En este tema de la supuesta mala utilización del lenguaje por mor de una nueva tendencia que persigue no discriminar al género femenino, hace mucho tiempo que no le presto la menor atención. En su práctica veo una manera aberrante y pobre de la utización de nuestro idioma común con la excusa de que, poniéndolo en práctica, no discriminamos al género femenino. En más de una ocasión he tenido que informar a algún crítico que en español existe el género neutro. Aunque no me lo agradecieron, era la primera vez que lo oían.
Creo que básicamente es una moda. Similar a la que ocurre en EE. UU. con la denominación de los ciudadanos de piel negra. A lo largo de los dos últimos siglos el nombre ha ido variando y se les han denominado personas de color, negros, negros (en español) y actualmente afroamericanos. Tengo entendido que llamarles por un término que no corresponda con la época puede ser motivo de crítica.
Por circunstancias que no vienen al caso, conozco a numerosas personas -de ambos géneros- que se les llena la boca y -¡hay!, los escritos- con inflexiones como las que comentamos pero que en situaciones de abierta discriminación hacia la mujer se ponen entusiastamente del lado de la discriminación.
Saludos.