B
burkan
Visitante
Llega un momento en la vida que ya estás hasta la coronilla de tanto portarte bien: fuiste un exitosísimo empresario, donaste millones a la universidad en la que estudiaste ( y ésta, en tu honor, le pone a la biblioteca tu nombre ) te ocupaste de tu familia, de tener una imagen pública irreprochable, que tus colegas te teman y admiren ...
Pero un día vas a un control de rutina, porque la rutina existe y hay que seguirla porque lo hombres existosos se ocupan de sus rutinas - la base del éxito y los millones -. Y en ese control de rutina te dicen que estás recontra mal del corazón, y que te tenés que cuidar, y que ya no mas de ésto, lo otro, lo aquello....
Este hombre vuelve de la consulta. Vuelve de la consulta como un solitario. Y solitario emprende su desbarranco: deja esposa, pierde su dinero y su empresa de venta de autos de lujo, se mete con una millonaria y por ambición de probarse a si mismo que él todavía puede emprender aventuras locas, hacerse el donjuan con ella y la hija que es una mini diosa apetecible y al alcance de la mano. Para ser sincera, este hombre solitario tira flechas en todas direcciones donde vé la posibilidad de una aventura con señoritas en edad mas apropiada para que sean sus hijas ( o nietas ) que amantes. En la película este hombre solitario va perdiendo todo, todos lo dejan, todos lo abandonan y menosprecian.
Regresa, como hacen los caballos desorientados, a lo que fue su hogar, su madriguera; donde nació su ambición, las ganas locas de ser millonario. La Universidad, sin embargo, no lo recibe con los brazos abiertos, antes al contrario, aquí también hay mas y mas reproches. Allí volverá con el amigo que él abandonó por décadas pero que no lo ha olvidado.
La película Solitary Man es grandiosa. Fracaso rotundo de crítica y público. Pero con una actuación de Michael Douglas que merecía un Viaje a las Estrellas. Del director no digo nada porque nada sé.
Los hombres solitarios tienen un candor y una magnificencia únicos. Suelen desarrollar un instinto de mesura, ritmo, puntuación y sensatez que desborda. Incluso en los foros. Los hombres solitarios, cuando se lo proponen, suelen tener retos gloriosos y poco entendibles cuando no se los conoce en profundidad.
Un hombre solitario cruzando el río Mara, por ejemplo. El río Mara, en ese lejano y majestuoso continente africano. El río caudaloso, caótico y mortal inyectado de cocodrilos hambrientos y los animales que lo cruzan también hambrientos. Pues deben llegar a la otra orilla para poder comer. Qué pesadilla para los tres: el río que desea correr furioso y sin tropiezos; los animales que ya desfallecen y ven abundante comida del otro lado del río y deben cruzar para no morir.... aunque en el intento del cruce mueran. Y los cocodrilos que también luchan en varios frentes: el hambre, los cinturones, los zapatos, los colgantes.....
Ese solitario y el Mara como metáfora. La mejor, la que corresponde con su carisma, originalidad, inteligencia y transgresora firma. Raro, además, porque a estas alturas casi todos prefieren estar en una u otra margen del río.
El hombre solitario cruzando el río Mara.
Si me lo permitís... crucémoslo juntos.
Pero un día vas a un control de rutina, porque la rutina existe y hay que seguirla porque lo hombres existosos se ocupan de sus rutinas - la base del éxito y los millones -. Y en ese control de rutina te dicen que estás recontra mal del corazón, y que te tenés que cuidar, y que ya no mas de ésto, lo otro, lo aquello....
Este hombre vuelve de la consulta. Vuelve de la consulta como un solitario. Y solitario emprende su desbarranco: deja esposa, pierde su dinero y su empresa de venta de autos de lujo, se mete con una millonaria y por ambición de probarse a si mismo que él todavía puede emprender aventuras locas, hacerse el donjuan con ella y la hija que es una mini diosa apetecible y al alcance de la mano. Para ser sincera, este hombre solitario tira flechas en todas direcciones donde vé la posibilidad de una aventura con señoritas en edad mas apropiada para que sean sus hijas ( o nietas ) que amantes. En la película este hombre solitario va perdiendo todo, todos lo dejan, todos lo abandonan y menosprecian.
Regresa, como hacen los caballos desorientados, a lo que fue su hogar, su madriguera; donde nació su ambición, las ganas locas de ser millonario. La Universidad, sin embargo, no lo recibe con los brazos abiertos, antes al contrario, aquí también hay mas y mas reproches. Allí volverá con el amigo que él abandonó por décadas pero que no lo ha olvidado.
La película Solitary Man es grandiosa. Fracaso rotundo de crítica y público. Pero con una actuación de Michael Douglas que merecía un Viaje a las Estrellas. Del director no digo nada porque nada sé.
Los hombres solitarios tienen un candor y una magnificencia únicos. Suelen desarrollar un instinto de mesura, ritmo, puntuación y sensatez que desborda. Incluso en los foros. Los hombres solitarios, cuando se lo proponen, suelen tener retos gloriosos y poco entendibles cuando no se los conoce en profundidad.
Un hombre solitario cruzando el río Mara, por ejemplo. El río Mara, en ese lejano y majestuoso continente africano. El río caudaloso, caótico y mortal inyectado de cocodrilos hambrientos y los animales que lo cruzan también hambrientos. Pues deben llegar a la otra orilla para poder comer. Qué pesadilla para los tres: el río que desea correr furioso y sin tropiezos; los animales que ya desfallecen y ven abundante comida del otro lado del río y deben cruzar para no morir.... aunque en el intento del cruce mueran. Y los cocodrilos que también luchan en varios frentes: el hambre, los cinturones, los zapatos, los colgantes.....
Ese solitario y el Mara como metáfora. La mejor, la que corresponde con su carisma, originalidad, inteligencia y transgresora firma. Raro, además, porque a estas alturas casi todos prefieren estar en una u otra margen del río.
El hombre solitario cruzando el río Mara.
Si me lo permitís... crucémoslo juntos.