A ver, es que os ponéis de un tremendismo apocalíptico que, la verdad, tampoco encuentro que tenga que ser así. Personalmente, yo procuro vivir en el presente y el presente es que tenemos que estar en casa y hacer caso de las indicaciones que nos dan.
Que es grave, por supuesto. Es un virus muy contagioso, que afortunadamente, un gran número de gente que goza de buena salud, se va recuperando, pero hay otras muchas personas que están graves y que mueren por ello. Quiero creer que si seguimos confinándonos, tarde o temprano, el número de gente que enferma, tendrá que ir bajando, al haber menos contagio.
A mí, si luego mis relojes valen mucho o poco, la verdad es que es lo que menos me preocupa en estos momentos.
Intento llevar la vida lo más normalmente posible y ahora que estoy conviviendo a todas horas con tres de mis hij@s que ya son mayores de edad, intento que los ratos compartidos como la comida o ver una película, sean lo más agradable posible para todos y suavizar las tensiones que puedan producirse en esta convivencia forzada con una actitud positiva por mi parte.
Todo esto pasará. Yo mismo, tengo cancelada la Ruta de Santiago en bicicleta que tenía previsto hacer con un amigo a mediados de abril, pero hago una hora de bicicleta estática diaria para estar en forma con la ilusión de retomarlo cuando todo esto pase.
Puedo pensar que entonces igual no podré. Bueno, no lo sé, pero al menos que no sea porque no haya seguido poniendo ilusión de mi parte en ello.