Buenas tardes.
Debido a que "mi mayó" (también conocido como "El Heredero") ya trabaja y no me cuesta dinero mantenerlo (es un decir, no me quitéis la disculpa, joer...), tomé la decisión de autoregalarme algo. Y después de pensar durante un buen rato (entre 0,2 a 0,4 segundos), decidí comprarme un relojillo.
Para los desembolsos importantes, suelo ser bastante metódico. De hecho, me hago una lista con:
1.- los detalles que considero imprescindibles en la compra.
2.- los detalles que considero imprescindibles NO tenga la compra. En el caso de los relojes, la correa ha de ser metálica, nunca de piel. Tengo un sudor que se come literalmente el cuero.
Una vez definidos los parámetros, reduzco al mínimo las opciones, dejándolas en 3 ó 4, y ya en ese momento, me dejo llevar por los gustos, los sentimientos, o eso que algunos llaman "los intangibles" y que yo defino como "es que me gusta mucho, cojo...".
Creo que estaremos de acuerdo que, al adquirir una nueva pieza, todo el trasunto de su elección es también muy reconfortante: buscar, seleccionar, leer especificaciones, comentar con El Heredero (que también es viciosillo de esta afición) los pros y contras. En fin, disfrutando como un cochino.
Bueno, reduzco un poco la historia. Los candidatos (que al ser sobradamente conocidos, no voy a poner fotos), eran:
1.- Omega Speedmaster.
2.- Heuer Monaco.
3.- Cartier Santos en color azul.
4.- Jaeger Le Coultre Polaris: este modelo no lo conocía, pero el otro día un forero lo puso en el foro y me encantó.
Con ello, nos fuimos los 2 muy ufanos a las relojerías de turno a ver, probar, oler y casi chupar cada pieza. Tras muchas vueltas, por la noche en casa decidimos eliminar 2:
1.- Heuer Monaco: precioso, pero para reloj cuadrado me gusta más el Cartier Santos.
2.- Jaeger Le Coultre Polaris: sin duda, me pareció maravilloso, y en muñeca es un espectáculo. Pero el año pasado le regalé a “El Heredero” un Rolex Datejust en azul y, la verdad, es que se dan un cierto aire. A ver, se pueden tener los dos, pero mi colección no es que sea muy pequeña, pero tampoco tengo 35 piezas, y en un futuro (espero que muy lejano) “El Heredero” hará honor a su apodo y veo mejor tener más variedad.
Así que, ya decidida la dupla, y siguiendo mi método anteriormente glosado, nos montamos en el scooter y nos vamos a las relojerías, para que sean “los intangibles” los que rematen la faena.
Y en esas estábamos, con el scooter aparcado en la Plaza de la Magdalena y andando a paso ligero por la calle Rioja, cuando recibo una llamada de mi santa esposa, también conocida como “La Almiranta”.
Y gracias a esa llamada, se dispersaron todas las dudas sobre cuál comprar.
Sin más preámbulo, os presento la nueva pieza de mi colección:
.
, aunque un poco grande.
: Buena compra.
