Ciclocampista
Habitual
Sin verificar
La originalidad es el arte de ocultar tus fuentes, se suele atribuir a Einstein. Aunque no existen pruebas de que dijera tal cosa, es una buena cita para expresar la imposibilidad humana para la originalidad total.
En biología del comportamiento son conocidos los paralelismos que su fundador, Konrad Lorenz, veía entre la evolución biológica y la evolución cultural. La evolución por selección natural nunca crea nada desde cero, sino que actúa sobre elementos ya existentes, y Lorenz veía la misma limitación en la cultura humana: somos capaces de evolucionar una idea previa, una solución conocida; pero al innovar nos resulta casi imposible hacer borrón y cuenta nueva y afrontar un problema o idea desde cero, no podemos olvidar las soluciones previas y tenemos que trabajar sobre ellas.
En muchas ocasiones, esta imposibilidad para la innovación absoluta lastra ideas revolucionarias, por no ser capaces al principio de descartar las viejas soluciones, que se mezclan con las novedosas. Es en posteriores evoluciones de la idea cuando alguien lo ve claro y pule la revolución. Esto pasa en ciencia, en arte y literatura, tecnología… Por ejemplo, en mi campo, la literatura, al estudiar en profundidad las obras y conocer sus fuentes puedes comprobar como ninguna idea nueva surge de la nada, sino que es una suma de influencias.
El ejemplo del vagón de tren de pasajeros
Konrad Lorenz llamó la atención sobre la pervivencia de vestigios de ideas previas en las innovaciones. Expuso el caso del vagón de tren de pasajeros, que se ideó como una variación de lo conocido, que era el coche de caballos.
Para la mente humana, la máquina de vapor sustituía al caballo como tracción, pero permanecía el coche. Por eso, en sus inicios, en el vagón de tren permanecieron vestigios del carruaje aun cuando no eran útiles o resultaban una mala idea en la nueva tecnología.
En este ejemplo señala la multiplicación de puertas en los vagones. Hoy en día los vagones de tren tiene solo dos entradas por lado, pero los primeros tenían tantas entradas como habitáculos con asientos tenía el vagón, calcando el diseño de los coches de caballos. Incluso en los modelos que disponían ya de un pasillo interior, aunque supieron suprimir la multiplicación de puertas, persistía el diseño de las ventanas de los carruajes.
Esta introducción tan pesada (paciencia, ahora llego a los relojes) es para introducir este punto de vista. Debido a esta manera en que suelo observar las cosas he ido identificando algunas fuentes del diseño y desarrollo del Rolex Submariner y creo que juntarlas todas puede dar un artículo interesante y distinto. (En realidad, no todas las fuentes que menciono lo son exactamente del Submariner, sino que algunos son compartidas por los relojes deportivos y de submarinismo en general, o la marca Rolex en otros modelos de su catálogo; pero habría sido un pecado no centrarse en uno de los relojes más famosos como hilo conductor).
La caja Borgel
Aunque a simple vista pueda pensarse que no se parecen en nada, yo diría que el reloj al que más deben el Submariner y la propia Rolex es al reloj de trinchera con caja Borgel. La caja original Oyster de Rolex es casi idéntica a la Borgel, que era de lo mejor de su tiempo, muy popular y que, a su vez, incorporaba innovaciones y mejoras de sus predecesores, igual que Rolex fue mejorando y evolucionando su caja Oyster hasta llegar a la del Submariner de los años 50.
La caja Borgel estaba elaborada con una precisión y calidad que la hacían resistente al polvo e incluso a una inmersión a poca profundidad, a pesar de no usar juntas ni corona roscada. Se sabe que Borgel proporcionó cajas a Wilsdorf & Davis, la marca previa a Rolex, hay cajas Borgel marcadas con el punzón W&D.
Si de esta colaboración surgió un permiso o compra de patentes, lo ignoro (de hecho, las patentes Borgel ya habían expirado cuando se patentó la Oyster); pero la influencia de la caja Borgel en la Oyster es obvia. Aquí podemos ver el despiece de una caja Borgel.
Y en esta imagen de Rolex vemos el esquema de una caja original Oyster, origen del Submariner.
Como en los vagones de pasajeros de Lorenz, a pesar de los años de evolución, aún hoy podemos ver un elemento de la caja Borgel en los modelos de Rolex que tienen un bisel estriado, un bonito ejemplo de vestigio pues ha perdido su función original (el bisel era roscado) y permanece solo como elemento estético.
La corona roscada
La invención de la corona roscada se le debe al relojero americano Ezra C. Fitch de la Waltham Watch Company, que tuvo la idea de una variación de los relojes de explorador, que llevaban un tapón sobre la corona cual petacas de licor.
Ezra C. Fitch patentó en América en febrero de 1881 su idea, en la que la propia corona se roscaba en el reloj. La invención de la corona roscada.
También en 1881, solo unos meses después de la anterior, se publicó la patente de otro inventor americano llamado Almon Twing, un modelo totalmente funcional de corona roscada con embrague. Un embrague es indispensable para que la corona roscada sea práctica, ya que al roscar la corona se necesita que la tija se desconecte de ella para evitar daños al movimiento, como por ejemplo romper el muelle real si hemos ya dado cuerda totalmente al reloj (o eso o esperar unas horas para poder roscar la corona). Aunque Twing se adelantó 45 años a la patente de Rolex, su invento quedó en el olvido y nunca se materializó.
El propio Hans Wildorf compró una de las patentes ajenas para una corona roscada, una idea de 1926 de Perregaux & Perret que resultó inviable y necesitó rehacerse.
La corona roscada que Hans Wilsdorf patentó un año después rediseñaba la invención y añadía la tija con embrague.
Si queréis saber más en detalle sobre el funcionamiento de la corona roscada, escribí hace tiempo un artículo comparando los modelos con embrague en la tija con la solución en la corona que usan los Vostok.
Las agujas mercedes
En este punto seguimos bajo la influencia de los relojes de trinchera, pues las especificaciones ideales y el estándar militar exigían para ellos manecillas esqueletizadas en las que pudiera aplicarse pasta luminosa para la visión nocturna, a base de radio en ese momento. La solución de los relojes de trinchera fueron las agujas de catedral que tan de moda siguen hoy en los relojes elegantes y de aspecto retro.
Es clara la influencia de las agujas de los relojes de trinchera en Rolex, cuyas manecillas mercedes son una estilización de las de catedral. De hecho, hay modelos antiguos de Rolex con agujas mercedes en los que podemos apreciar un paso intermedio entre las catedral y el diseño actual.
Rolex Zerographe, un raro cronógrafo de Rolex con bisel graduado que se ha datado en 1937, del que se sabe de escasos ejemplares y que no estuvo disponible al público, con unas manecillas intermedias entre catedral y las mercedes actuales.
La esfera de alta legibilidad
Seguimos sin salir del reloj de trinchera. Uno de los relojes de trinchera de dotación que conocemos es el del ejército inglés, que tenía la particularidad de una esfera de esmalte negro, aparte de los otros elementos de este tipo de relojes: de pulsera, caja estanca, cristal irrompible y agujas y numerales luminosos.
En Inglaterra se preocuparon también por dotar a los relojes de trinchera de una legibilidad mejorada, especialmente al comprobarse que en la oscuridad los numerales arábigos no presentaban una lectura clara. Se ofrecieron entonces relojes con los numerales sustituidos por puntos y símbolos. En este artículo de 1915 en el British Horological Journal se describe esta mejora de diseño.
Traducción parcial: El problema se resuelve reemplazando los números por signos. "12" es representado por un triángulo, "6" por un óvalo, mientras que "3" y "9" son reemplazados por una "T" y las horas intermedias son marcadas con puntos en vez de numeros.
El único ejemplo que encuentro en fotografía es este reloj de médico. Vemos que solo se necesitan evoluciones mínimas del diseño (como invertir el triángulo) para visualizar, en una esfera de esmalte negro, el patrón de una esfera actual de submarinismo.
El alto contraste entre numerales y fondo negro, así como un triángulo para identificar rápidamente las 12, también lo podemos reconocer en los relojes de piloto, en los que el triángulo suele apuntar hacia arriba y puede ir acompañado también de dos puntos.
El movimiento automático
Aunque los movimientos automáticos existían desde el siglo XVIII, no fue hasta los años 20 del siglo pasado que llegaron a los relojes de pulsera. La marca Fortis presentó en el Basel Trade Fair de 1926 un reloj de pulsera automático producido en serie, el Harwood Automatic basado en las invenciones en que John Harwood trabajaba desde 1922. Era el sistema de los bumpers, una masa oscilante con un recorrido que no completa un giro y rebota en muelles.
Rolex inventó poco después la masa oscilante giratoria, a la que bautizaron perpetual rotor. Es famoso el encontronazo que tuvieron con John Harwood por atribuirse Rolex en su publicidad la invención del reloj automático. El conflicto se zanjó (imagino que abogados mediante) con unas disculpas públicas de Rolex y el reconocimiento en su publicidad a Harwood.
Aunque, curiosidad y picaresca empresarial, al revisar ahora mismo datos mientras escribo compruebo que Rolex hoy en día sigue atribuyéndose el mérito del reloj automático, con cierta ambigüedad
pero sin dar lugar a confusión
.
El bisel giratorio
El bisel giratorio y graduado es una complicación que podemos datar en 1930, año en que Philip Van Horn Weems presenta un bisel bloqueable que permitía la navegación precisa para aviadores (su fecha de patente no la tengo clara).
En 1936 Longines fabricaba ya en número el Longines-Weems, tanto como reloj de dotación para el ejército americano como para el público. Algunos ven en este reloj el nacimiento del reloj herramienta moderno.
El reloj presentado en la revista Aviation de noviembre de 1937.
Una reseña del reloj en la revista Popular Aviation de diciembre de 1937, que recomienda el reloj también para “entusiastas de la fotografía, deportistas, médicos y enfermeras”.
El Weems tuvo un enorme éxito, fue usado por aviadores y ejércitos de todo el mundo y para cumplir con la demanda fue construido por otras marcas como Zenith, Omega, LeCoultre y Movado.
A pesar de su éxito, quizás no sea hoy en día tan conocido como el Longines Lindbergh Hour Angle Watch, que el famoso piloto desarrolló con Weems tras convencerse de la importancia de la navegación en su viaje trasatlántico de 1927. Lindbergh aprendió navegación con Weems y ambos colaboraron en el diseño de este reloj, que se empezó a comercializar en 1931.
Yo entiendo que el Longines Lindbergh Hour Angle Watch tuvo desde el principio un bisel graduado giratorio, lo que significaría que salió al mercado antes que el Weems.
Es en 1953 cuando Rolex introduce el bisel moderno en su modelo Turn-O-Graf, “el cronógrafo más sencillo que haya habido” (y que ya predice en su publicidad uno de los usos finalmente más habituales del bisel de submarinismo... medir tiempos en la cocina).
El Turn-O-Graf es un precursor del Submariner y ya un reloj deportivo moderno. El bisel graduado giratorio es una herramienta muy práctica para medir el tiempo cuando no se necesita una precisión de segundos, muy legible y que permite al reloj conservar un movimiento sencillo y resistente y una caja sin puntos débiles en su estanqueidad.
El mismo año, junto al Blancpain Fifty Fathoms y el Zodiac Sea Wolf, hizo por fin su aparición el modelo de Rolex diseñado para la actividad subacuática, el Submariner. Todavía no tenía el bisel unidireccional que ahora es el estándar de los relojes de buzo, ya que no estuvo disponible hasta los años 80 del siglo XX en que expiró la patente de Blancpain. Su competidor Fifty Fathoms no tenía en cambio una corona roscada, al ser esta una patente de Rolex. Y el Sea Wolf de Zodiac, aunque era el de mayor resistencia a la profundidad, no tenía ninguna de ambas innovaciones. Los aficionados a los relojes tuvimos que esperar a que expiraran las patentes de todos para disfrutar un reloj de submarinismo ideal.
Y hasta aquí mi deconstrucción del Rolex Submariner, esto es lo que he ido encontrando en mis lecturas y observaciones. Para aquellos a los que no he descubierto la pólvora, espero que os haya gustado leer sobre la evolución e historia de este reloj y lo apreciéis ahora de otra manera. Se puede tirar del hilo de esta manera de cualquier creación humana. Y si no se puede es porque se ha perdido la información.
Como sé que estoy muy lejos de la erudición de otros compañeros del foro, no espero haber quedado libre de errores y espero que nada sea garrafal. Son bienvenidos en los comentarios todo tipo de correcciones y añadidos.
Algunas fuentes:
En biología del comportamiento son conocidos los paralelismos que su fundador, Konrad Lorenz, veía entre la evolución biológica y la evolución cultural. La evolución por selección natural nunca crea nada desde cero, sino que actúa sobre elementos ya existentes, y Lorenz veía la misma limitación en la cultura humana: somos capaces de evolucionar una idea previa, una solución conocida; pero al innovar nos resulta casi imposible hacer borrón y cuenta nueva y afrontar un problema o idea desde cero, no podemos olvidar las soluciones previas y tenemos que trabajar sobre ellas.
En muchas ocasiones, esta imposibilidad para la innovación absoluta lastra ideas revolucionarias, por no ser capaces al principio de descartar las viejas soluciones, que se mezclan con las novedosas. Es en posteriores evoluciones de la idea cuando alguien lo ve claro y pule la revolución. Esto pasa en ciencia, en arte y literatura, tecnología… Por ejemplo, en mi campo, la literatura, al estudiar en profundidad las obras y conocer sus fuentes puedes comprobar como ninguna idea nueva surge de la nada, sino que es una suma de influencias.
El ejemplo del vagón de tren de pasajeros
Konrad Lorenz llamó la atención sobre la pervivencia de vestigios de ideas previas en las innovaciones. Expuso el caso del vagón de tren de pasajeros, que se ideó como una variación de lo conocido, que era el coche de caballos.
Para la mente humana, la máquina de vapor sustituía al caballo como tracción, pero permanecía el coche. Por eso, en sus inicios, en el vagón de tren permanecieron vestigios del carruaje aun cuando no eran útiles o resultaban una mala idea en la nueva tecnología.
En este ejemplo señala la multiplicación de puertas en los vagones. Hoy en día los vagones de tren tiene solo dos entradas por lado, pero los primeros tenían tantas entradas como habitáculos con asientos tenía el vagón, calcando el diseño de los coches de caballos. Incluso en los modelos que disponían ya de un pasillo interior, aunque supieron suprimir la multiplicación de puertas, persistía el diseño de las ventanas de los carruajes.
Esta introducción tan pesada (paciencia, ahora llego a los relojes) es para introducir este punto de vista. Debido a esta manera en que suelo observar las cosas he ido identificando algunas fuentes del diseño y desarrollo del Rolex Submariner y creo que juntarlas todas puede dar un artículo interesante y distinto. (En realidad, no todas las fuentes que menciono lo son exactamente del Submariner, sino que algunos son compartidas por los relojes deportivos y de submarinismo en general, o la marca Rolex en otros modelos de su catálogo; pero habría sido un pecado no centrarse en uno de los relojes más famosos como hilo conductor).
La caja Borgel
Aunque a simple vista pueda pensarse que no se parecen en nada, yo diría que el reloj al que más deben el Submariner y la propia Rolex es al reloj de trinchera con caja Borgel. La caja original Oyster de Rolex es casi idéntica a la Borgel, que era de lo mejor de su tiempo, muy popular y que, a su vez, incorporaba innovaciones y mejoras de sus predecesores, igual que Rolex fue mejorando y evolucionando su caja Oyster hasta llegar a la del Submariner de los años 50.
La caja Borgel estaba elaborada con una precisión y calidad que la hacían resistente al polvo e incluso a una inmersión a poca profundidad, a pesar de no usar juntas ni corona roscada. Se sabe que Borgel proporcionó cajas a Wilsdorf & Davis, la marca previa a Rolex, hay cajas Borgel marcadas con el punzón W&D.
Si de esta colaboración surgió un permiso o compra de patentes, lo ignoro (de hecho, las patentes Borgel ya habían expirado cuando se patentó la Oyster); pero la influencia de la caja Borgel en la Oyster es obvia. Aquí podemos ver el despiece de una caja Borgel.
Y en esta imagen de Rolex vemos el esquema de una caja original Oyster, origen del Submariner.
Como en los vagones de pasajeros de Lorenz, a pesar de los años de evolución, aún hoy podemos ver un elemento de la caja Borgel en los modelos de Rolex que tienen un bisel estriado, un bonito ejemplo de vestigio pues ha perdido su función original (el bisel era roscado) y permanece solo como elemento estético.
La corona roscada
La invención de la corona roscada se le debe al relojero americano Ezra C. Fitch de la Waltham Watch Company, que tuvo la idea de una variación de los relojes de explorador, que llevaban un tapón sobre la corona cual petacas de licor.
Ezra C. Fitch patentó en América en febrero de 1881 su idea, en la que la propia corona se roscaba en el reloj. La invención de la corona roscada.
También en 1881, solo unos meses después de la anterior, se publicó la patente de otro inventor americano llamado Almon Twing, un modelo totalmente funcional de corona roscada con embrague. Un embrague es indispensable para que la corona roscada sea práctica, ya que al roscar la corona se necesita que la tija se desconecte de ella para evitar daños al movimiento, como por ejemplo romper el muelle real si hemos ya dado cuerda totalmente al reloj (o eso o esperar unas horas para poder roscar la corona). Aunque Twing se adelantó 45 años a la patente de Rolex, su invento quedó en el olvido y nunca se materializó.
El propio Hans Wildorf compró una de las patentes ajenas para una corona roscada, una idea de 1926 de Perregaux & Perret que resultó inviable y necesitó rehacerse.
La corona roscada que Hans Wilsdorf patentó un año después rediseñaba la invención y añadía la tija con embrague.
Si queréis saber más en detalle sobre el funcionamiento de la corona roscada, escribí hace tiempo un artículo comparando los modelos con embrague en la tija con la solución en la corona que usan los Vostok.
Las agujas mercedes
En este punto seguimos bajo la influencia de los relojes de trinchera, pues las especificaciones ideales y el estándar militar exigían para ellos manecillas esqueletizadas en las que pudiera aplicarse pasta luminosa para la visión nocturna, a base de radio en ese momento. La solución de los relojes de trinchera fueron las agujas de catedral que tan de moda siguen hoy en los relojes elegantes y de aspecto retro.
Es clara la influencia de las agujas de los relojes de trinchera en Rolex, cuyas manecillas mercedes son una estilización de las de catedral. De hecho, hay modelos antiguos de Rolex con agujas mercedes en los que podemos apreciar un paso intermedio entre las catedral y el diseño actual.
Rolex Zerographe, un raro cronógrafo de Rolex con bisel graduado que se ha datado en 1937, del que se sabe de escasos ejemplares y que no estuvo disponible al público, con unas manecillas intermedias entre catedral y las mercedes actuales.
La esfera de alta legibilidad
Seguimos sin salir del reloj de trinchera. Uno de los relojes de trinchera de dotación que conocemos es el del ejército inglés, que tenía la particularidad de una esfera de esmalte negro, aparte de los otros elementos de este tipo de relojes: de pulsera, caja estanca, cristal irrompible y agujas y numerales luminosos.
En Inglaterra se preocuparon también por dotar a los relojes de trinchera de una legibilidad mejorada, especialmente al comprobarse que en la oscuridad los numerales arábigos no presentaban una lectura clara. Se ofrecieron entonces relojes con los numerales sustituidos por puntos y símbolos. En este artículo de 1915 en el British Horological Journal se describe esta mejora de diseño.
Traducción parcial: El problema se resuelve reemplazando los números por signos. "12" es representado por un triángulo, "6" por un óvalo, mientras que "3" y "9" son reemplazados por una "T" y las horas intermedias son marcadas con puntos en vez de numeros.
El único ejemplo que encuentro en fotografía es este reloj de médico. Vemos que solo se necesitan evoluciones mínimas del diseño (como invertir el triángulo) para visualizar, en una esfera de esmalte negro, el patrón de una esfera actual de submarinismo.
El alto contraste entre numerales y fondo negro, así como un triángulo para identificar rápidamente las 12, también lo podemos reconocer en los relojes de piloto, en los que el triángulo suele apuntar hacia arriba y puede ir acompañado también de dos puntos.
El movimiento automático
Aunque los movimientos automáticos existían desde el siglo XVIII, no fue hasta los años 20 del siglo pasado que llegaron a los relojes de pulsera. La marca Fortis presentó en el Basel Trade Fair de 1926 un reloj de pulsera automático producido en serie, el Harwood Automatic basado en las invenciones en que John Harwood trabajaba desde 1922. Era el sistema de los bumpers, una masa oscilante con un recorrido que no completa un giro y rebota en muelles.
Rolex inventó poco después la masa oscilante giratoria, a la que bautizaron perpetual rotor. Es famoso el encontronazo que tuvieron con John Harwood por atribuirse Rolex en su publicidad la invención del reloj automático. El conflicto se zanjó (imagino que abogados mediante) con unas disculpas públicas de Rolex y el reconocimiento en su publicidad a Harwood.
Aunque, curiosidad y picaresca empresarial, al revisar ahora mismo datos mientras escribo compruebo que Rolex hoy en día sigue atribuyéndose el mérito del reloj automático, con cierta ambigüedad
El bisel giratorio
El bisel giratorio y graduado es una complicación que podemos datar en 1930, año en que Philip Van Horn Weems presenta un bisel bloqueable que permitía la navegación precisa para aviadores (su fecha de patente no la tengo clara).
En 1936 Longines fabricaba ya en número el Longines-Weems, tanto como reloj de dotación para el ejército americano como para el público. Algunos ven en este reloj el nacimiento del reloj herramienta moderno.
El reloj presentado en la revista Aviation de noviembre de 1937.
Una reseña del reloj en la revista Popular Aviation de diciembre de 1937, que recomienda el reloj también para “entusiastas de la fotografía, deportistas, médicos y enfermeras”.
El Weems tuvo un enorme éxito, fue usado por aviadores y ejércitos de todo el mundo y para cumplir con la demanda fue construido por otras marcas como Zenith, Omega, LeCoultre y Movado.
A pesar de su éxito, quizás no sea hoy en día tan conocido como el Longines Lindbergh Hour Angle Watch, que el famoso piloto desarrolló con Weems tras convencerse de la importancia de la navegación en su viaje trasatlántico de 1927. Lindbergh aprendió navegación con Weems y ambos colaboraron en el diseño de este reloj, que se empezó a comercializar en 1931.
Yo entiendo que el Longines Lindbergh Hour Angle Watch tuvo desde el principio un bisel graduado giratorio, lo que significaría que salió al mercado antes que el Weems.
Es en 1953 cuando Rolex introduce el bisel moderno en su modelo Turn-O-Graf, “el cronógrafo más sencillo que haya habido” (y que ya predice en su publicidad uno de los usos finalmente más habituales del bisel de submarinismo... medir tiempos en la cocina).
El Turn-O-Graf es un precursor del Submariner y ya un reloj deportivo moderno. El bisel graduado giratorio es una herramienta muy práctica para medir el tiempo cuando no se necesita una precisión de segundos, muy legible y que permite al reloj conservar un movimiento sencillo y resistente y una caja sin puntos débiles en su estanqueidad.
El mismo año, junto al Blancpain Fifty Fathoms y el Zodiac Sea Wolf, hizo por fin su aparición el modelo de Rolex diseñado para la actividad subacuática, el Submariner. Todavía no tenía el bisel unidireccional que ahora es el estándar de los relojes de buzo, ya que no estuvo disponible hasta los años 80 del siglo XX en que expiró la patente de Blancpain. Su competidor Fifty Fathoms no tenía en cambio una corona roscada, al ser esta una patente de Rolex. Y el Sea Wolf de Zodiac, aunque era el de mayor resistencia a la profundidad, no tenía ninguna de ambas innovaciones. Los aficionados a los relojes tuvimos que esperar a que expiraran las patentes de todos para disfrutar un reloj de submarinismo ideal.
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Y hasta aquí mi deconstrucción del Rolex Submariner, esto es lo que he ido encontrando en mis lecturas y observaciones. Para aquellos a los que no he descubierto la pólvora, espero que os haya gustado leer sobre la evolución e historia de este reloj y lo apreciéis ahora de otra manera. Se puede tirar del hilo de esta manera de cualquier creación humana. Y si no se puede es porque se ha perdido la información.
Como sé que estoy muy lejos de la erudición de otros compañeros del foro, no espero haber quedado libre de errores y espero que nada sea garrafal. Son bienvenidos en los comentarios todo tipo de correcciones y añadidos.
Algunas fuentes:
Vintage Watchstraps - Straps and Bands for Vintage Wristwatches
Straps and bands for vintage fixed wire lug military trench or officers the First World War era wristwatches
www.vintagewatchstraps.com
#TBT John Harwood And The World’s First Automatic Wristwatch
✓ Tomas explores a real piece of horological history ✓ An original John Harwood automatic from the 1920s ✓ Check it out now! ✓
www.fratellowatches.com
The Rotating Bezel Invented by Weems- the Rotary Verge Ring
INTRODUCTION The question has been asked “Which watch carried the first rotating bezel?” The answer is the Weems, with what the advertising initially called a rotary verge ring. The model featured above is from about 1930. It is the design drawing for Longines serial number 5145705 with...
thespringbar.com
Dive Watch Wednesday: How the Rotating Bezel Landed on the Dive Watch
In the third part of our ongoing series on the basics of the dive watch, we at Diveintowatches.com explained about how its most characteristic feature works. In this edition, we dive a little bit deeper and discover its origins. A watch bezel with an added functionality — whether fixed or rotatab
www.watchtime.com
The history of the Longines Lindbergh Hour Angle Watch
The history of the Longines Lindbergh Hour Angle Watch by Charles A. Lindbergh and Longines after the first transatlantic crossing.
www.yourwatchhub.com
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