E
Edgatk
Milpostista
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Casi sin darme cuenta, he alcanzado la cifra de mil intervenciones en RE y, por lo tanto, soy «milpostista». Pronto hará cinco años de mi primera entrada en el foro. Me registré por azar, cuando buscaba en internet información acerca de un reloj que había pertenecido a mi padre -un Movado HS 360 Kingmatic Video de finales de los 60 o principios de los 70 del pasado siglo. Google me condujo al rincón «vintage», donde me atendieron con toda amabilidad, me proporcionaron información sobre lo que buscaba y, de paso, avivaron mi interés por los relojes.
Los relojes siempre me habían gustado pero tener relojes, lo que se dice tener relojes, tenía «lo normal»: uno que conservaba de la adolescencia, regalo de mis padres; otro regalo preboda; y un tercero regalo de mi mujer (todos ellos los conservo, por supuesto).
A partir de ese momento inicié una carrera un tanto caótica y desenfrenada en la que investigaba y me instruía acerca de marcas, modelos, tipos de movimientos y épocas de la relojería, y de ahí pasé rápidamente a comprar los primeros relojes en esta etapa de renovado interés. Ahorraré al lector las múltiples vicisitudes y errores en que incurrí porque creo no haber sido el único en cometerlos: compras de relojes menores que nada más recibir constituyeron una decepción, equivocaciones también en la compra de otros relojes clásicos y modernos o, simplemente, un cambio de gusto que hacía que perdiera la ilusión por los recién comprados. Hoy compro menos, afortunadamente, aunque la frase «con este cierro de verdad» la haya repetido con demasiada frecuencia y no vea todavía el momento de hacerla realidad.
En primer lugar, por tanto, quiero dar las gracias a todos los participantes habituales del foro «vintage» y, en especial, a AbderramanII, primera persona con la que dialogué y cuya enorme categoría personal pude comprobar desde ese contacto inicial (pensé que trataba con un señor andaluz, muy probablemente de Córdoba, y ha resultado ser una señora de Bilbao…); por supuesto, también, al creador y administrador de este foro, Goldoff y, en general, a todos los que intervienen y dejan interesantes reflexiones que acrecientan mis conocimientos.
Lo anterior lleva a que me plantee cómo podría contribuir al foro, modestamente, desde mi nueva condición de milpostista. Parece que, al alcanzar esa meta, la costumbre sea que el recién llegado muestre a los restantes foreros los relojes de su colección.
Pues bien, me disculpo de antemano pero no lo haré. Mostrar todos mis relojes no revelaría nada acerca de mis gustos de hoy, que es lo que creo interesa a los foreros, más allá de una mera exhibición o enumeración de piezas. Y eso es así porque los que poseo no representan fielmente mis preferencias actuales: algunos relojes fueron regalos o herencia y los guardo por respeto a la procedencia, aunque no me identifique necesariamente con todos ellos, otros que compré me gustaron en su momento pero ya no tanto y, por último, me encantaría poseer muchísimos más que no llegaré a tener nunca.
En su lugar esbozaré, en líneas generales, el resultado de las transacciones desde que me registrara. Tengo unos veinte relojes y me habré desprendido del doble, unos cuarenta, que he vendido o he regalado a amigos y familiares (ahora me doy cuenta de la barbaridad que son, ¡cuántos han pasado por mis manos en tan poco tiempo!) Algunos de los que me quedan son regalos o herencia familiar, de los comprados la mayoría son relojes clásicos, antiguos o de época («vintage») y mis pocos modernos son guiños al pasado, como se verá más adelante.
No tengo nada espectacular, muy caro o que pueda considerarse un unicornio, un grial o como quiera llamárselo. Lo mejor y más caro que he tenido han sido dos Rolex -un Explorer y un Oyster Perpetual- que han acabado saliendo al percatarme de que su uso quitaría tiempo de uso a otros que aprecio o con los que me identifico más. He constatado que Rolex es una gran marca y que todo lo bueno que se diga de ella es cierto; no obstante, Rolex ha llegado tarde a mi vida y estoy muy a gusto con que ahora disfruten de ellos dos foreros distinguidos, que les sacarán sin duda mayor provecho que yo.
Mis piezas compradas tienen algo que me atrae y creo que son de calidad, sin ser por ello onerosas. Solo una se mueve en el entorno de los 3000 euros pero el precio pagado por las restantes se aleja radicalmente de aquella cantidad.
La conclusión necesaria es la de mi preferencia por los relojes clásicos, y no para coleccionarlos y verlos en una caja sino para llevarlos puestos. Por tanto, mi contribución tiene que versar sobre estos relojes. Como me gusta investigar y relacionar marcas y épocas, me voy a atrever (que me disculpen los entendidos de verdad) a hacer una pequeña comparativa de cuatro relojes de principios de los años 60 del pasado siglo, una época gloriosa -en mi opinión- de la relojería y probablemente mi preferida.Todos ellos han pasado por el foro «vintage» y son conocidos allí, pero nunca había intentado una presentación conjunta como la de ahora.
Estos cuatro relojes no son ni mucho menos piezas extraordinarias por precio o complicaciones. Ni siquiera tienen ventana de fecha o día/fecha. Se trata de relojes simples, cuyas esferas llevan lo imprescindible: tres agujas para dar la hora más la grafía que añade la marca. Me produce satisfacción llevarlos puestos y mirarlos. Dan sensación de que están bien hechos, como lo demuestra su gran estado de forma después del tiempo transcurrido. Los encuentro elegantes y pudiera considerarse que son de vestir aunque con cierto toque informal e incluso deportivo en algún caso. Insisto en que no son ni mucho menos piezas exclusivas ni de precio elevado pero pertenecen a buenas marcas relojeras y todos tienen calibres afamados. Su diámetro oscila entre poco más de 34mm. y 37 mm., aproximadamente. Los cuatro comparten que la caja sea redonda, de acero inoxidable y de 18mm. de ancho de asa.
Tres relojes son de reputadas marcas suizas (Longines, Omega y Certina), y uno es japonés (Citizen), prueba de que en aquel Japón de la posguerra se hacían ya magníficos relojes, aunque no sería hasta los 70 cuando se popularizaran en Europa. Cuatro son automáticos y uno de cuerda. Y lo curioso del caso es que mis ejemplares se produjeron cronológicamente en años sucesivos: 1961(Longines), 1962 (Citizen), 1963 (Omega) y 1964 (Certina).
Son estos:
En ese orden cronológico los muestro:
I. 1961
Aunque la marca Longines se encuentre hoy un escalón por debajo de Omega en el grupo Swatch, los más viejos del lugar sabemos que en su día eran marcas de categoría similar, que competían en los mismos segmentos de mercado.
Mi Longines es el único de los cuatro que no pertenece a colección específica alguna, razón seguramente por la que no tenga ninguna inscripción ni logo en la trasera, lo que hace que la tapa sea algo sosa. Es también el único de los tres con movimiento de cuerda y eso no es para nada un problema; al contrario, dar cuerda al reloj constituye parte de su encanto. Me gusta especialmente el color negro de la esfera combinado con el color oro de los índices, de las manecillas y del logo de Longines. Salvadas todas las distancias que se quieran, encuentro que comparte cierto aire de familia con el Grand Seiko SBGW295, de reciente aparición. A mí me parece precioso, aunque su belleza sea difícil de reflejar en las fotos porque no se deja fotografiar con facilidad.
La caja tiene 34,7mm. de diámetro (37,4mm. con corona) x 41,5mm. de distancia entre asas. La altura o grosor es de 10,9mm.
La corona, a las tres, estriada, lleva el logo de Longines. Le he puesto una correa Taurillon Dark Brown Speedy Leather, de B&S, que creo le sienta muy bien.
La esfera es negra y el sol la ha descolorado un poco. Como ya he indicado, no es fácil fotografiarla. A mi juicio, ha adquirido una tonalidad preciosa, con sus índices de color dorado oscuro, en relieve y biselados, con doble índice a las 12. Las manecillas son de color dorado oscuro también, de tipo lanza (la horaria y la minutera).
El calibre es uno muy apreciado por los expertos: el 30 LS- la versión del 30L con segundero central, menos frecuente y mi preferida-, de cuerda, 17 rubíes y 18000 a/h.
Según el certificado solicitado a Longines, se facturó en septiembre de 1961. Eso de facturarse es algo ambiguo, pero entiendo que no puede transcurrir mucho tiempo desde que se fabrica hasta que se factura al distribuidor que lo adquiere para venderlo, por lo que lo he fechado en 1961.
II. 1962
Citizen, menos popular en España que Seiko en aquellos años, producía maravillas como esta que ahora muestro. La esfera plata, con los índices en relieve y el logo del avión supersónico, me parece espectacular. De los cuatro es el de dimensiones mayores y, por tanto, más ponible o llevable según el gusto actual; no obstante, como veremos, el Certina que mostraré tiene unas asas más alargadas que lo hacen más acorde todavía con los estándares modernos.También es el que tiene un aspecto más deportivo pero sin perder elegancia, todo ello siempre en mi opinión. El grosor del bisel, más ancho que el de los otros tres, contribuye a darle ese toque informal.
Se trata de un Jet Para Water, denominación que hace referencia al nombre del rotor (Jet) y a la resistencia al agua (Para Water, término usado por Citizen, desde 1959 y hasta principios de los 70 para referirse a la resistencia al agua).
La caja tiene 37mm. (40,3mm. c/c) de diámetro x 43,7mm.de distancia entre asas, y 10,4mm. de grosor. Sobre la tapa de la caja, entre otras inscripciones, aparece el logo de un avión supersónico con estela. La caja tiene agujeros en las asas que facilitan el cambio de brazalete o correa.
La corona, a las tres, estriada, no está firmada. Es el único de los que muestro que viene con un brazalete de acero inoxidable de diseño muy de la época -el interior del cierre viene firmado «Citizen Stainless Steel», con un círculo y una «G» en su interior.
La esfera es, de nuevo, una preciosidad -a mi modo de ver, claro-. De color plata con efecto rayos de sol, tiene índices plateados, aplicados y facetados, más gruesos y con caída cada tres horas (12, 3, 6 y 9). Bajo las 12 se encuentra el logo de un avión supersónico con estela, y las denominaciones «Citizen Jet» y «Para Water», todo ello pintado en negro. Las manecillas horaria y minutera están biseladas, son de color plata tipo «dauphine», y el segundero es color plata.
El calibre es un 0310 Jet Automatic, de 21 rubíes, y 18000 a/h. La masa oscilante o rotor es lo más característico de este calibre: se encuentra en el borde del movimiento y produce un sonido particular, de sonajero, que a mí me resulta muy agradable.
Según las tres primeras cifras del número de serie que figura sobre la tapa, este ejemplar es de septiembre de 1962 (a diferencia de Seiko, que utiliza dos números, Citizen empleaba tres para fechar sus relojes: el primer número para el año y los dos siguientes para el mes).
III. 1963
El Omega Seamaster es el de mayor valor sentimental porque perteneció a mi abuelo y lo llevó luego mi padre. Por esa razón, en 2020 lo envié a revisión a Omega, en Suiza, donde le dieron un trato respetuoso y lo dejaron en un estado impecable, con la garantía de que los recambios -corona, cristal y manecillas- son originales y del mismo estilo que los de la época. Fue un modelo que gozó de mucha popularidad y por eso no escasean, aunque encontrarlos en muy buen estado es ya harina de otro costal. Este tiene además la particularidad de que mi abuelo lo compró en la joyería-relojería Türler, de Zurich, y de ahí que la esfera venga firmada también con el nombre de ese prestigioso establecimiento suizo.
Es el más pequeño de los cuatro: la caja tiene 34,3mm. de diámetro (37mm. c/c) x 38,8mm. de distancia entre asas y 10,5mm. de alto. Sobre la tapa, en el centro y en un círculo, todo en relieve, «Seamaster», el caballito de mar y el logo de Omega.
La corona, a las tres, estriada, lleva el logo de Omega. Le he puesto una correa Hirsch Genuine Croco, de color verde oscuro, y he añadido una hebilla Omega, no sé si de la época o anterior.
La esfera es plateada, con índices plateados, en relieve y biselados (doble índice a las 12) cada cinco minutos, y marcadores en el exterior pintados en negro cada minuto. Debajo de las 12, el símbolo de Omega en relieve, «Omega», «Automatic» y «Türler». Sobre las 6, «Seamaster». La agujas horaria y el minutero son plateados, con luminiscencia, en forma de lápiz -no así el segundero. El cristal está firmado con el logo de Omega.
El calibre es el 552, de 24 rubíes y 19800 a/h.
Por el número de serie es de 1963.
IV. 1964
El Certina DS ha sido el último clásico en llegar a mi colección y estoy con él, como se dice, más feliz que una perdiz. Encuentro que la caja es espectacular. Las asas esbeltas, alargadas, en forma de lira, me recuerdan mucho a las del Universal Genève Polerouter y a las del Grand Seiko 62 GS; relojes ambos que compartieron época pues si bien el Polerouter es anterior, estuvo muchos años en producción mientras que el GS 6245/6246-9000 es de 1966 (1965 si incluimos al precursor, el Seiko Seikomatic 6245/6246-9000).
La caja, con orificios en las asas, como el Citizen, tiene 36,3mm. (38,8mm. c/c) de diámetro, 45,7mm. de distancia de asa a asa -la más larga de los cuatro y una medida muy actual, que cubre prácticamente mi muñeca de 18,5cms.-, y 12,7mm. de alto. Sobre la tapa, la clásica tortuga en un círculo con la leyenda CERTINA-DS.
La corona, a las 3, estriada, está firmada con el logo de Certina. La correa que lleva ahora es una Nomos de ante, de color antracita, comprada aquí a un gran forero.
La esfera me cautivó desde que la vi. Los Certina DS que he visto tienen por lo general esferas que no conservan el color original sino que han evolucionado en la mayoría de los casos a distintas tonalidades de color miel, marfil o crema. Esta, en cambio, lo ha hecho hacia un gris acero inusual, muy de mi agrado. Los índices son aplicados en forma de barra (doble a las 12) cada hora. Los marcadores de minutos/segundos están pintados en blanco y se conservan, afortunadamente. Debajo de las 12, el logo de Certina y CERTINA automatic pintados en blanco. Sobre las 6: DS pintado en blanco.
El calibre automático es un 25-65 de 27 rubíes, con 19800 a/h.
Por el número de serie se trata de un ejemplar de 1964.
Ahora, los cuatro en la muñeca:
Y de perfil con sus respectivas coronas:
Y ahora presento otro reloj, producido el año siguiente, 1965, pero con el que hago trampa, como decía en el título de esta contribución.
V. 1965
El Seiko 6217-8000/1, más conocido como «Seiko 62 MAS», salió al mercado en 1965. Ahora bien, el mío era de 1966 y el que tengo es ¡de 2023!
Me explico. Mi Seiko MAS original, de 1966, acabé vendiéndolo. Lo hice, como ya he referido en otro lugar, porque me lo ponía demasiado y temí dañarlo. No me conformaba con que estuviera en la caja y llevarlo de vez en cuando, y no era capaz tampoco de usarlo de modo moderado. Por ello preferí cortar por lo sano y desprenderme de él. Todo eso puede sonar incoherente y yo mismo he llegado a arrepentirme de la venta pero sé que el comprador, un coleccionista, lo tiene en una caja de la que no sale. Creo que obré adecuadamente. Era este:
La ocasión de resarcirme de la venta del original llegó con la salida al mercado, este verano de 2023, del Seiko SJE 093, que es la reedición auténticamente fiel del 62 MAS. Cuando me enteré de su producción, supe que era el reloj que quería tener por encima de todo y de todos. Adquirirlo me satisfizo mucho porque, además, lo conseguí a buen precio. Ese es el lado bueno de las obsesiones, que a base de mirar y mirar todos los días se acaba a veces dando con lo que con tanto ahínco se busca, a un precio más que razonable. No me voy a detener en su presentación porque lo hice ya aquí, por si alguien tiene interés:
Y estas son algunas fotos para quien prefiera no ver el hilo:
Por último, ¿qué puedo decir de cada uno? Los cuatro primeros me gustan por igual y resulta curioso que sean prácticamente coetáneos. Hace 60 años que se fabricaron y ahí siguen, dando guerra y saliendo de la caja con frecuencia. Me los pongo a menudo, casi siempre en momentos y ocasiones especiales, pero ha habido períodos en los que los he llevado muchos días seguidos, como reloj diario.
Quizás sea el Longines el que menos lleve puesto pero desconozco las razones. En una comparativa se dejaría puntos por la trasera tan anodina que tiene, pero solo por eso. Por lo demás, me encanta y no he visto ninguno como este. El Citizen fue un descubrimiento. Me gusta mucho todo él: índices, agujas, caja, la esfera con el avioncito, el sonido del rotor, el bisel gordo... Es el menos visto y el más grande de los cuatro. El Omega, el más pequeño del grupo, sale mucho en ocasiones familiares para que todos puedan disfrutar de él también, lo que da pie a rememorar historias comunes. Y el Certina, último en llegar, me ha cautivado por la evolución del color de su esfera y por la elegancia de las asas. Este Certina DS y el Citizen Jet Para Water son los que más salen de la caja.
En cuanto al Seiko SJE093, el nuevo MAS, se ha convertido en el reloj de diario. Alterno correas -por ahora, una tropic negra y otra de cuero gris- y eso da mucho juego. Lo llevo con traje en la oficina y deportivamente los fines de semana. Su compra revela claramente mi afición por los relojes japoneses y, sobre todo, mi predilección por esa época dorada de la relojería, los años 60, que tantos modelos y marcas vio aparecer.
La década de 1960. Una época a la que he querido rendir homenaje presentando mis sencillas piezas de aquellos años y de 2023, esta última una reedición de un reloj de 1965 y, por tanto, perteneciente también, en sentido amplio, a los gloriosos 60.
De este modo, creo que he cumplido con mi deber de milpostista, con la esperanza de no haber aburrido en demasía y con la ilusión de que haya podido agradar a algunos pocos. Reitero mi agradecimiento a todos los foreros, sin excepción, por los buenos momentos pasados con la lectura de sus hilos; al cerebro de RE, Goldoff; y, en especial, a los participantes del foro «vintage». Nos vemos por el foro.
Saludos cordiales.
Los relojes siempre me habían gustado pero tener relojes, lo que se dice tener relojes, tenía «lo normal»: uno que conservaba de la adolescencia, regalo de mis padres; otro regalo preboda; y un tercero regalo de mi mujer (todos ellos los conservo, por supuesto).
A partir de ese momento inicié una carrera un tanto caótica y desenfrenada en la que investigaba y me instruía acerca de marcas, modelos, tipos de movimientos y épocas de la relojería, y de ahí pasé rápidamente a comprar los primeros relojes en esta etapa de renovado interés. Ahorraré al lector las múltiples vicisitudes y errores en que incurrí porque creo no haber sido el único en cometerlos: compras de relojes menores que nada más recibir constituyeron una decepción, equivocaciones también en la compra de otros relojes clásicos y modernos o, simplemente, un cambio de gusto que hacía que perdiera la ilusión por los recién comprados. Hoy compro menos, afortunadamente, aunque la frase «con este cierro de verdad» la haya repetido con demasiada frecuencia y no vea todavía el momento de hacerla realidad.
En primer lugar, por tanto, quiero dar las gracias a todos los participantes habituales del foro «vintage» y, en especial, a AbderramanII, primera persona con la que dialogué y cuya enorme categoría personal pude comprobar desde ese contacto inicial (pensé que trataba con un señor andaluz, muy probablemente de Córdoba, y ha resultado ser una señora de Bilbao…); por supuesto, también, al creador y administrador de este foro, Goldoff y, en general, a todos los que intervienen y dejan interesantes reflexiones que acrecientan mis conocimientos.
Lo anterior lleva a que me plantee cómo podría contribuir al foro, modestamente, desde mi nueva condición de milpostista. Parece que, al alcanzar esa meta, la costumbre sea que el recién llegado muestre a los restantes foreros los relojes de su colección.
Pues bien, me disculpo de antemano pero no lo haré. Mostrar todos mis relojes no revelaría nada acerca de mis gustos de hoy, que es lo que creo interesa a los foreros, más allá de una mera exhibición o enumeración de piezas. Y eso es así porque los que poseo no representan fielmente mis preferencias actuales: algunos relojes fueron regalos o herencia y los guardo por respeto a la procedencia, aunque no me identifique necesariamente con todos ellos, otros que compré me gustaron en su momento pero ya no tanto y, por último, me encantaría poseer muchísimos más que no llegaré a tener nunca.
En su lugar esbozaré, en líneas generales, el resultado de las transacciones desde que me registrara. Tengo unos veinte relojes y me habré desprendido del doble, unos cuarenta, que he vendido o he regalado a amigos y familiares (ahora me doy cuenta de la barbaridad que son, ¡cuántos han pasado por mis manos en tan poco tiempo!) Algunos de los que me quedan son regalos o herencia familiar, de los comprados la mayoría son relojes clásicos, antiguos o de época («vintage») y mis pocos modernos son guiños al pasado, como se verá más adelante.
No tengo nada espectacular, muy caro o que pueda considerarse un unicornio, un grial o como quiera llamárselo. Lo mejor y más caro que he tenido han sido dos Rolex -un Explorer y un Oyster Perpetual- que han acabado saliendo al percatarme de que su uso quitaría tiempo de uso a otros que aprecio o con los que me identifico más. He constatado que Rolex es una gran marca y que todo lo bueno que se diga de ella es cierto; no obstante, Rolex ha llegado tarde a mi vida y estoy muy a gusto con que ahora disfruten de ellos dos foreros distinguidos, que les sacarán sin duda mayor provecho que yo.
Mis piezas compradas tienen algo que me atrae y creo que son de calidad, sin ser por ello onerosas. Solo una se mueve en el entorno de los 3000 euros pero el precio pagado por las restantes se aleja radicalmente de aquella cantidad.
La conclusión necesaria es la de mi preferencia por los relojes clásicos, y no para coleccionarlos y verlos en una caja sino para llevarlos puestos. Por tanto, mi contribución tiene que versar sobre estos relojes. Como me gusta investigar y relacionar marcas y épocas, me voy a atrever (que me disculpen los entendidos de verdad) a hacer una pequeña comparativa de cuatro relojes de principios de los años 60 del pasado siglo, una época gloriosa -en mi opinión- de la relojería y probablemente mi preferida.Todos ellos han pasado por el foro «vintage» y son conocidos allí, pero nunca había intentado una presentación conjunta como la de ahora.
Estos cuatro relojes no son ni mucho menos piezas extraordinarias por precio o complicaciones. Ni siquiera tienen ventana de fecha o día/fecha. Se trata de relojes simples, cuyas esferas llevan lo imprescindible: tres agujas para dar la hora más la grafía que añade la marca. Me produce satisfacción llevarlos puestos y mirarlos. Dan sensación de que están bien hechos, como lo demuestra su gran estado de forma después del tiempo transcurrido. Los encuentro elegantes y pudiera considerarse que son de vestir aunque con cierto toque informal e incluso deportivo en algún caso. Insisto en que no son ni mucho menos piezas exclusivas ni de precio elevado pero pertenecen a buenas marcas relojeras y todos tienen calibres afamados. Su diámetro oscila entre poco más de 34mm. y 37 mm., aproximadamente. Los cuatro comparten que la caja sea redonda, de acero inoxidable y de 18mm. de ancho de asa.
Tres relojes son de reputadas marcas suizas (Longines, Omega y Certina), y uno es japonés (Citizen), prueba de que en aquel Japón de la posguerra se hacían ya magníficos relojes, aunque no sería hasta los 70 cuando se popularizaran en Europa. Cuatro son automáticos y uno de cuerda. Y lo curioso del caso es que mis ejemplares se produjeron cronológicamente en años sucesivos: 1961(Longines), 1962 (Citizen), 1963 (Omega) y 1964 (Certina).
Son estos:
En ese orden cronológico los muestro:
I. 1961
Aunque la marca Longines se encuentre hoy un escalón por debajo de Omega en el grupo Swatch, los más viejos del lugar sabemos que en su día eran marcas de categoría similar, que competían en los mismos segmentos de mercado.
Mi Longines es el único de los cuatro que no pertenece a colección específica alguna, razón seguramente por la que no tenga ninguna inscripción ni logo en la trasera, lo que hace que la tapa sea algo sosa. Es también el único de los tres con movimiento de cuerda y eso no es para nada un problema; al contrario, dar cuerda al reloj constituye parte de su encanto. Me gusta especialmente el color negro de la esfera combinado con el color oro de los índices, de las manecillas y del logo de Longines. Salvadas todas las distancias que se quieran, encuentro que comparte cierto aire de familia con el Grand Seiko SBGW295, de reciente aparición. A mí me parece precioso, aunque su belleza sea difícil de reflejar en las fotos porque no se deja fotografiar con facilidad.
La caja tiene 34,7mm. de diámetro (37,4mm. con corona) x 41,5mm. de distancia entre asas. La altura o grosor es de 10,9mm.
La corona, a las tres, estriada, lleva el logo de Longines. Le he puesto una correa Taurillon Dark Brown Speedy Leather, de B&S, que creo le sienta muy bien.
La esfera es negra y el sol la ha descolorado un poco. Como ya he indicado, no es fácil fotografiarla. A mi juicio, ha adquirido una tonalidad preciosa, con sus índices de color dorado oscuro, en relieve y biselados, con doble índice a las 12. Las manecillas son de color dorado oscuro también, de tipo lanza (la horaria y la minutera).
El calibre es uno muy apreciado por los expertos: el 30 LS- la versión del 30L con segundero central, menos frecuente y mi preferida-, de cuerda, 17 rubíes y 18000 a/h.
Según el certificado solicitado a Longines, se facturó en septiembre de 1961. Eso de facturarse es algo ambiguo, pero entiendo que no puede transcurrir mucho tiempo desde que se fabrica hasta que se factura al distribuidor que lo adquiere para venderlo, por lo que lo he fechado en 1961.
II. 1962
Citizen, menos popular en España que Seiko en aquellos años, producía maravillas como esta que ahora muestro. La esfera plata, con los índices en relieve y el logo del avión supersónico, me parece espectacular. De los cuatro es el de dimensiones mayores y, por tanto, más ponible o llevable según el gusto actual; no obstante, como veremos, el Certina que mostraré tiene unas asas más alargadas que lo hacen más acorde todavía con los estándares modernos.También es el que tiene un aspecto más deportivo pero sin perder elegancia, todo ello siempre en mi opinión. El grosor del bisel, más ancho que el de los otros tres, contribuye a darle ese toque informal.
Se trata de un Jet Para Water, denominación que hace referencia al nombre del rotor (Jet) y a la resistencia al agua (Para Water, término usado por Citizen, desde 1959 y hasta principios de los 70 para referirse a la resistencia al agua).
La caja tiene 37mm. (40,3mm. c/c) de diámetro x 43,7mm.de distancia entre asas, y 10,4mm. de grosor. Sobre la tapa de la caja, entre otras inscripciones, aparece el logo de un avión supersónico con estela. La caja tiene agujeros en las asas que facilitan el cambio de brazalete o correa.
La corona, a las tres, estriada, no está firmada. Es el único de los que muestro que viene con un brazalete de acero inoxidable de diseño muy de la época -el interior del cierre viene firmado «Citizen Stainless Steel», con un círculo y una «G» en su interior.
La esfera es, de nuevo, una preciosidad -a mi modo de ver, claro-. De color plata con efecto rayos de sol, tiene índices plateados, aplicados y facetados, más gruesos y con caída cada tres horas (12, 3, 6 y 9). Bajo las 12 se encuentra el logo de un avión supersónico con estela, y las denominaciones «Citizen Jet» y «Para Water», todo ello pintado en negro. Las manecillas horaria y minutera están biseladas, son de color plata tipo «dauphine», y el segundero es color plata.
El calibre es un 0310 Jet Automatic, de 21 rubíes, y 18000 a/h. La masa oscilante o rotor es lo más característico de este calibre: se encuentra en el borde del movimiento y produce un sonido particular, de sonajero, que a mí me resulta muy agradable.
Según las tres primeras cifras del número de serie que figura sobre la tapa, este ejemplar es de septiembre de 1962 (a diferencia de Seiko, que utiliza dos números, Citizen empleaba tres para fechar sus relojes: el primer número para el año y los dos siguientes para el mes).
III. 1963
El Omega Seamaster es el de mayor valor sentimental porque perteneció a mi abuelo y lo llevó luego mi padre. Por esa razón, en 2020 lo envié a revisión a Omega, en Suiza, donde le dieron un trato respetuoso y lo dejaron en un estado impecable, con la garantía de que los recambios -corona, cristal y manecillas- son originales y del mismo estilo que los de la época. Fue un modelo que gozó de mucha popularidad y por eso no escasean, aunque encontrarlos en muy buen estado es ya harina de otro costal. Este tiene además la particularidad de que mi abuelo lo compró en la joyería-relojería Türler, de Zurich, y de ahí que la esfera venga firmada también con el nombre de ese prestigioso establecimiento suizo.
Es el más pequeño de los cuatro: la caja tiene 34,3mm. de diámetro (37mm. c/c) x 38,8mm. de distancia entre asas y 10,5mm. de alto. Sobre la tapa, en el centro y en un círculo, todo en relieve, «Seamaster», el caballito de mar y el logo de Omega.
La corona, a las tres, estriada, lleva el logo de Omega. Le he puesto una correa Hirsch Genuine Croco, de color verde oscuro, y he añadido una hebilla Omega, no sé si de la época o anterior.
La esfera es plateada, con índices plateados, en relieve y biselados (doble índice a las 12) cada cinco minutos, y marcadores en el exterior pintados en negro cada minuto. Debajo de las 12, el símbolo de Omega en relieve, «Omega», «Automatic» y «Türler». Sobre las 6, «Seamaster». La agujas horaria y el minutero son plateados, con luminiscencia, en forma de lápiz -no así el segundero. El cristal está firmado con el logo de Omega.
El calibre es el 552, de 24 rubíes y 19800 a/h.
Por el número de serie es de 1963.
IV. 1964
El Certina DS ha sido el último clásico en llegar a mi colección y estoy con él, como se dice, más feliz que una perdiz. Encuentro que la caja es espectacular. Las asas esbeltas, alargadas, en forma de lira, me recuerdan mucho a las del Universal Genève Polerouter y a las del Grand Seiko 62 GS; relojes ambos que compartieron época pues si bien el Polerouter es anterior, estuvo muchos años en producción mientras que el GS 6245/6246-9000 es de 1966 (1965 si incluimos al precursor, el Seiko Seikomatic 6245/6246-9000).
La caja, con orificios en las asas, como el Citizen, tiene 36,3mm. (38,8mm. c/c) de diámetro, 45,7mm. de distancia de asa a asa -la más larga de los cuatro y una medida muy actual, que cubre prácticamente mi muñeca de 18,5cms.-, y 12,7mm. de alto. Sobre la tapa, la clásica tortuga en un círculo con la leyenda CERTINA-DS.
La corona, a las 3, estriada, está firmada con el logo de Certina. La correa que lleva ahora es una Nomos de ante, de color antracita, comprada aquí a un gran forero.
La esfera me cautivó desde que la vi. Los Certina DS que he visto tienen por lo general esferas que no conservan el color original sino que han evolucionado en la mayoría de los casos a distintas tonalidades de color miel, marfil o crema. Esta, en cambio, lo ha hecho hacia un gris acero inusual, muy de mi agrado. Los índices son aplicados en forma de barra (doble a las 12) cada hora. Los marcadores de minutos/segundos están pintados en blanco y se conservan, afortunadamente. Debajo de las 12, el logo de Certina y CERTINA automatic pintados en blanco. Sobre las 6: DS pintado en blanco.
El calibre automático es un 25-65 de 27 rubíes, con 19800 a/h.
Por el número de serie se trata de un ejemplar de 1964.
Ahora, los cuatro en la muñeca:
Y de perfil con sus respectivas coronas:
Y ahora presento otro reloj, producido el año siguiente, 1965, pero con el que hago trampa, como decía en el título de esta contribución.
V. 1965
El Seiko 6217-8000/1, más conocido como «Seiko 62 MAS», salió al mercado en 1965. Ahora bien, el mío era de 1966 y el que tengo es ¡de 2023!
Me explico. Mi Seiko MAS original, de 1966, acabé vendiéndolo. Lo hice, como ya he referido en otro lugar, porque me lo ponía demasiado y temí dañarlo. No me conformaba con que estuviera en la caja y llevarlo de vez en cuando, y no era capaz tampoco de usarlo de modo moderado. Por ello preferí cortar por lo sano y desprenderme de él. Todo eso puede sonar incoherente y yo mismo he llegado a arrepentirme de la venta pero sé que el comprador, un coleccionista, lo tiene en una caja de la que no sale. Creo que obré adecuadamente. Era este:
La ocasión de resarcirme de la venta del original llegó con la salida al mercado, este verano de 2023, del Seiko SJE 093, que es la reedición auténticamente fiel del 62 MAS. Cuando me enteré de su producción, supe que era el reloj que quería tener por encima de todo y de todos. Adquirirlo me satisfizo mucho porque, además, lo conseguí a buen precio. Ese es el lado bueno de las obsesiones, que a base de mirar y mirar todos los días se acaba a veces dando con lo que con tanto ahínco se busca, a un precio más que razonable. No me voy a detener en su presentación porque lo hice ya aquí, por si alguien tiene interés:
Seiko SJE093: una primera impresión
Uno de los relojes emblemáticos en la larga historia de Seiko es, sin lugar a dudas, el Seiko 6217/8000/1, reloj de buceo conocido como 62Mas, que se produjo, si no me equivoco, entre 1965 y 1968. Tiene tanto significado y ha sido tan alabado y añorado que, desde 2017 hasta hoy, la marca...
relojes-especiales.com
Y estas son algunas fotos para quien prefiera no ver el hilo:
Por último, ¿qué puedo decir de cada uno? Los cuatro primeros me gustan por igual y resulta curioso que sean prácticamente coetáneos. Hace 60 años que se fabricaron y ahí siguen, dando guerra y saliendo de la caja con frecuencia. Me los pongo a menudo, casi siempre en momentos y ocasiones especiales, pero ha habido períodos en los que los he llevado muchos días seguidos, como reloj diario.
Quizás sea el Longines el que menos lleve puesto pero desconozco las razones. En una comparativa se dejaría puntos por la trasera tan anodina que tiene, pero solo por eso. Por lo demás, me encanta y no he visto ninguno como este. El Citizen fue un descubrimiento. Me gusta mucho todo él: índices, agujas, caja, la esfera con el avioncito, el sonido del rotor, el bisel gordo... Es el menos visto y el más grande de los cuatro. El Omega, el más pequeño del grupo, sale mucho en ocasiones familiares para que todos puedan disfrutar de él también, lo que da pie a rememorar historias comunes. Y el Certina, último en llegar, me ha cautivado por la evolución del color de su esfera y por la elegancia de las asas. Este Certina DS y el Citizen Jet Para Water son los que más salen de la caja.
En cuanto al Seiko SJE093, el nuevo MAS, se ha convertido en el reloj de diario. Alterno correas -por ahora, una tropic negra y otra de cuero gris- y eso da mucho juego. Lo llevo con traje en la oficina y deportivamente los fines de semana. Su compra revela claramente mi afición por los relojes japoneses y, sobre todo, mi predilección por esa época dorada de la relojería, los años 60, que tantos modelos y marcas vio aparecer.
La década de 1960. Una época a la que he querido rendir homenaje presentando mis sencillas piezas de aquellos años y de 2023, esta última una reedición de un reloj de 1965 y, por tanto, perteneciente también, en sentido amplio, a los gloriosos 60.
De este modo, creo que he cumplido con mi deber de milpostista, con la esperanza de no haber aburrido en demasía y con la ilusión de que haya podido agradar a algunos pocos. Reitero mi agradecimiento a todos los foreros, sin excepción, por los buenos momentos pasados con la lectura de sus hilos; al cerebro de RE, Goldoff; y, en especial, a los participantes del foro «vintage». Nos vemos por el foro.
Saludos cordiales.
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