Latino
Habitual
Sin verificar
Mucho se comenta sobre el trato a los relojes, desde estas líneas, quiero exponer mi visión sobre ellos y tratar de convencer a los indecisos, los que estén en el otro lado de la frontera ya se que llenaran este post de objeciones.
De entrada no tengo una gran colección, ahora mismo unos 18 o 20 ejemplares de lo más variado. El más caro ronda los 3000€ y por abajo sobre los 100€, en marcas: Omega, Breitling, Tag, Sinn, Nomos, hasta Casio. No obstante y para mi modesta economía, alguna avería importante puede suponer un descalabro.
Mi trabajo es una función de actividades varias que pudiéramos englobar en “mantenimiento”, durante la semana trabajo en turno partido mañana y tarde. Me daría mucha pena tener un reloj para el trabajo y otros para los “findes” porque creo que disfrutaría poco de ellos.
Todos, absolutamente todos mis relojes, comparten mi vida, con esto quiero decir que alternativamente me acompañan en el trabajo, en celebraciones, en comidas y cenas, en la ducha, en el baño, en la playa, en la cama y en el resto de actividades, del más caro al más barato arriesgan su integridad junto con la mía y es así como más los disfruto. El Speddy conoce el agua, el Nomos aguanta el taladro, el Sinn se viene a la arena, etc. Todos tiene marcas de vida, roces, rayas, algún arañazo, me cuesta mantenerlos en un estado aparente, pero no creáis que demasiado (también me gusta), pulimento, scocht-brite y algún cambio de plexi o cristal. Aunque el miedo es libre, os animo a perderlo y a que disfruteís, sin él, de vuestros relojes, caros o baratos, a lo mejor en vez de comprar dos o tres al año tengáis que gastar estas cantidades en mantenimiento, pero os aseguro que merece la pena.
Perdón por el tocho.
Carpe diem, con tus relojes.
De entrada no tengo una gran colección, ahora mismo unos 18 o 20 ejemplares de lo más variado. El más caro ronda los 3000€ y por abajo sobre los 100€, en marcas: Omega, Breitling, Tag, Sinn, Nomos, hasta Casio. No obstante y para mi modesta economía, alguna avería importante puede suponer un descalabro.
Mi trabajo es una función de actividades varias que pudiéramos englobar en “mantenimiento”, durante la semana trabajo en turno partido mañana y tarde. Me daría mucha pena tener un reloj para el trabajo y otros para los “findes” porque creo que disfrutaría poco de ellos.
Todos, absolutamente todos mis relojes, comparten mi vida, con esto quiero decir que alternativamente me acompañan en el trabajo, en celebraciones, en comidas y cenas, en la ducha, en el baño, en la playa, en la cama y en el resto de actividades, del más caro al más barato arriesgan su integridad junto con la mía y es así como más los disfruto. El Speddy conoce el agua, el Nomos aguanta el taladro, el Sinn se viene a la arena, etc. Todos tiene marcas de vida, roces, rayas, algún arañazo, me cuesta mantenerlos en un estado aparente, pero no creáis que demasiado (también me gusta), pulimento, scocht-brite y algún cambio de plexi o cristal. Aunque el miedo es libre, os animo a perderlo y a que disfruteís, sin él, de vuestros relojes, caros o baratos, a lo mejor en vez de comprar dos o tres al año tengáis que gastar estas cantidades en mantenimiento, pero os aseguro que merece la pena.
Perdón por el tocho.
Carpe diem, con tus relojes.