este tema me interesa. no puedo evitar dar mi opinión.
soy tan vasco como cualquier hiperultranacionalista vasco del PNV, Bildu, EA o Aralar. Dicho esto (que parece una tontería, pero os juro que aquí no está tan claro), me parece que la educación debe poder darse en cualquiera de los DOS idiomas oficiales (castellano-euskera, o catalán-castellano si hablamos de Cataluña), porque tanto derecho tienen unos a educarse en castellano como otros a hacerlo en catalán o euskera.
Hasta ahí creo que son cosas de sentido común.
Y la sentencia reciente que por cierto, el Sr. Mas se niega a acatar (alucinante su rebeldía al poder judicial viniendo de un político), viene a aplicar básicamente sentido común, diciendo que ambas lenguas estan al MISMO nivel, cosa que por desgracia, no ocurre ahora mismo en Cataluña ni en Euskadi (cito estas dos porque son las que conozco y de las que puedo dar fe).
Yo por ejemplo, tengo que elegir para mi hijo uno de los 4 modelos existentes en Euskadi en la educación; el A (castellano es lengua vehicular y dominante), B (ambas lenguas) y D (euskera lengua vehicular). En la práctica, el modelo A no lo oferta nadie escudándose en ausencia de demanda (falso), y el modelo B (el más elegido) es engañoso, porque prácticamente todo es en euskera. Otro dato más. Ahora mismo he tenido que elegir guardería para mi hijo, y ha sido realmente costoso encontrar una que le hablen en castellano (aunque el niño aún no habla). Son todas en euskera. Y como esto muchos más detalles. Qué quiero decir? que aquí, como en Cataluña, la realidad es que las lenguas propias han pasado a ser aplastantes dominadoras por unas políticas abusivas y poco equitativas que se han guiado más bien por espíritus de revanchismo con épocas pasadas. Y que al día de hoy, fruto de estas políticas, la imposición a aprender o a educarte en dichas lenguas (llámese catalán o euskera) no es algo democráticamente justo, pero ha sido comunmente aceptado y tolerado por la población (mal hecho). Yo al menos, protesto por la imposición y reclamo mi derecho a elegir. Y elijo el castellano, algo de lo que no debo avergonzarme (a pesar de que esta elección aquí es muy muy complicada de defender en público, os lo aseguro, otro detalle más de que las cosas no son normales y de que hay un déficit de libertades).