Los relojes de cuerda tienen un encanto especial. En un mundo en que todo está automatizado, saber que tenemos que imprimir energía a una maquinaria para ayudarla a comenzar a andar es algo que nos devuelve a la magia de un pasado más sencillo.
He tenido solo un par, pero me gustaba la sensación de dar vueltas a la corona hasta hacer tope.
Os contaré una anécdota que me sucedió al poco de comenzar en RE.
Compré un Sugess panda manual a China y cuando llegó al cabo de casi un mes de espera lo saqué de su caja, le di un poco de cuerda y me lo puse en la muñeca. Esa noche me fui a dormir con él reloj puesto como siempre hago y al despertarme por la mañana me di cuenta de que estaba parado. No conocía la marca por aquel entonces y lo había comprado en Aliexpress, por lo que me mosqueó que no funcionara. Lo agité varias veces para arrancarlo sin resultado alguno. Fue entonces cuando el mosqueo se convirtió en enfado. El reloj era precioso y que no funcionara y que además tuviera que lidiar con los chinos era algo que se me antojaba farragoso, por no decir de la desilusión que llevaba encima.
Abrí el portátil, conecté con Aliexpress y escribí un mensaje pidiendo explicaciones. Con rabia pulsé la tecla de enviar prometiéndome nunca más comprar nada de aquella marca. Basura china, pensé.
Fue en ese mismo momento que me di cuenta. ¡Era de cuerda, no automático!
Como había pasado tanto tiempo entre la compra y la recepción se me había olvidado por completo y asumía que era como todos los demás, automático.
El vendedor en cuestión me contestó al cabo de unos minutos y, condescendiente, me explicó lo que tenía que hacer para hacer funcionar mi reloj; girar la corona. Le escribí al instante, sonrojado, pidiéndole disculpas por mi ignorancia, a lo que él me devolvió el emoticono de una sonrisa. Aún debe de estar riéndose.
Cosas de novato.