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De cómo las bajas pasiones derriban los grandes imperios. Primera parte.

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Forer@ Senior
Sin verificar
Pues resulta que servidor iba en el autobús urbano. En él iba un yayo que se ayudaba con un bastón para mantenerse apenas derecho. Y en un asiento de los reservados a yayos, embarazadas y minusválidos (o como se diga ahora, que esa es otra) se acomodaba a lo grande lo que parecía un oso, aunque no tan inteligente como el plantígrado que se cita. En un alarde de temeridad, le indiqué al animal que ocupaba un asiento que correspondía al yayo en cuestión. El oso se despachó diciéndome que me metiera en mis asuntos. Le respondí que este era un asunto mío y de cualquier ciudadano con principios. No sé a qué le sonaría lo de ciudadano o lo de principios, pero hizo que el humanoide (u “osoide”, que ya no sé qué pensar) me ofreciera, tal cual se escribe, dos hostias. Naturalmente, decliné el ofrecimiento y añadí, temerariamente también, que otras veces me habían ofrecido cuatro y no las había querido. A todo esto, la parroquia se interesaba en la discusión y algún parroquiano se rio (o rió como se escribía cuando había formalidad, que esta también es otra) lo que hizo aumentar la violencia, por ahora verbal, del humanoide. Pero se levantó profiriendo un rugido espantoso y cedió el asiento al yayo. Y lo bonito del caso es que el yayo se había bajado del autobús. Las cosas.​
 
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A mí me ocurrió exactamente lo mismo.
 
Héroe sin capa.
 
Cuánto tonto del culo anda suelto por el mundo, menos mal que todavía hay gente como tú que se lo recuerda.
 
Yo no me hubiese metido, hay mucho loco suelto. Os cuento otra, cuya moraleja es: no meterse donde a uno no le llaman.

Hace escasos meses un servidor viajaba en un avión con origen Europa del Este. El último pasajero en subir fue un señor de origen ruso, por el acento, ciclado, ancho como el pasillo, con ojos inyectados en sangre y la piel roja de intoxicación etílica. El vuelo en un inicio transcurrió apacible, solo interrumpido por los recurrentes eructos del caballero, que se sentaba precisamente en la fila posterior a la nuestra. Entonces, llegó el momento del carrito de bebidas y comestibles, y el titán soviético pidió una cerveza. Lamentablemente, solo disponía de unas monedas, y solo le permitían pagar con tarjeta.

Aquí se torció todo. En lugar de preocuparse de sus propios asuntos, como estaba haciendo yo, escuchando mi música e ignorando al resto de pasajeros, un amigo se dio la vuelta para echar una mano a un pasajero en apuros. Hay que decir que, si hubiese prestado atención, se habría dado cuenta de que ese pasajero no estaba en sus cabales. Yo lo había visto ya pedir hacer una llamada a la tripulación justo antes del despegue, petición que una azafata le concedió, a lo que él respondió que no tenía móvil para hacerla. Aún así mi amigo pagó la consumición y recibió del eslavo unas monedas, todas cuanto tenía.

Cuando el ruso terminó su cerveza, quiso pedir otra, solicitandoselo a mi amigo en un inglés emborronado por el acento y el alcohol. Mi amigo no quiso fiarle.

A partir de entonces no paró de molestarle cada 5 minutos durante todo el vuelo. En una de esos intercambios verbales, le preguntó que cómo podía llegar a Alicante esa misma noche, conduciendo. Mi amigo le respondió que buena suerte, y se lo tomó mal. Le dijo "buena suerte? Por qué me deseas buena suerte?" Y después, con el ceño fruncido, espetó : ¿crees en Dios?. Mi amigo se dio la vuelta pálido, esperando ser asfixiado en su propio asiento. Sin embargo justo en ese momento se encendieron las luces para el aterrizaje y el gigante se puso el cinturón.

Al aterrizar, tuvimos la suerte de no coincidir con él en el autobús que nos llevaba hasta la terminal, y después pusimos pies en polvorosa.

Como decía mi madre: no se habla con extraños.

Y lo mismo te digo a ti porque a más de uno por ayudar a un yayo lo han mandado al hospital, ya no hay psiquiátricos, están todos en la calle... si es un maleducado, eres un héroe y le has dado una lección, pero si es un loco, suerte
 
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Estoy de acuerdo con el compañero en que hay suelta mucha gente con problemas mentales graves que debería estar controlada. También mucho tarado funcional con poco sentido común y muy poca educación. A veces nuestro "amor propio" nos hace recordar a éstos últimos las normas básicas de convivencia y respeto por los demás, con sus consiguientes situaciones no muy agradables, ya que suelen ser gente con nulo sentido del diálogo y comprensión lógica, por lo que hacerles entender cualquier norma básica de empatía suele ser bastante inútil. Hay gente con la que es mejor no interactuar salvo casos extremos. Aparte de ésto, me alegro que la cosa haya acabado bien.
 
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Pues resulta que servidor iba en el autobús urbano. En él iba un yayo que se ayudaba con un bastón para mantenerse apenas derecho. Y en un asiento de los reservados a yayos, embarazadas y minusválidos (o como se diga ahora, que esa es otra) se acomodaba a lo grande lo que parecía un oso, aunque no tan inteligente como el plantígrado que se cita. En un alarde de temeridad, le indiqué al animal que ocupaba un asiento que correspondía al yayo en cuestión. El oso se despachó diciéndome que me metiera en mis asuntos. Le respondí que este era un asunto mío y de cualquier ciudadano con principios. No sé a qué le sonaría lo de ciudadano o lo de principios, pero hizo que el humanoide (u “osoide”, que ya no sé qué pensar) me ofreciera, tal cual se escribe, dos hostias. Naturalmente, decliné el ofrecimiento y añadí, temerariamente también, que otras veces me habían ofrecido cuatro y no las había querido. A todo esto, la parroquia se interesaba en la discusión y algún parroquiano se rio (o rió como se escribía cuando había formalidad, que esta también es otra) lo que hizo aumentar la violencia, por ahora verbal, del humanoide. Pero se levantó profiriendo un rugido espantoso y cedió el asiento al yayo. Y lo bonito del caso es que el yayo se había bajado del autobús. Las cosas.​
La buena educación se ha perdido. Es una pena.
 
Tienes más urbanidad que el autobús, mi noble y estimado porcus :yes:

Te respondo con una viñeta

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Pues eso :Cheers:
 
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Algo parecido le ocurrió a mi hijo, que al cederle el asiento a una mujer joven, la interfecta se ofendió llamandolo machista.

Asi de loco esta el mundo, y si en esos casos, es mejor la prudencia, porque ahora si le metes un sopapo al maleducado te puede denunciar por agresion.
 
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Plot twist: Tocino era el yayo
 
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El desarrollo de una sociedad se mide por su comportamiento hacia los más débiles.
Lo que más me desconcierta es que esa sociedad pueda retroceder hasta épocas in-humanas.
Espero que sobrevivas - y yo, de paso- en estos tiempos desconcertantes, psingularis.
 
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De capa blanca, más bien jajajaja
No. Soy de capa y pata subsahariana. La foto es de un primo lejano llamado Tocino, fallecido en una matanza. Y los asesinos celebraron una fiesta que no veas tú. Gente sin principios, urbanidad y otras zarandajas tan escasas como necesarias.
 
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Por cosas así, evito el transporte público, salvo cuando viajo al extranjero. Y aún así, le doy prioridad al Uber
 
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Pues resulta que servidor iba en el autobús urbano. En él iba un yayo que se ayudaba con un bastón para mantenerse apenas derecho. Y en un asiento de los reservados a yayos, embarazadas y minusválidos (o como se diga ahora, que esa es otra) se acomodaba a lo grande lo que parecía un oso, aunque no tan inteligente como el plantígrado que se cita. En un alarde de temeridad, le indiqué al animal que ocupaba un asiento que correspondía al yayo en cuestión. El oso se despachó diciéndome que me metiera en mis asuntos. Le respondí que este era un asunto mío y de cualquier ciudadano con principios. No sé a qué le sonaría lo de ciudadano o lo de principios, pero hizo que el humanoide (u “osoide”, que ya no sé qué pensar) me ofreciera, tal cual se escribe, dos hostias. Naturalmente, decliné el ofrecimiento y añadí, temerariamente también, que otras veces me habían ofrecido cuatro y no las había querido. A todo esto, la parroquia se interesaba en la discusión y algún parroquiano se rio (o rió como se escribía cuando había formalidad, que esta también es otra) lo que hizo aumentar la violencia, por ahora verbal, del humanoide. Pero se levantó profiriendo un rugido espantoso y cedió el asiento al yayo. Y lo bonito del caso es que el yayo se había bajado del autobús. Las cosas.​
Ole tú y tu afán civilizador. Hay mucho faltau suelto y necesitan nuestra ayuda. Mis respetos.
 
Algo parecido le ocurrió a mi hijo, que al cederle el asiento a una mujer joven, la interfecta se ofendió llamandolo machista.

Asi de loco esta el mundo, y si en esos casos, es mejor la prudencia, porque ahora si le metes un sopapo al maleducado te puede denunciar por agresion.
Con todo el respeto, ¿cual es el motivo de cederle el sitio a una mujer joven?
 
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Con todo el respeto, ¿cual es el motivo de cederle el sitio a una mujer joven?
Mi padre me enseño a cederle el asiento a las mujeres, abrirles la puerta, permitir que pasen primero, cederles la parte interna de la acera para que caminen, pero ahora ese tipo de gestos algunas mujeres lo toman mal y lo ven como una forma de machismo, cosas de los tiempos que nos toco vivir, aqui en Mexico cada vez se hace menos eso, por desgracia.
 
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Héroe sin capa.
O heroína, porque desconocemos el género de Psingularis. (Por más que, ninguna heroína necesita capa).
Al margen del apunte, bravo por el cerdito o la cerdita, valiente.
Defensor o defensora de causas perdidas.
 
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Es que eso no es algo que deba hacerse.
Tampoco creo que deba contestarte mal, con una sonrisa y decir, no es necesario, también vale.
A las personas a las que hay que ceder un asiento es a las personas necesitadas, y una mujer joven no lo es a priori.
 
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Es que eso no es algo que deba hacerse.
Tampoco creo que deba contestarte mal, con una sonrisa y decir, no es necesario, también vale.
A las personas a las que hay que ceder un asiento es a las personas necesitadas, y una mujer joven no lo es a priori.
estoy de acuerdo con lo que dices, visto desde una perspectiva, pongamos europea, pero sólo recordar que en algunos países, como el del otro forero es un problema tb machista (y no precisamente micromachista) bastante extendido que los hombres aprovechan que una mujer esté de pie en un vagón o autobús abarrotado para frotarse o tocarla sin su consentimiento, lo que ha hecho que hasta haya habido que habilitar vagones exclusivos para mujeres y menores de 12 años... Entonces ahí sí puede tener todo el sentido, y no ser mera condescendencia o ganas de llamar su atención, cederles el asiento para evitarles esas agresiones.
 
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Pues resulta que servidor iba en el autobús urbano. En él iba un yayo que se ayudaba con un bastón para mantenerse apenas derecho. Y en un asiento de los reservados a yayos, embarazadas y minusválidos (o como se diga ahora, que esa es otra) se acomodaba a lo grande lo que parecía un oso, aunque no tan inteligente como el plantígrado que se cita. En un alarde de temeridad, le indiqué al animal que ocupaba un asiento que correspondía al yayo en cuestión. El oso se despachó diciéndome que me metiera en mis asuntos. Le respondí que este era un asunto mío y de cualquier ciudadano con principios. No sé a qué le sonaría lo de ciudadano o lo de principios, pero hizo que el humanoide (u “osoide”, que ya no sé qué pensar) me ofreciera, tal cual se escribe, dos hostias. Naturalmente, decliné el ofrecimiento y añadí, temerariamente también, que otras veces me habían ofrecido cuatro y no las había querido. A todo esto, la parroquia se interesaba en la discusión y algún parroquiano se rio (o rió como se escribía cuando había formalidad, que esta también es otra) lo que hizo aumentar la violencia, por ahora verbal, del humanoide. Pero se levantó profiriendo un rugido espantoso y cedió el asiento al yayo. Y lo bonito del caso es que el yayo se había bajado del autobús. Las cosas.​

El final me ha matado :laughing1: Casi arde Roma por ese yayo y el señor ni se ha enterado.

Olé tu y tus huevacos :worshippy:
 
estoy de acuerdo con lo que dices, visto desde una perspectiva, pongamos europea, pero sólo recordar que en algunos países, como el del otro forero es un problema tb machista (y no precisamente micromachista) bastante extendido que los hombres aprovechan que una mujer esté de pie en un vagón o autobús abarrotado para frotarse o tocarla sin su consentimiento, lo que ha hecho que hasta haya habido que habilitar vagones exclusivos para mujeres y menores de 12 años... Entonces ahí sí puede tener todo el sentido, y no ser mera condescendencia o ganas de llamar su atención, cederles el asiento para evitarles esas agresiones.
No soy capaz de responder a eso....
 
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