Es una pregunta que en otro tiempo, en el tiempo de las "diferencias sociales" pudo tener una gran relevancia.
Pero yo creo que hoy no tanto.
O... sí. O, no sé.
Veamos: Imaginad que vosotros, jefes de un negocio, requerís de un empleado. Y es un puesto básico. Y el candidato -uno de ellos- va con un "Audemars Piguet Royal Oak Perpetual Calendar Ultra-Thin" de 300.000 "lereles", que reconoces como auténtico, y que además no esconde en absoluto.
Pues... lo que yo pensaría es qué rayos hace un tipo de economía holgada pidiendo un trabajo de 1.200 Euros al mes. También pensaría si va a tener la humildad de aceptar que ese trabajo es el que tiene que hacer. Porque esa es otra, los "ricos de cuna" no siempre se quieren ensuciar las manos.
Y me produciría incertidumbre. ¿Qué haces en ese caso? Es que algo no cuadra. ¿No?
Pero... si es algo ajeno a mí, ejemplo el camarero que me sirve, el taquillero del cine, la dependienta de Zara, o el kiosquero al que le compro el periódico... pues no solo no me importa sino que me gusta.
También, como anécdota, cuento que un amigo con una empresa de construcción tenía un camionero, un chófer para llevar los materiales, que no descargaba él. Y eso sí, iba a trabajar vestido de "trabajador", y llevaba el camión a donde fuera de España, pues era una empresa de labores especializadas.
Pues, luego nos enteramos de que tenía un "supercorral" de gallinas ponedoras y que repartía 700 docenas de huevos diariamente por toda Valencia a clientes, normalmente bares y restaurantes. Y... ¡vivía del sueldo de camionero, con bastantes limitaciones! porque lo demás lo ahorraba, cosa que supimos luego.
O sea, era mucho más "potentado" que su empleador, que quebró, en tanto él siguió vendiendo huevos. Eso sí no llevaba nada ostentoso, ni nada que pudiera hacer suponer los enormes ahorros que acumulaba diariamente.
Imaginad que es el mendigo el que pide con un reloj así. (es un extremo difícil, ya lo sé, pero posible, habida cuenta del nivel de estudios y de trabajos que muchos mendigos han desarrollado hasta caer tras un divorcio en algo así).
Con lo cual... como hay de todo, asumamos que todo es aceptable. Aunque alguna vez nos deje descolocados.