Soy esmeradamene cuidadoso, pero no dejo de usar las cosas para lo que son.
Mis guitarras tienen el lustre original, ni un arañazo. Una de ellas la pilló mi hijo y la sacó cuando vinieron sus amigos... y está toda arañada llena de uñas arrastrando. ¡Qué disgusto! (más que un arañazo en un reloj, mucho más! De hecho, desde entonces no la he sacado más que una o dos veces, y cuando la veo me dan ganas de llorar. Hace de eso igual 10 años, y no se me pasa. (Tengo otras seis, impecables, solo se notan usadas en el diapasón, porque ahí los dedos dejan marca antes y después de los trastes. En lo demás, nuevas, nuevas).
Mi submariner sufrió su primer ataque cuando lo compré (antes, no, pero...) al día siguiente de sacarlo. Abrí con la mano izquierda una cabina telefónica, empujando desde dentro, y el muelle de retorno no tenía amortiguador; el retorno fue tan violento que me pegó en el reloj y me hizo un agujero en el cristal.
Lo llevé y me lo arreglaron... ¡gratis! al haber sucedido casi inmediatamente tras salir de Gimenez (Valencia). Se me olvidó, pero lo recordé mucho tiempo. Muchas noches.
Lo bueno de los relojes es que se pueden pulir. Los prefiero nuevos con leve rozadura, pero no soporto la opción 2.
Otro: Los mandos de los aires acondicionados de casa aun tienen el film de protección. Va para 20 años... Y no los pienso quitar.
Más: Los móviles los cambio "nuevos" pero obsoletos. De aspecto, impecables. Antes usaba un "calcetín", luego los agrandaron, dejaron de ser modo de proteger. Pero no los rozo con nada.
No llevo los coches al chapista. Simplemente los cuido. Y no quiero pensar lo que sucedería si necesito pintar algo... (con la de polvo que hay en los talleres de chapa, que además por pura comodidad dejan las ventanillas abiertas...), qué asco.
No suelo romper nada. Pero "la vez" que se me ha escurrido algo de las manos y se ha deteriorado/roto, me lleva a las pesadillas durante días.
Me pone de los nervios que la gente ponga el vaso apoyado a dos centímetros del borde de la mesa, en vez de buscar distancia al borde.
No entiendo la gente que pone un vaso de wisky que está mojado exteriormente sobre la madera de un mueble, cerco que queda para toda la vida. (No lo entiendo en tu casa con tu mueble, imagina en la mía).
Vaya, que soy cuidadoso, y a veces puede que más que otros.