Goldoff
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Tissot es una de esas marcas que los 'enterados' de los principios de internet menospreciaban hasta el punto de usarla como objeto de chanzas: en 2005, la sección de humor del entonces reputado TimeZone se regodeaba en la idea de un foro sobre Tissot, algo a todas luces ridículo, según ellos.
Craso error. Si bien Tissot no es (hoy) una manufactura, tiene historia para dar y repartir, no en vano atesora 170 años de historia (los ha cumplido este 2023) y no sólo ha compartido historia -y propietario- con Omega sino con la mismísima Lemania, que la proveyó de calibres cronográficos a mediados del siglo pasado.
Frase larga, un respiro.
Tissot ha sido uno de los mayores fabricantes de relojes de la historia relojera de Suiza, habiendo llegado a una producción cercana al millón de relojes en una época (1974) en que comunicar esas cifras era un argumento comercial más. No como hoy que, por alguna razón que se me escapa, este dato ha pasado a ser uno de los secretos mejor guardados de la industria relojera. Hoy día, que yo sepa, sólo Patek Philippe habla abiertamente de sus números de producción (sí. ya sé que se ve raro mencionar las dos marcas en el mismo párrafo). Del libro "Tissot, 150 años de historia". Se puede ver ahí el abismo al que cayó en diez años, por cierto:
Una de las épocas más prolíficas de Tissot en cuanto a modelos e innovación fueron los años 70 del siglo pasado, justo antes de la debacle a manos de la famosa crisis del cuarzo. Sin quitar el ojo del nuevo material, Tissot elige investigar en la relojería mecánica... de plástico. Aparecen los Astrolon-IDEA 2001, el Sytal (Sistema Tissot de Auto Lubricación). No acierta, el cuarzo le pasa por encima y sus relojes con calibre de plástico (entre 400.000 y 500.000) acaban en los hornos de incineración de residuos Cridor de La Chaux de Fonds.
Esa incursión en el mundo de los materiales sintéticos llegó también a las cajas de los relojes, y por lo menos ahí tuvieron algo más de éxito: la colección Sideral, que aunó lo que hoy día podría parecernos lo mejor de ambos mundos: La "modernidad" de un material como fue la fibra de vidrio con la tradición relojera de los calibres mecánicos. El crono "bullhead" Sideral venía equipado con un calibre Lemania 1277, mientras que los relojes de tres agujas montaban calibres automáticos...
Desde hace ya bastantes años *todas* las marcas relojeras bucean en sus propios archivos para reeditar modelos que o bien fueron un éxito en su día, han devenido piezas raras por su escasez o simplemente la marca ha decidido hacerlo. Tissot no es una excepción, y ya a principios de este siglo reeditó relojes tan emblemáticos como el Navigator horas del mundo de 1952 o el llamado Banana de 1917.
Así pues, no es de extrañar que este año se hayan decidido por reeditar uno de los relojes más reconocibles de esa época gloriosa (y pre-desastre) de principios de los 70: el Sideral.
Hay que decir que, siendo estéticamente parecido, el Sideral de hoy tiene poco que ver con el Sideral de 1971. Como el cambio de un calibre 784-2 con 45 horas de reserva de marcha por un Powematic 80 con casi el doble, o -más importante- el cambio del material de la caja, que pasa de ser una frágil (más bien fragilizada por los años) fibra de vidrio por una mucho más robusta y estable fibra de carbono. Ah, y que el original traía un humilde plexiglass mientras que el nuevo Sideral presenta un cristal de zafiro que anuncia orgullosamente en el anillo de su tapa posterior -y transparente-.
Se agradece el sobredimensionamiento de la corona, que es roscada para para resistir los 300 metros (o mil pies) al agua anunciados también en el fondo (del reloj). Cabe decir que a la hora de roscarla me costó un poco manipularla debido a la fuerza del muelle que tiende a mantenerla abierta. Quiero ver eso como una ventaja, porque obliga al usuario a asegurarse de que lo ha hecho correctamente.
Lo que sí es igual es el "mecanismo" de cierre y sujeción de la correa: un pequeño pivote en cada extremo, que se inserta en la tira central de los orificios que la pueblan. Aun así, los materiales vuelven a diferir. Mientras la correa antigua es un tanto rígida -a pesar de mantener la suficiente flexibilidad para seguir siendo útil cincuenta años después- la nueva es de algún caucho fluorado que la hace muy suave y fácil de colocar. Además, viene equipada con pasadores de cambio rápido, una característica que deberían traer todas las correas del mercado.
También resulta muy fiel el aspecto de la esfera y el bisel (bidireccional), con un código de colores que prioriza los diez minutos en la primera y una cuenta decreciente en dos tandas de cinco minutos en el segundo. Lo que no acabo de entender es por qué no se ha querido inscribir la palabra "Sideral" en la esfera cuando parecería que conservan los derechos sobre ella a la vista de la nomenclatura del modelo nuevo.
(Nota: las fotos del ejemplar con el rehaut en rojo/naranja las he sacado de un anuncio del sitio turquesa. Si el propietario ve esto y prefiere que las quite, que me lo diga).
No he comprobado la marcha diaria pero, teniendo en cuenta que ETA se ha permitido el lujo de eliminar la raqueta reguladora del muelle espiral (de Nivachron, amagnético), voy a darle un voto de confianza.
Siendo la caja (41mm) de carbono y la correa de caucho, el reloj es ligero-ligero. Cómodo de llevar en una muñeca de 18 cm, creo que puede funcionar incluso en muñecas más delgadas.
No estoy muy seguro de la oportunidad de haber relanzado este reloj ahora (me refiero al año 23 del siglo XXI). Sacarlo a un precio por encima de los mil euros (1.095, para ser exactos) puede justificarse por la caja de carbono, pero en mi opinión hubiera sido mucho más acertado hacerla en la tan traída y llevada "biocerámica", algo que a buen seguro habría rebajado el precio (aunque tal vez no mucho, lleva una Powermatic 80) y además hubiera permitido hacerla en el color amarillo -en este caso- original.
En cuanto a la "combinabilidad" del reloj como complemento sólo se me ocurre usarlo en la playa, porque la verdad es que va a dominar todo el "outfit" a poco que uno pretenda ser consecuente. Incluso una playa nudista, añadiría
Como reflexión final, y refiriéndome a todo el Grupo Swatch, creo que se ha metido en una carrera de incierto final: exceptuando a las tres de Alta Relojería (Breguet, Blancpain y Glashütte Original, que van a su propio ritmo) parecería que los precios de las marcas que lo componen se mueven en bloque. Omega, persiguiendo a Rolex, empieza a salir a la estratosfera. Longines va a ocupar su lugar en el escalafón pasando el listón de los 5.000 € (sobradamente, con el nuevo crono Spirit de titanio)... y están dejando un hueco ahí detrás que si quieren llenarlo con ¿Rado? ¿Mido? ¿Hamilton, Certina y Tissot? van a dar un disgusto a más de uno, incluyendo a sus dirigentes. El tiempo dirá.
BTW, @Tazio Nuvolari : este amarillo no lo tienes...
Craso error. Si bien Tissot no es (hoy) una manufactura, tiene historia para dar y repartir, no en vano atesora 170 años de historia (los ha cumplido este 2023) y no sólo ha compartido historia -y propietario- con Omega sino con la mismísima Lemania, que la proveyó de calibres cronográficos a mediados del siglo pasado.
Frase larga, un respiro.
Tissot ha sido uno de los mayores fabricantes de relojes de la historia relojera de Suiza, habiendo llegado a una producción cercana al millón de relojes en una época (1974) en que comunicar esas cifras era un argumento comercial más. No como hoy que, por alguna razón que se me escapa, este dato ha pasado a ser uno de los secretos mejor guardados de la industria relojera. Hoy día, que yo sepa, sólo Patek Philippe habla abiertamente de sus números de producción (sí. ya sé que se ve raro mencionar las dos marcas en el mismo párrafo). Del libro "Tissot, 150 años de historia". Se puede ver ahí el abismo al que cayó en diez años, por cierto:
Una de las épocas más prolíficas de Tissot en cuanto a modelos e innovación fueron los años 70 del siglo pasado, justo antes de la debacle a manos de la famosa crisis del cuarzo. Sin quitar el ojo del nuevo material, Tissot elige investigar en la relojería mecánica... de plástico. Aparecen los Astrolon-IDEA 2001, el Sytal (Sistema Tissot de Auto Lubricación). No acierta, el cuarzo le pasa por encima y sus relojes con calibre de plástico (entre 400.000 y 500.000) acaban en los hornos de incineración de residuos Cridor de La Chaux de Fonds.
Esa incursión en el mundo de los materiales sintéticos llegó también a las cajas de los relojes, y por lo menos ahí tuvieron algo más de éxito: la colección Sideral, que aunó lo que hoy día podría parecernos lo mejor de ambos mundos: La "modernidad" de un material como fue la fibra de vidrio con la tradición relojera de los calibres mecánicos. El crono "bullhead" Sideral venía equipado con un calibre Lemania 1277, mientras que los relojes de tres agujas montaban calibres automáticos...
Desde hace ya bastantes años *todas* las marcas relojeras bucean en sus propios archivos para reeditar modelos que o bien fueron un éxito en su día, han devenido piezas raras por su escasez o simplemente la marca ha decidido hacerlo. Tissot no es una excepción, y ya a principios de este siglo reeditó relojes tan emblemáticos como el Navigator horas del mundo de 1952 o el llamado Banana de 1917.
Así pues, no es de extrañar que este año se hayan decidido por reeditar uno de los relojes más reconocibles de esa época gloriosa (y pre-desastre) de principios de los 70: el Sideral.
Hay que decir que, siendo estéticamente parecido, el Sideral de hoy tiene poco que ver con el Sideral de 1971. Como el cambio de un calibre 784-2 con 45 horas de reserva de marcha por un Powematic 80 con casi el doble, o -más importante- el cambio del material de la caja, que pasa de ser una frágil (más bien fragilizada por los años) fibra de vidrio por una mucho más robusta y estable fibra de carbono. Ah, y que el original traía un humilde plexiglass mientras que el nuevo Sideral presenta un cristal de zafiro que anuncia orgullosamente en el anillo de su tapa posterior -y transparente-.
Se agradece el sobredimensionamiento de la corona, que es roscada para para resistir los 300 metros (o mil pies) al agua anunciados también en el fondo (del reloj). Cabe decir que a la hora de roscarla me costó un poco manipularla debido a la fuerza del muelle que tiende a mantenerla abierta. Quiero ver eso como una ventaja, porque obliga al usuario a asegurarse de que lo ha hecho correctamente.
Lo que sí es igual es el "mecanismo" de cierre y sujeción de la correa: un pequeño pivote en cada extremo, que se inserta en la tira central de los orificios que la pueblan. Aun así, los materiales vuelven a diferir. Mientras la correa antigua es un tanto rígida -a pesar de mantener la suficiente flexibilidad para seguir siendo útil cincuenta años después- la nueva es de algún caucho fluorado que la hace muy suave y fácil de colocar. Además, viene equipada con pasadores de cambio rápido, una característica que deberían traer todas las correas del mercado.
También resulta muy fiel el aspecto de la esfera y el bisel (bidireccional), con un código de colores que prioriza los diez minutos en la primera y una cuenta decreciente en dos tandas de cinco minutos en el segundo. Lo que no acabo de entender es por qué no se ha querido inscribir la palabra "Sideral" en la esfera cuando parecería que conservan los derechos sobre ella a la vista de la nomenclatura del modelo nuevo.
(Nota: las fotos del ejemplar con el rehaut en rojo/naranja las he sacado de un anuncio del sitio turquesa. Si el propietario ve esto y prefiere que las quite, que me lo diga).
No he comprobado la marcha diaria pero, teniendo en cuenta que ETA se ha permitido el lujo de eliminar la raqueta reguladora del muelle espiral (de Nivachron, amagnético), voy a darle un voto de confianza.
Siendo la caja (41mm) de carbono y la correa de caucho, el reloj es ligero-ligero. Cómodo de llevar en una muñeca de 18 cm, creo que puede funcionar incluso en muñecas más delgadas.
No estoy muy seguro de la oportunidad de haber relanzado este reloj ahora (me refiero al año 23 del siglo XXI). Sacarlo a un precio por encima de los mil euros (1.095, para ser exactos) puede justificarse por la caja de carbono, pero en mi opinión hubiera sido mucho más acertado hacerla en la tan traída y llevada "biocerámica", algo que a buen seguro habría rebajado el precio (aunque tal vez no mucho, lleva una Powermatic 80) y además hubiera permitido hacerla en el color amarillo -en este caso- original.
En cuanto a la "combinabilidad" del reloj como complemento sólo se me ocurre usarlo en la playa, porque la verdad es que va a dominar todo el "outfit" a poco que uno pretenda ser consecuente. Incluso una playa nudista, añadiría
Como reflexión final, y refiriéndome a todo el Grupo Swatch, creo que se ha metido en una carrera de incierto final: exceptuando a las tres de Alta Relojería (Breguet, Blancpain y Glashütte Original, que van a su propio ritmo) parecería que los precios de las marcas que lo componen se mueven en bloque. Omega, persiguiendo a Rolex, empieza a salir a la estratosfera. Longines va a ocupar su lugar en el escalafón pasando el listón de los 5.000 € (sobradamente, con el nuevo crono Spirit de titanio)... y están dejando un hueco ahí detrás que si quieren llenarlo con ¿Rado? ¿Mido? ¿Hamilton, Certina y Tissot? van a dar un disgusto a más de uno, incluyendo a sus dirigentes. El tiempo dirá.
BTW, @Tazio Nuvolari : este amarillo no lo tienes...