
Jorge Herrera
Forer@ Senior
Sin verificar
Saludos.
Don "Chava", como le dicen los demás comerciantes del mercado "sobreruedas", que se instala todos los martes a unas cuadras de la sede de la Cruz Roja de Polanco, en la CDMX, es admirable y por ello escribo esto.
Siembre que he estado en su local ambulante, en uno de los dos pasillos del tianguis, trae pegado al oído izquierdo uno de los dos audífonos del celular. Cuando no atiende, habla con alguien sobre cuestiones personales.
Pero esa no es la razón de estas líneas.
Siembre está atareado:
-Don Chava, podría ponerme un perno. Se cayó el que tenía?
-Don Chava, una pila para mi reloj?
-Don Chava, ya quedó mi reparación?
-Don Chava, esto... Don Chava, aquello...
La verdad no sé si lo hace de corazón o le sobra la lana.
-¿Cuánto es, Don Chava? -Nada.
Así, una o dos o tres veces que he estado ahí.
Claro. Se me va un detalle: No es así con todos, sólo -sobre todo- con las personas adultas y de modesto vestir y vivir.
En mi caso y el de otros más, los descuentos están a la orden del día:
-¿Cuánto le debo? -Tres cincuenta ($350) por ser cliente.
-¿Y por la correa? -Cincuenta.
Lo que me asombra es que las pilas (Renata) las vende a precio de mayorista... de a 30 pesos (mexicanos), cuando en otros lugares están en 100 pesos.
En fin.
No los agobio, sólo quiero hacer un reconocimiento a la vocación y altruismo de Don Chava a las causas nobles de esta nación (como la mía
)
Si alguien lo conoce o lo llega a conocer (su relojería se denomina "ALFA" y está en el Centro Histórico de la CDMX).
Posdata. Está reparando mi Bulova vintage. Le falta colocar el movimiento que requería servicio a fondo, pero me enseñó ayer el armazón. Les presumo:



Don "Chava", como le dicen los demás comerciantes del mercado "sobreruedas", que se instala todos los martes a unas cuadras de la sede de la Cruz Roja de Polanco, en la CDMX, es admirable y por ello escribo esto.
Siembre que he estado en su local ambulante, en uno de los dos pasillos del tianguis, trae pegado al oído izquierdo uno de los dos audífonos del celular. Cuando no atiende, habla con alguien sobre cuestiones personales.
Pero esa no es la razón de estas líneas.
Siembre está atareado:
-Don Chava, podría ponerme un perno. Se cayó el que tenía?
-Don Chava, una pila para mi reloj?
-Don Chava, ya quedó mi reparación?
-Don Chava, esto... Don Chava, aquello...
La verdad no sé si lo hace de corazón o le sobra la lana.
-¿Cuánto es, Don Chava? -Nada.
Así, una o dos o tres veces que he estado ahí.
Claro. Se me va un detalle: No es así con todos, sólo -sobre todo- con las personas adultas y de modesto vestir y vivir.
En mi caso y el de otros más, los descuentos están a la orden del día:
-¿Cuánto le debo? -Tres cincuenta ($350) por ser cliente.
-¿Y por la correa? -Cincuenta.
Lo que me asombra es que las pilas (Renata) las vende a precio de mayorista... de a 30 pesos (mexicanos), cuando en otros lugares están en 100 pesos.
En fin.
No los agobio, sólo quiero hacer un reconocimiento a la vocación y altruismo de Don Chava a las causas nobles de esta nación (como la mía
Si alguien lo conoce o lo llega a conocer (su relojería se denomina "ALFA" y está en el Centro Histórico de la CDMX).
Posdata. Está reparando mi Bulova vintage. Le falta colocar el movimiento que requería servicio a fondo, pero me enseñó ayer el armazón. Les presumo:



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