Lo he pillado (este tipo de libros se tienen físicamente o no se tienen); es un buen libro de salón y mesa de café. Como imaginaba, un plublirreportaje hipervitaminado, bien editado, ameno, pero no una obra especializada.
La poca profundidad, errores técnicos y la exposición acrítica de la épica de la publicidad de la marca ya los comenta Perezcope, en otros temas parece haber también brochazo gordo, por ejemplo, los relojes de Bond. Atribuye una cita de Thunderball como si se refiriese a un Rolex (Fleming ya aclaró en una carta que Bond usaba relojes “desechables”) y deja caer que el Bond literario siempre usó Rolex. Solo lo usó para una misión específica submarina en la segunda novela y de nuevo en el 62, de donde proceden siempre todas las citas. También deja caer que como Fleming no especificó el modelo, se le relaciona siempre com el Submariner (por el cine). Podía haber afinado un poco más simplemente investigando el tema media hora.
Y es el gran problema de la marca hoy día, no del señor Foulkes: ellos prefieren, para la biografía de uno de sus modelos estrella, a un experto en lujo, en society, en la historia de las clases altas, un dandy, en lugar de un experto en historia de la relojería. Y eso que es su modelo más profesional y técnico, no un Day Date. Es una declaración de intenciones. Es incongruente, un reloj que la mayor parte de su historia ha sido una herramienta especializada en manos de submarinistas y biólogos marinos se le encarga a un historiador del lujo que como es evidente no es un especialista en horología (aunque haya tratado el tema pero más por su relación con el lujo y la aristocracia).
Por cierto, es curioso que el señor Foulkes tenga un enorme mural de Lenin arengando en su casa.