Pestaña
Forer@ Senior
Sin verificar
“Que los dioses maldigan al primer hombre que descubrió cómo señalar las horas y maldigan también a aquel que en este lugar erigió un reloj de sol para cortar y despedazar de modo tan infame mis días en pequeños trozos”. Leía el otro día este comentario de Plauto y además de plantearme como aficionado compensarlo al menos con esto:
Además, digo, me hizo pensar, una vez más, en el pasmoso viaje que va desde ese maravilloso reloj de sol hasta nuestros relojes atómicos actuales. Y pensé en cómo se ha desarrollado la relojería, pero sabiendo progresar y conservar. Mantenemos relojes solares como recuerdo en museos y plazas, sí, pero mis hijos controlan su tiempo de cepillado de dientes o algunos juegos con relojitos de arena. Conservamos clepsidras como reliquias, sí, pero hay relojes monoaguja en catedrales perfectamente consultables... Nuestras formas de intentar controlar y entender el tiempo evolucionan, pero conviven.
Al lio. Simplemente os planteo que compartamos esas formas diferentes de medir el tiempo que conviven en nuestra caja de relojes o en nuestra casa.
Voy. En casa he localizado: relojes de arena, de pared, digitales y, por supuesto, los de dispositivos:
En cuanto a la caja, debo decir que pocas cosas disfruto más de la rotación que la variedad de formas de leer la hora, que cada día la vea diferente al anterior. En ella tengo de bolsillo, monoaguja, 24 horas, 12 horas, crono, digital:
Y si ya os apetece ampliar a las distintas formas en que el dial plantea la lectura, creo que el infinito es el límite, sobre todo teniendo en cuenta por dónde va la vanguardia de la innovación relojera. En este sentido, en mi caja solo hay lecturas tradicionales: principal con horas en números romanos y arábigos, principal con minutos, indices aplicados e impresos, rectangulares y circulares:
Serán más que bienvenidas, por supuesto, maneras que ni se me hayan ocurrido. Gracias por llegar hasta aquí y espero que disfrutéis al compartir los vuestros al menos tanto como yo planteándolo. Saludos.
Además, digo, me hizo pensar, una vez más, en el pasmoso viaje que va desde ese maravilloso reloj de sol hasta nuestros relojes atómicos actuales. Y pensé en cómo se ha desarrollado la relojería, pero sabiendo progresar y conservar. Mantenemos relojes solares como recuerdo en museos y plazas, sí, pero mis hijos controlan su tiempo de cepillado de dientes o algunos juegos con relojitos de arena. Conservamos clepsidras como reliquias, sí, pero hay relojes monoaguja en catedrales perfectamente consultables... Nuestras formas de intentar controlar y entender el tiempo evolucionan, pero conviven.
Al lio. Simplemente os planteo que compartamos esas formas diferentes de medir el tiempo que conviven en nuestra caja de relojes o en nuestra casa.
Voy. En casa he localizado: relojes de arena, de pared, digitales y, por supuesto, los de dispositivos:
En cuanto a la caja, debo decir que pocas cosas disfruto más de la rotación que la variedad de formas de leer la hora, que cada día la vea diferente al anterior. En ella tengo de bolsillo, monoaguja, 24 horas, 12 horas, crono, digital:
Y si ya os apetece ampliar a las distintas formas en que el dial plantea la lectura, creo que el infinito es el límite, sobre todo teniendo en cuenta por dónde va la vanguardia de la innovación relojera. En este sentido, en mi caja solo hay lecturas tradicionales: principal con horas en números romanos y arábigos, principal con minutos, indices aplicados e impresos, rectangulares y circulares:
Serán más que bienvenidas, por supuesto, maneras que ni se me hayan ocurrido. Gracias por llegar hasta aquí y espero que disfrutéis al compartir los vuestros al menos tanto como yo planteándolo. Saludos.