
Arion
Milpostista
Verificad@ con 2FA
Vengo a contaros que Quera Donosti me ha hecho muy feliz. Otra vez. El caso es que desde hace unos años tenía un Sicura averiado que fue propiedad de un familiar al que quería mucho. Era una bellísima persona. A la hora de repartir sus relojes escogí este Sicura, a sabiendas de su bajo valor y que no funcionaba, por encima de otras piezas (algún Omega y Longines) en mucho mejor estado y de mucho mayor valor. Pero es que creía que este reloj lo representaba mucho mejor (fue ingeniero, piloto de motos, amante de la pesca de recreo y, sobre todo, del mar), además de ser yo muy de divers, por lo que lo escogí con ánimo de repararlo.
Pero mi gozo en un pozo. Lo llevé a un par de relojerías y nada, irreparable. Pregunté en el foro y me recomendaron un relojero que debía ser muy bueno, pero mismo diagnóstico. Así que lo di por perdido con el consiguiente arrepentimiento de no haber escogido uno de los Longines u Omega que podía haber usado y tener así a esta persona un poco más presente cuando lo hiciera.
Pero hace unas semanas se me ocurrió la idea de consultar a Quera Donosti si ellos podían hacer algo. Me dijeron que les llevara el reloj para revisarlo y así lo hice. Pero cuando fui a recogerlo se repitió la historia: lo ha revisado uno de nuestros relojeros y ha dicho que no se puede reparar. Dando todo por perdido me disponía a irme para volver a guardarlo en el cajón, pero apareció Iñigo y se volvió a abrir un halo de esperanza. Al conocer el motivo de la visita me dijo que el relojero que lo había revisado era muy bueno pero un tanto “germánico”; cualidad muy positiva en muchos aspectos de su labor pero que justo era lo que menos necesitaba mi Sicura en ese momento. Este reloj cumplía todos los factores para no pasar su corte (yo probablemente habría hecho lo mismo): vintage, de una casa extinta y que no trabajan, en muy mal estado… pero Iñigo me dijo algo como: “Mañana viene Iñaki, nuestro otro relojero, es mucho más arriesgado si el cliente lo permite, ¿me lo dejas hasta mañana para que lo revise él?”. Evidentemente os imaginaréis la respuesta.
Al día siguiente recibí la llamada de Iñigo para comunicarme que el veredicto de Iñaki era que, si bien el reloj estaba muy maltrecho y sería complicado, él se podía lanzar a intentarlo a sabiendas de que cualquier cosa podría fallar en el proceso y quedar el reloj incluso peor de lo que ya estaba. Por mi parte les dije que adelante, no tenía nada que perder ya que lo que quería era poderlo usar, así que dispuesto a asumir el riesgo.
Y ayer recibí la llamada, tras unos largos segundos en los que Iñigo me mantuvo en vilo me comunicó que el reloj estaba listo y funcionando, que podía pasar a por él cuando quisiera. Así que ayer mismo pasé a recogerlo y aquí os dejo un par de fotos del protagonista.
Ayer supe que el proceso ha sido de todo menos sencillo. Iñigo e Iñaki se han implicado mucho más allá de lo que sería una actuación profesional para obrar el milagro. Iñigo me comentaba ayer que le gusta calificar a Iñaki como el doctor de los relojes, pero en mi caso tengo que decir que ha sido más su ángel de la guarda.
Quería agradecer a Quera Donosti en general (porque todas las personas con las que he tratado son excelentes profesionales) y a Iñigo e Iñaki en particular por haberme hecho tan feliz (otra vez). Soy consciente de que en otras circunstancias habría sido muy probable que hubieran rechazado el encargo, pero la historia que tenía detrás les animó a lanzarse y se lo tomaron como reto personal (extralimitándose en lo que se consideraría una actuación profesional como decía). Así que un millón de gracias a ambos.
En fin, que más de uno podrá pensar que soy comercial de Quera y voy a comisión, pero nada más lejos de la realidad (o bueno, pensándolo fríamente podría ser el caso ya que lo que me “regalaron” ayer no tiene precio).
La correa de caucho por cierto se la compré ayer al recogerlo. Al no tener correa (su tropic estaba muy deteriorada) Iñigo me tenía preparada una selección de correas que le podían sentar bien al reloj, y creo que este caucho le queda de fábula.
Gracias por llegar hasta aquí y nos vemos por la sección vintage, que esta preciosidad me acaba de abrir sus puertas (aunque espero que no me contagie del virus que por allí reina y me convierta en un loco de los vintage 😉).
Pero mi gozo en un pozo. Lo llevé a un par de relojerías y nada, irreparable. Pregunté en el foro y me recomendaron un relojero que debía ser muy bueno, pero mismo diagnóstico. Así que lo di por perdido con el consiguiente arrepentimiento de no haber escogido uno de los Longines u Omega que podía haber usado y tener así a esta persona un poco más presente cuando lo hiciera.
Pero hace unas semanas se me ocurrió la idea de consultar a Quera Donosti si ellos podían hacer algo. Me dijeron que les llevara el reloj para revisarlo y así lo hice. Pero cuando fui a recogerlo se repitió la historia: lo ha revisado uno de nuestros relojeros y ha dicho que no se puede reparar. Dando todo por perdido me disponía a irme para volver a guardarlo en el cajón, pero apareció Iñigo y se volvió a abrir un halo de esperanza. Al conocer el motivo de la visita me dijo que el relojero que lo había revisado era muy bueno pero un tanto “germánico”; cualidad muy positiva en muchos aspectos de su labor pero que justo era lo que menos necesitaba mi Sicura en ese momento. Este reloj cumplía todos los factores para no pasar su corte (yo probablemente habría hecho lo mismo): vintage, de una casa extinta y que no trabajan, en muy mal estado… pero Iñigo me dijo algo como: “Mañana viene Iñaki, nuestro otro relojero, es mucho más arriesgado si el cliente lo permite, ¿me lo dejas hasta mañana para que lo revise él?”. Evidentemente os imaginaréis la respuesta.
Al día siguiente recibí la llamada de Iñigo para comunicarme que el veredicto de Iñaki era que, si bien el reloj estaba muy maltrecho y sería complicado, él se podía lanzar a intentarlo a sabiendas de que cualquier cosa podría fallar en el proceso y quedar el reloj incluso peor de lo que ya estaba. Por mi parte les dije que adelante, no tenía nada que perder ya que lo que quería era poderlo usar, así que dispuesto a asumir el riesgo.
Y ayer recibí la llamada, tras unos largos segundos en los que Iñigo me mantuvo en vilo me comunicó que el reloj estaba listo y funcionando, que podía pasar a por él cuando quisiera. Así que ayer mismo pasé a recogerlo y aquí os dejo un par de fotos del protagonista.
Ayer supe que el proceso ha sido de todo menos sencillo. Iñigo e Iñaki se han implicado mucho más allá de lo que sería una actuación profesional para obrar el milagro. Iñigo me comentaba ayer que le gusta calificar a Iñaki como el doctor de los relojes, pero en mi caso tengo que decir que ha sido más su ángel de la guarda.
Quería agradecer a Quera Donosti en general (porque todas las personas con las que he tratado son excelentes profesionales) y a Iñigo e Iñaki en particular por haberme hecho tan feliz (otra vez). Soy consciente de que en otras circunstancias habría sido muy probable que hubieran rechazado el encargo, pero la historia que tenía detrás les animó a lanzarse y se lo tomaron como reto personal (extralimitándose en lo que se consideraría una actuación profesional como decía). Así que un millón de gracias a ambos.
En fin, que más de uno podrá pensar que soy comercial de Quera y voy a comisión, pero nada más lejos de la realidad (o bueno, pensándolo fríamente podría ser el caso ya que lo que me “regalaron” ayer no tiene precio).
La correa de caucho por cierto se la compré ayer al recogerlo. Al no tener correa (su tropic estaba muy deteriorada) Iñigo me tenía preparada una selección de correas que le podían sentar bien al reloj, y creo que este caucho le queda de fábula.
Gracias por llegar hasta aquí y nos vemos por la sección vintage, que esta preciosidad me acaba de abrir sus puertas (aunque espero que no me contagie del virus que por allí reina y me convierta en un loco de los vintage 😉).