mactylor
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Hola compañeros, con la adquisición de mi cuarto Seiko Sumo, se me ha ocurrido hacer un recorrido por los diferentes modelos de este mítico diver que han pasado por mi muñeca, recordando aquellos tiempos en los que esta afición me daba verdaderas satisfacciones.
El primero fue el azul, de primera generación. Recuerdo perfectamente la ilusión que me hizo poder convencer al compañero Txarlines para que me lo vendiera. Por aquel entonces era un reloj muy cotizado, no se podía comprar en España y las pocas unidades que salían en el foro, volaban. Era la época en la que, los hilos preguntando si “azul o negro”, se convirtieron en recurrentes, ganando casi siempre el negro, aunque por poco.
Txarlines se hizo con este en una especie de conjunta, a través de una relojería de Francia. Aunque el reloj le gustaba, no terminaba de convencerle, “debilidad” que yo aproveché para iniciar un incesante plan de acoso y derribo para que se deshiciera de él, hasta que lo conseguí…
Por fin tenía mi reloj soñado, tras pasar por mis manos varios Seikos venidos de Singapur y Hong Kong, cuando todavía se podían conseguir allí por una fracción de su precio y sin temor a las aduanas, de repente, me había hecho con el top de los divers de Seiko, al menos con el top al que yo podía (o quería) llegar en ese momento.
Sin ninguna duda, aquel Sumo es, para mí, el modelo más bonito que se ha hecho hasta la fecha. Un azul sobrio y elegante que se tornaba negro al caer el sol. Lo disfruté mucho durante un tiempo, pero pronto mi codicia relojera hizo que la afición entrara en la siguiente fase y deseara piezas de mayor precio, y digo de mayor precio, porque no es fácil superar en calidad al Seiko Sumo. Pues eso, que lo vendí, si no recuerdo mal, para ir a por un Longines Conquest GMT que, a su vez, después dio paso a un Tag Aquaracer.
Tiempo después empecé a echar de menos esa obra maestra de Seiko y me compré el Emerald, ya de segunda generación, con la X en la esfera. Un reloj precioso, con esa cautivadora esfera verde turquesa. Tuve que pedirlo a Japón porque, como siempre, la gama media de Seiko en España era limitada. Lo disfruté un tiempo corto, porque enseguida volví a salir de caza mayor... No recuerdo cual fue el sustituto, quizá el Breitling Colt, no lo se.
En una época ya más reciente, se me volvió a meter en la cabeza el dichoso Sumo. En realidad, creo que nunca había salido de ella, siempre me arrepentí de haber vendido el primero. Así es que, sin pensarlo demasiado, me compré este precioso Hulk de tercera generación, ya en mercado nacional, con zafiro y calibre 6R35. Fue, sin duda, el que menos me duró… Salió en cuestión de semanas para sufragar la compra del Omega Seamaster y después el Breitling Avenger.
Al menos sé que aún lo disfruta un buen amigo que no se lo despega de la muñeca y no hace más que alabar sus virtudes constantemente. Con él, ha descubierto el mundo Seiko y ahora ha dejado de lado sus relojes suizos de alta gama, pensando en cual va a ser el siguiente Seiko.
Por último, cuando ya me he deshecho de todas mis piezas de “alta gama”, que ya no me producían satisfacciones, y he decidido volver a mis orígenes, para disfrutar de los relojes sin pensar en cual va a ser el siguiente, como no, tenía que regresar…
Me hubiera gustado que fuera el azul, pero no he encontrado ninguno que se adaptara a mis requerimientos. De las escasas piezas que hay a la venta, o estaban demasiado usadas, o eran demasiado caras, o ambas, bueno, eso, y que soy un impaciente.
Y aquí está, un Sumo negro de segunda generación. No quería zafiro, no quería agujas estilizadas ni numerales más finos en el bisel, tampoco necesitaba las 70 horas de reserva de marcha del 6R35, simplemente, quería un Sumo, el Sumo.
Y hasta aquí la historia de mis cuatro sumos, espero que os haya parecido interesante.
Gracias por mirar
El primero fue el azul, de primera generación. Recuerdo perfectamente la ilusión que me hizo poder convencer al compañero Txarlines para que me lo vendiera. Por aquel entonces era un reloj muy cotizado, no se podía comprar en España y las pocas unidades que salían en el foro, volaban. Era la época en la que, los hilos preguntando si “azul o negro”, se convirtieron en recurrentes, ganando casi siempre el negro, aunque por poco.
Txarlines se hizo con este en una especie de conjunta, a través de una relojería de Francia. Aunque el reloj le gustaba, no terminaba de convencerle, “debilidad” que yo aproveché para iniciar un incesante plan de acoso y derribo para que se deshiciera de él, hasta que lo conseguí…
Por fin tenía mi reloj soñado, tras pasar por mis manos varios Seikos venidos de Singapur y Hong Kong, cuando todavía se podían conseguir allí por una fracción de su precio y sin temor a las aduanas, de repente, me había hecho con el top de los divers de Seiko, al menos con el top al que yo podía (o quería) llegar en ese momento.
Sin ninguna duda, aquel Sumo es, para mí, el modelo más bonito que se ha hecho hasta la fecha. Un azul sobrio y elegante que se tornaba negro al caer el sol. Lo disfruté mucho durante un tiempo, pero pronto mi codicia relojera hizo que la afición entrara en la siguiente fase y deseara piezas de mayor precio, y digo de mayor precio, porque no es fácil superar en calidad al Seiko Sumo. Pues eso, que lo vendí, si no recuerdo mal, para ir a por un Longines Conquest GMT que, a su vez, después dio paso a un Tag Aquaracer.
Tiempo después empecé a echar de menos esa obra maestra de Seiko y me compré el Emerald, ya de segunda generación, con la X en la esfera. Un reloj precioso, con esa cautivadora esfera verde turquesa. Tuve que pedirlo a Japón porque, como siempre, la gama media de Seiko en España era limitada. Lo disfruté un tiempo corto, porque enseguida volví a salir de caza mayor... No recuerdo cual fue el sustituto, quizá el Breitling Colt, no lo se.
En una época ya más reciente, se me volvió a meter en la cabeza el dichoso Sumo. En realidad, creo que nunca había salido de ella, siempre me arrepentí de haber vendido el primero. Así es que, sin pensarlo demasiado, me compré este precioso Hulk de tercera generación, ya en mercado nacional, con zafiro y calibre 6R35. Fue, sin duda, el que menos me duró… Salió en cuestión de semanas para sufragar la compra del Omega Seamaster y después el Breitling Avenger.
Al menos sé que aún lo disfruta un buen amigo que no se lo despega de la muñeca y no hace más que alabar sus virtudes constantemente. Con él, ha descubierto el mundo Seiko y ahora ha dejado de lado sus relojes suizos de alta gama, pensando en cual va a ser el siguiente Seiko.
Por último, cuando ya me he deshecho de todas mis piezas de “alta gama”, que ya no me producían satisfacciones, y he decidido volver a mis orígenes, para disfrutar de los relojes sin pensar en cual va a ser el siguiente, como no, tenía que regresar…
Me hubiera gustado que fuera el azul, pero no he encontrado ninguno que se adaptara a mis requerimientos. De las escasas piezas que hay a la venta, o estaban demasiado usadas, o eran demasiado caras, o ambas, bueno, eso, y que soy un impaciente.
Y aquí está, un Sumo negro de segunda generación. No quería zafiro, no quería agujas estilizadas ni numerales más finos en el bisel, tampoco necesitaba las 70 horas de reserva de marcha del 6R35, simplemente, quería un Sumo, el Sumo.
Y hasta aquí la historia de mis cuatro sumos, espero que os haya parecido interesante.
Gracias por mirar