Aquí lo cierto es que nos encontramos ante una realidad. Raro es que se encuentre el reloj, o las joyas, o la cadena high end, o incluso, el cuadro desaparecido en alguna de las andanzas de "estos", y lo habitual es que queden impunes. O la mayoría. Incluso aunque les pillen. "semos asín".
También, que esto es un perjuicio gravísimo, no solo para los adquirentes de estos bienes, si que también para los fabricantes. De este modo, más robos, más riesgo... menos ventas.
Como todos sabemos, los gobiernos se deben a sus votantes y a... las presiones -especialmente-. Si por parte de "ciertos fabricantes" de productos que los estados consumen, hubiera presión suficiente, las cosas habrían cambiado, o estarían en vías de cambiar. Pero, mientras las víctimas seamos unos pocos, y los autores vandálicos sean muchos más, "democráticamente" perdemos. Ellos salen ganando por mayoría.
Lamentable, muy lamentable, pero una realidad inevitable, de momento.
Cuando la fiscalización llegue al interior de las viviendas (que no me extrañaría) y haya huella informática de todas las transacciones, sea de un paquete de arroz, como de un 60 pulgadas, o de un reloj, de una joya o de un juego de sábanas, posiblemente se perdiera... la libertad, y el interés en adueñarse de lo ajeno. En fin...