy buena calidad.
El calibre, llamado Vympel (Banderín) fue galardonado en 1963 en la Feria Internacional de Leipzig con Diploma y medalla de Oro. Es un calibre muy delgado.
Fabricado entre los años 1961 y 1975, posteriormente se traslada su producción a la Minsk Watch Factory (planta Bielorrusa de Luch) hasta 1979.
En 2004 subí un hilo con una revisión del Calibre. Este hilo perdió hace ya mucho sus imágenes.
En lugar de reponerlas, pensé que después de tantos años, el reloj se merecía una nueva revisión, con su limpieza y aceitado.
En este hilo, al contrario de lo que suelo hacer, veremos primero el desmontaje del reloj.
La manera de desmontar un calibre, y mas siendo vintage, es muy similar en casi todos los calibres. Así que este hilo puede servir como una especie de guía para quien se decida a empezar.
Este es un reloj “water resistent”, esto es, sumergible, (pero solo hasta unos 5 metros).
En estos relojes la tapa posterior cierra a rosca, con junta de goma y la tija sale de la carrura (la caja del reloj) por un tubo metálico, sobre el que asienta la junta de goma de la corona.
Ademas de esto, el plexi lleva en su interior un anillo metálico que refuerza y da presión a su unión con la carrura, para que sea mas hermética.
Todo esto es muy bueno porque mantiene el movimiento mucho mas protegido.
En este tipo de relojes, el movimiento sale por la parte de atrás. En los vintages con la tapa a presión, suele salir por delante, quitando el bisel (el que sujeta el plexi) , que también se sujeta a presión.
Otra peculiaridad es que en los relojes rusos, la tapa trasera de los relojes rusos suele ser en dos partes, por un lado la tapa propiamente dicha y por otro un anillo con la rosca que se sujetará a la carrura.
En este caso, la tapa, por su parte interna tiene un bonito perlado. Aunque este perlado solo lo disfrutara quien se atreva a abrirlo, es también un síntoma de buena calidad. En relojes rusos esto no es muy habitual.
Antes de soltar el movimiento conviene destensar la cuerda del reloj.
Si no se destensa el muelle motor (o muelle real), cuando vayamos a soltar el ancora, esta recibe un golpe y puede deteriorarse.
Esto se hace desbloqueando el trinquete. Con una mano se sujeta el reloj y se empieza el gesto de dar cuerda, mientras con la otra, mediante unas pinzas o un punzón, se empuja el trinquete para que deje de bloquear al rochete. Entonces, acompañamos a la corona para que deslice suavemente hacia atrás, hasta quedar el reloj sin cuerda.
El movimiento se sujeta mediante dos tornillos a un anillo metálico y bastante resistente. Este anillo metálico encaja perfectamente en la carrura y se mantiene firme pues el tape trasero roscado lo empuja hacia delante.
Esto es un signo de calidad en la fabricación, pues también se pueden ver anillos de chapa metálica troquelada, (mucho mas endebles y feos) o incluso anillos de plástico en relojes mas modernos.
Soltamos los dos tornillos y con eso podemos extraer el anillo metálico.
Para sacar el movimiento, hay que soltar primero la tija.
En este caso, estando la tija en su posición de dar cuerda (la mas interna) se presiona sobre el pequeño botón que hay en el movimiento cerca de donde entra la tija, mientras se estira de la corona.
En otros calibres, en general mas antiguos, en lugar de un botón tenían a la vista la cabeza de un tornillo, en esa misma posición y la tija se liberaba al dar dos o dos y media vueltas desenroscando el tornillo. Es importante dar solo esas vueltas y no mas.
La corona debe salir con suavidad.
En un reloj, todas las piezas deben entrar y salir con suavidad, sin hacer fuerza. Si vemos que algo esta muy duro, es señal de que algo está mal o de que nosotros lo estamos haciendo mal.
Con la corona fuera del movimiento, este cae solo con volverlo boca-abajo, colocando algo plano que pare la caída, claro está.
Cuando tenemos fuera el movimiento, hay tres partes, las mas vulnerables y delicadas que conviene retirar primero, para evitar accidentes. Las agujas, el dial y el volante.
Para sacar las agujas hay una herramienta que precisamente se llama “saca-agujas”
Yo compré una cuando empezaba en esto, pero ya hace muchos años que no la utilizo.
Prefiero usar unas palancas, que yo mismo fabriqué con una varilla de latón.
Son muy sencillas y con ellas tengo mas sensibilidad. Me manejo mejor.
Antes de apoyar las palancas (o el saca agujas) la esfera se protege con una hoja de papel o de plástico que lleva una ranura en V para pasar las agujas.
Con las agujas quitadas, se desmonta el dial
El dial lleva dos “pies” por la parte trasera que son atrapados por unos tornillos prisioneros.
En los calibres mas antiguos, los prisioneros son distintos y asoman a través de los puentes del movimiento.
Estos tornillos prisioneros, solo con aflojarlos un poco, liberan el dial. Yo prefiero soltarlos y guardarlos pero también se puede apretarlos nuevamente para evitar que se suelten accidentalmente y se pierdan.
Estos son los pies del dial.
A veces un pie, o los dos, se rompen y es muy enojoso.
Se puede reparar usando cinta adhesiva de dos caras pero a mi, eso me gusta muy poco.
Cada tornillo debe manipularse con el destornillador del tamaño apropiado.
En esta imagen vemos el tornillo prisionero y el tornillo que sujetaba el movimiento al anillo metálico de encaje en la carrura.
Con 5 destornilladores se cubren muy bien los tamaños habituales en relojes de pulsera.
Cada tamaño tiene un color, para diferenciarlo.
El tornillo mas pequeño suele ser el que sujeta el pitón de la espiral, el mas grande suele ser el que sujeta al rochete de trinquete.
Los destornilladores deben de ser de una calidad correcta. No hace falta la mejor, pero si una buena y que tengan las puntas desmontables, porque con el tiempo se deterioran y hay que cambiarlas.
Cuando el dial está retirado, se quitan también la “bata” y la rueda de horas.
Ambas en el centro del movimiento.
Porque ambas se sujetan solo por el dial. Si ahora volcamos el movimiento ambas se caerían solas.
Todas las demás piezas están bien sujetas y no se caerán aunque giremos el movimiento.
Por la parte de atrás, el movimiento es plano (en los automáticos no) y siempre que esté lo bastante horizontal, podemos dejarlo apoyado en una superficie plana sin ningún riesgo. Si lo inclinamos mucho si que podría tocar el volante con la superficie de la mesa, pero sabiéndolo, esto es muy fácil de evitar.
Muchos utilizan una almohadilla especial para dejar el movimiento apoyado sobre su parte trasera, pero esto, aunque si es conveniente, no es estrictamente necesario.
Por la cara de delante sobresalen los cañones o ejes para las agujas. Por tanto, para dejarlo boca-abajo, se usa un “porta-movimientos”. Es un invento muy cómodo.
Este artilugio tiene unos encajes para sujetar movimientos de varios tamaños. Dos tamaños distintos en cada cara.
Lo siguiente que quitamos es el volante.
El volante es una pieza muy delicada y cuanto menos tiempo esté expuesta a posibles accidentes, pues mejor.
Este movimiento lleva anti-choque.
Yo suelo retirar el anti-choque antes de soltar el puente del volante pues para soltarlo, el puente debe estar atornillado en su sitio. Soltarlo ahora, para volver a colocarlo mas tarde, tiene poco sentido.
Existen distintos modelos de anti-choque y cada uno se suelta de una manera distinta.
En este tipo, hay que girar el resorte del anti-choque (esa pieza diminuta que sujeta los rubíes del volante), de manera que uno de los “brazos” de ese resorte, se coloquen frente a la escotadura que les permitirá salir de la ranura donde están encajados.
Este giro se hace sin mas, usando unas pinzas para empujar los brazos del anti-choque.
Yo tengo la precaución de colocar encima del resorte, cuando lo estoy moviendo, una punta de pasta rodico (o Blu tack o similar) para evitar que el resorte o los rubíes puedan salir volando.
Conviene comentar que, en la revisión de un movimiento, el principal peligro no es romper alguna pieza. El principal problema que se suele presentar es “perder” una pieza. Ese miserable resorte del anti-choque, si se pierde, es un autentico desastre que nos puede dejar sin reloj.
Cuando el anti-choque está desmontado, conviene pegar el resorte y los rubíes en un trocito del rodico pues son tan pequeños que perderlos es muy fácil.
El rubí plano del anti-choque es tan pequeño y tan plano que incluso es difícil de sujetar con las pinzas. Siempre que es posible, yo prefiero pegarlo en rodico que cogerlo con las pinzas.
Con el anti-choque desmontado, podemos quitar el volante.
En las fotografiás que siguen, veréis que el anti-choque vuelve a estar colocado y la explicación es la siguiente.
Esto es así porque al principio pensé en dejar lo de desmontar el anti-choque para el final y fui haciendo las fotografiás. Después pensé que hacer esso tenía poco sentido así que volví a colocar el puente, y desmonte en anti-choque, pero me dio pereza repetir las fotografiás que ya tenia hechas, para evitar esta incoherencia. Mis disculpas por tanto.
Ahora desatornillamos el puente y hacemos palanca con un destornillador para que comience a separarse el puente de la platina.
Los movimientos suelen tener una pequeña ranura para este fin. Podemos verla a la derecha de la imagen.
Cuando ya hay una rendija, podemos meter la punta de las pinzas y sujetar el puente.
Siempre que movamos el puente del volante con cuidado, para evitar sacudidas o enganchones, la espira no sufre en esta operación.
El volante es lo bastante ligero como para colgar de ella sin provocarle una deformación permanente.
Después lo depositamos cuidadosamente sobre la mesa.
Estando así, tampoco sufre, pero es indudable que dada la vuelta estará mejor. Se le puede dar la vuelta introduciendo algo por debajo de todo el conjunto, que nos ayude a volcarlo. Un trocito de hoja de papel puede bastar.
Tras haber quitado el volante, podemos ver el ancora, sujeta por su puente.
El puente del áncora tiene forma de rosquilla y va sujeta por dos tornillos.
Soltamos los tornillos y apalancando sale el puente. Después soltamos el ancora.
La varita de la horquilla está torcida.
En este movimiento es así, y por cierto, esto es algo que no lo he visto en ningún otro.
Las piezas que vamos retirando, conviene guardarlas en un recipiente, para evitar que se pierdan.
Yo a veces uso cajas para pastillas que venden un cualquier “Todo a 100” Son muy baratas y los compartimentos que tienen ayudan a tener las piezas ordenadas.
La limpieza de los movimientos, cuando estos están bastante limpios consiste en retirar los restos de aceites y grasas viejos.
Yo para eso uso gasolina para mecheros. La gasolina es un excelente desengranaste y la de mecheros está muy refinada, para evitar que den olores o humos desagradables. Ademas, como es tan volátil, las piezas se secan en poco segundos.
Para dejar las piezas en remojo, utilizo pequeños botes que venden en algunas droguerías y que tiene tape hermético.
Dispongo de varios botes, para ir limpiando sin que se mezclen piezas de los distintos sistemas.
Por ejemplo, en este bote en el que solo van las correspondientes al volante y ancora, la gasolina es nueva.
Cuando las saque, usaré esa misma gasolina para piezas de la rodadura y después para el remonte, tras lo cual, desecho esa gasolina,
Tras un ratito en remojo, las piezas salen desengrasadas.
Continuará....
Como siempre espero haberos entretenido.