Goldoff
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Apuntándose a la carrera de "bigger&deeper" iniciada (en realidad retomada, porque siempre estuvo ahí) por las grandes marcas, Oris ha lanzado recientemente su propia "bestia marina", el Aquis Pro 4000. Un diver de titanio orientado principalmente al buceo profesional dadas las 400 atmósferas (4.000 metros de profundidad) que soporta, aunque lo más probable es que acabe en muñecas de aficionados hardcore.
Un instrumento de estas características ha de ser necesariamente grande, porque su construcción requiere de grosores poco habituales en la vida "civil". Desde la propia caja hasta el cristal de zafiro que, siendo casi plano -tiene un ligero abovedado- lo adivino de varios milímetros.
Existen relojes -históricos- preparados para grandes profundidades hechos de acero. Algunos se han ganado apodos bastante gráficos, del estilo "chunk of metal", que se podría traducir como "cacho hierro". Relojes pesados que probablemente hoy día no encontrarían su sitio en el mercado. Es por esto, y porque la técnica ha avanzado mucho desde entonces, que los nuevos monstruos marinos están hechos de titanio, material que pesa casi la mitad que el acero (un 45% menos, concretamente). Si añadimos que los cauchos actuales son lo suficientemente fiables como para sustituir a un brazalete igualmente de acero tenemos que podemos usar un reloj de casi 50 mm de diámetro (se queda a medio milímetro de esa medida) y 23mm de grosor con cierta comodidad.
Es lo que he tenido ocasión de comprobar, no sin cierta sorpresa, durante los días que he podido disponer de él gracias al préstamo de Oris. Parte del éxito en este sentido se debe a las hechuras de la colección Aquis, con unas asas tan cortas y bien inclinadas que hacen que el reloj se asiente bien en prácticamente cualquier muñeca... aunque recomendaría que esa muñeca tuviera por lo menos 17 cm de circunferencia, no nos volvamos locos. Obviamente, es un reloj "para el verano". Y no lo digo solamente por ese color azul tan bien elegido, sino porque debe ser de los pocos relojes que "sabes" que no te va a caber debajo de ninguna manga sin necesidad de hacer la prueba.
Una vez puesto y ajustado, sorprende comprobar lo poco que cabecea, si algo. A esto contribuye un cierre desplegable -también de titanio- aparentemente sencillo. Tiene la medida exterior justa y suficiente para no molestar, y oculta un desplegable de dos piezas muy efectivo. Digo "aparentemente" porque de sencillo no tiene nada: la micro-regulación por pulsadores funciona a la perfección, y ahí tiene que haber componentes. Respecto a la correa -de muy buen tacto-, su longitud deja claro que está pensada para ir sobre un traje de neopreno (o de cualquier otra cosa más gruesa) porque tuve que llevar el desplegable hasta el penúltimo agujero y ajustar el cierre a la posición corta.
Esta correa tiene una "punta de arpón" flexible que favorece su inserción en el desplegable al tiempo que impide que se salga accidentalmente de éste. Una ventaja de su longitud es que hace de "almohadilla" entre el cierre y la piel del usuario. Tambien tiene un misterio: en las características técnicas de la nota de prensa se hablaba de un ancho entre asas de 26mm. No dudo -tampoco lo he medido- que esos 26mm sean el ancho total de la correa, pero desde luego no entre las asas. El misterio viene a la hora de cambiarla o siquiera sacarla de su alojamiento: hay una zona cuadrangular por su parte interior que adivino se podrá presionar para liberar algún mecanismo oculto, probablemente el pasador, desde luego éste no parece ir atornillado... Parece.
Normalmente el tema del packaging y la documentación va al final, pero me adelanto para decir que me ha sorprendido -esta vez en negativo- la parquedad de lo entregado. De acuerdo en que el embalaje es algo que sólo vas a ve cuando recibas el reloj y, si es el caso, cuando lo vayas a vender. Pero no es menos cierto que cuando te gastas casi un millón de lo que fueron pesetas en un reloj esperas que el envoltorio esté a la altura de lo pagado. Ni que sea un poco. Y lo que tenmos aquí es una caja de cartón -con su mensaje ecológico, vale- y poco más. Tan poco, que el folleto de instrucciones es genérico, con datos de los GMT, Word Time y Alarm, pero ni una triste referencia al bicho que te has comprado. Es más, para averiguar cómo funciona el "liberador" del bisel he tenido que acudir a la página de Oris. Ni una triste caja Peli... A falta de documentación, podrían haber suministrado ni que fuera un código QR para acceder a las características específicas de este modelo, que la necesita.
¿Ya he dicho que es más alto que la media de relojes que yo haya probado nunca? Aparte de la voluminosa caja de titanio, el cristal -zafiro, lo pone en la trasera- sobresale al menos un milímetro y medio del bisel. Imagino que será debido a su respetable grosor y que su poco abombamiento estará perfctamente calculado, porque en mis pobres conocimientos tenía entendido que una superficie plana (y la de este cristal casi lo es) no funciona demasiado bien a altas presiones, pongamos de 400 atmósferas... Esa altura por fuera del reloj mismo, además, lo hace candidato a golpes varios, especialmente si uno no está acostumbrado a semejante tamaño. El tiempo dirá. Y sí, ese botón en el lado opuesto de la corona es la válvula para la salida del helio cuando el usuario esté en la cámara de descompresión después de una inmersión prolongada.
El insert, de zafiro también, está atornillado al bisel en seis puntos, lo que asegura que no se suelte ni por accidente. La manera de liberarlo es tirar del protector (de acero y caucho) verticalmente, lo que permitirá manejarlo -siempre en sentido contrario a las agujas- y fijar el tiempo de inmersión, o de lo que sea. Como en la práctica totalidad de los divers, la escala está graduada para una hora. Una vez realizada la operación, basta con regresar el anillo a su posición inicial para que el bisel quede asegurado.
La corona (por supuesto, roscada), aun siendo de suficiente diámetro, queda demasiado escondida para poder manipularla con comodidad. Creo que aquí ha primado la estética sobre la funcionalidad, abonando mi idea acerca del verdadero destinatario de este reloj.
No lo he dicho, pero a la vista queda que todos los detalles del reloj son de color azul, un guiño a la enorme profundidad que puede alcanzar, ya que el azul es precisamente el último visible antes de perderse en la total oscuridad después de los 200 metros, última frontera para la luz solar. Básicamente dos tonos:azul claro para casi todo y azul oscuro para los detalles: el fondo del insert del bisel y el perfil de las "olitas" en la esfera. Me ha gustado el detalle de la "literatura" a las seis, sobre el fechador (modelo, profundidad, reserva de marcha) en el mismo tono claro. Legible pero discreta.
Como no podía ser de otra forma, tanto las agujas como los índices (y el bisel, ya puestos) están dotados de material luminiscente suficiente para hacerse ver en la oscuridad más absoluta, aunque no he comprobado durante cuánto tiempo. La trasera -maciza, claro- proporciona información adicional, con una escala metros/pies alrededor del logo de Oris mientras que en su periferia podemos leer una información que, aparte del número de serie, a mí se me antoja superflua: el modelo 7777, 400 BAR / 4000 M, "SAPPHIRE CRY." (así, con un punto, abreviando "crystal") ORIS HÖLSTEIN... aunque daño no hace, también es verdad.
El calibre automático 400, diseñado aunque no producido por Oris, ya empieza a ser familiar a los aficionados, y ya hace algunos años que viene equipando a la familia Aquis. Lo más destacable es su reserva de marcha de 5 días gracias a sus dos barriletes, su frecuencia de 4 herzios y la relativa facilidad para dejarlo en parámetros COSC. Tanto confía Oris en él que sugiere un intervalo de mantenimiento de diez años. El mismo periodo que da como garantía para todo el reloj si uno se apunta en su web al programa MyOris. Como anécdota, decir que gracias a la disposición de los dos barriletes en serie, el calibre visto desde la parte trasera recuerda al osito mascota de la casa.
Ya he dicho que me ha resultado cómodo de usar. No me importaría tenerlo para días muy concretos del verano (la del pulpo, por ejemplo, próximamente en sus pantallas), pero la verdad es que no me veo poniendo 5.700 € en un reloj de exhibición por muy bien terminado que esté, que lo está. Como he dicho al principio, creo que su público objetivo no está entre los submarinistas (o directamente buzos) profesionales sino más bien en los fans más fans de la muy extensa comunidad de aficionados a Oris. Que destinen a ello casi seis mil euros está por ver.
Pero bonito lo es
Un instrumento de estas características ha de ser necesariamente grande, porque su construcción requiere de grosores poco habituales en la vida "civil". Desde la propia caja hasta el cristal de zafiro que, siendo casi plano -tiene un ligero abovedado- lo adivino de varios milímetros.
Existen relojes -históricos- preparados para grandes profundidades hechos de acero. Algunos se han ganado apodos bastante gráficos, del estilo "chunk of metal", que se podría traducir como "cacho hierro". Relojes pesados que probablemente hoy día no encontrarían su sitio en el mercado. Es por esto, y porque la técnica ha avanzado mucho desde entonces, que los nuevos monstruos marinos están hechos de titanio, material que pesa casi la mitad que el acero (un 45% menos, concretamente). Si añadimos que los cauchos actuales son lo suficientemente fiables como para sustituir a un brazalete igualmente de acero tenemos que podemos usar un reloj de casi 50 mm de diámetro (se queda a medio milímetro de esa medida) y 23mm de grosor con cierta comodidad.
Es lo que he tenido ocasión de comprobar, no sin cierta sorpresa, durante los días que he podido disponer de él gracias al préstamo de Oris. Parte del éxito en este sentido se debe a las hechuras de la colección Aquis, con unas asas tan cortas y bien inclinadas que hacen que el reloj se asiente bien en prácticamente cualquier muñeca... aunque recomendaría que esa muñeca tuviera por lo menos 17 cm de circunferencia, no nos volvamos locos. Obviamente, es un reloj "para el verano". Y no lo digo solamente por ese color azul tan bien elegido, sino porque debe ser de los pocos relojes que "sabes" que no te va a caber debajo de ninguna manga sin necesidad de hacer la prueba.
Una vez puesto y ajustado, sorprende comprobar lo poco que cabecea, si algo. A esto contribuye un cierre desplegable -también de titanio- aparentemente sencillo. Tiene la medida exterior justa y suficiente para no molestar, y oculta un desplegable de dos piezas muy efectivo. Digo "aparentemente" porque de sencillo no tiene nada: la micro-regulación por pulsadores funciona a la perfección, y ahí tiene que haber componentes. Respecto a la correa -de muy buen tacto-, su longitud deja claro que está pensada para ir sobre un traje de neopreno (o de cualquier otra cosa más gruesa) porque tuve que llevar el desplegable hasta el penúltimo agujero y ajustar el cierre a la posición corta.
Esta correa tiene una "punta de arpón" flexible que favorece su inserción en el desplegable al tiempo que impide que se salga accidentalmente de éste. Una ventaja de su longitud es que hace de "almohadilla" entre el cierre y la piel del usuario. Tambien tiene un misterio: en las características técnicas de la nota de prensa se hablaba de un ancho entre asas de 26mm. No dudo -tampoco lo he medido- que esos 26mm sean el ancho total de la correa, pero desde luego no entre las asas. El misterio viene a la hora de cambiarla o siquiera sacarla de su alojamiento: hay una zona cuadrangular por su parte interior que adivino se podrá presionar para liberar algún mecanismo oculto, probablemente el pasador, desde luego éste no parece ir atornillado... Parece.
Normalmente el tema del packaging y la documentación va al final, pero me adelanto para decir que me ha sorprendido -esta vez en negativo- la parquedad de lo entregado. De acuerdo en que el embalaje es algo que sólo vas a ve cuando recibas el reloj y, si es el caso, cuando lo vayas a vender. Pero no es menos cierto que cuando te gastas casi un millón de lo que fueron pesetas en un reloj esperas que el envoltorio esté a la altura de lo pagado. Ni que sea un poco. Y lo que tenmos aquí es una caja de cartón -con su mensaje ecológico, vale- y poco más. Tan poco, que el folleto de instrucciones es genérico, con datos de los GMT, Word Time y Alarm, pero ni una triste referencia al bicho que te has comprado. Es más, para averiguar cómo funciona el "liberador" del bisel he tenido que acudir a la página de Oris. Ni una triste caja Peli... A falta de documentación, podrían haber suministrado ni que fuera un código QR para acceder a las características específicas de este modelo, que la necesita.
¿Ya he dicho que es más alto que la media de relojes que yo haya probado nunca? Aparte de la voluminosa caja de titanio, el cristal -zafiro, lo pone en la trasera- sobresale al menos un milímetro y medio del bisel. Imagino que será debido a su respetable grosor y que su poco abombamiento estará perfctamente calculado, porque en mis pobres conocimientos tenía entendido que una superficie plana (y la de este cristal casi lo es) no funciona demasiado bien a altas presiones, pongamos de 400 atmósferas... Esa altura por fuera del reloj mismo, además, lo hace candidato a golpes varios, especialmente si uno no está acostumbrado a semejante tamaño. El tiempo dirá. Y sí, ese botón en el lado opuesto de la corona es la válvula para la salida del helio cuando el usuario esté en la cámara de descompresión después de una inmersión prolongada.
El insert, de zafiro también, está atornillado al bisel en seis puntos, lo que asegura que no se suelte ni por accidente. La manera de liberarlo es tirar del protector (de acero y caucho) verticalmente, lo que permitirá manejarlo -siempre en sentido contrario a las agujas- y fijar el tiempo de inmersión, o de lo que sea. Como en la práctica totalidad de los divers, la escala está graduada para una hora. Una vez realizada la operación, basta con regresar el anillo a su posición inicial para que el bisel quede asegurado.
La corona (por supuesto, roscada), aun siendo de suficiente diámetro, queda demasiado escondida para poder manipularla con comodidad. Creo que aquí ha primado la estética sobre la funcionalidad, abonando mi idea acerca del verdadero destinatario de este reloj.
No lo he dicho, pero a la vista queda que todos los detalles del reloj son de color azul, un guiño a la enorme profundidad que puede alcanzar, ya que el azul es precisamente el último visible antes de perderse en la total oscuridad después de los 200 metros, última frontera para la luz solar. Básicamente dos tonos:azul claro para casi todo y azul oscuro para los detalles: el fondo del insert del bisel y el perfil de las "olitas" en la esfera. Me ha gustado el detalle de la "literatura" a las seis, sobre el fechador (modelo, profundidad, reserva de marcha) en el mismo tono claro. Legible pero discreta.
Como no podía ser de otra forma, tanto las agujas como los índices (y el bisel, ya puestos) están dotados de material luminiscente suficiente para hacerse ver en la oscuridad más absoluta, aunque no he comprobado durante cuánto tiempo. La trasera -maciza, claro- proporciona información adicional, con una escala metros/pies alrededor del logo de Oris mientras que en su periferia podemos leer una información que, aparte del número de serie, a mí se me antoja superflua: el modelo 7777, 400 BAR / 4000 M, "SAPPHIRE CRY." (así, con un punto, abreviando "crystal") ORIS HÖLSTEIN... aunque daño no hace, también es verdad.
El calibre automático 400, diseñado aunque no producido por Oris, ya empieza a ser familiar a los aficionados, y ya hace algunos años que viene equipando a la familia Aquis. Lo más destacable es su reserva de marcha de 5 días gracias a sus dos barriletes, su frecuencia de 4 herzios y la relativa facilidad para dejarlo en parámetros COSC. Tanto confía Oris en él que sugiere un intervalo de mantenimiento de diez años. El mismo periodo que da como garantía para todo el reloj si uno se apunta en su web al programa MyOris. Como anécdota, decir que gracias a la disposición de los dos barriletes en serie, el calibre visto desde la parte trasera recuerda al osito mascota de la casa.
Ya he dicho que me ha resultado cómodo de usar. No me importaría tenerlo para días muy concretos del verano (la del pulpo, por ejemplo, próximamente en sus pantallas), pero la verdad es que no me veo poniendo 5.700 € en un reloj de exhibición por muy bien terminado que esté, que lo está. Como he dicho al principio, creo que su público objetivo no está entre los submarinistas (o directamente buzos) profesionales sino más bien en los fans más fans de la muy extensa comunidad de aficionados a Oris. Que destinen a ello casi seis mil euros está por ver.
Pero bonito lo es