P
PET
Habitual
Sin verificar
La profecía.
El reloj mecánico perfecto no existe y con toda seguridad no existirá nunca. Los intentos de las grandes marcas por crear relojes complicados son simples retos que persiguen ganar al rival en la carrera por construir un engendro (=entidad con dotación genética) con muchas piezas y mayor precio. Eso simplemente es vanidad. El razonamiento filosófico que justifica mi primera frase en este post es sencillo: el hombre es defectuoso y por tanto no puede crear algo superior a él, del mismo modo que nadie puede levantarse a sí mismo tirándose de los pelos*. Lo que sí puede fabricar es una máquina excelente, con muchísimas cualidades y poquísimas anomalías en el que la perfección quizá no alcance a ninguna de las características del reloj individualmente considerada, pero sin embargo mantendrá un elevadísimo nivel de calidad en todos y cada uno de los aspectos medibles. Seguramente hoy existen relojes más delicados, más resistentes, más precisos, más especalizados, pero no existe un reloj que reúna todas esas características en una sola pieza. Eso es el reloj global: una aproximación humana a la idea de reloj perfecto.
Con las dificultades que supone adentrarse en el proceloso piélago de la relojería mecánica, voy a recorrer el perímetro de un reloj casi perfecto.
1- Estéticamente a fin de evitar en lo posible opciones discutibles, y de superar los riesgos de la moda, el cronómetro en cuestión ha de reunir dos requisitos que superan apetencias temporales, culturas variadas y civilizaciones sucesivas: equilibrio y proporcionalidad. Estas dos cualidades están presentes en el hombre desde su creación, y omito intencionadamente una tercera que es la de la simetría porque los movimientos culturales del siglo XX la han denostado, no siempre con éxito. No hay que olvidar sin embargo, que el gran enemigo de un reloj es su propia esencia, esto es, el transcurso del tiempo. El reloj global es aquél que de su lucha con las horas, sale victorioso.
2- Materialmente es claro que un proyecto de perfección debe contar con las materias primas de mayor calidad, y no hablo de precio, sino de calidades. Entrar en la discusión de si es aconsejable titanio, acero, oro u otro material es un error, ya que todas esas opciones son discutibles dado que dependen de los gustos y de las orientaciones estéticas de cada persona. Lo que sí parece evidente es que la resistencia que estas materias primas y otras muchas actuales presentan a los arañazos, a la dilatación de los materiales, al desgaste, a los golpes, a las fracturas o a la oxidación, es muy deficiente por el momento, por no hablar de la capacidad para resistir a todas ellas conjuntamente. Por tanto requerirá o el descubrimiento de nuevos materiales o la aplicación a los ya existentes de procesos físicos o químicos que los hagan inalterables ¿?.
3- Funcionalmente no tiene por qué tratarse de una pieza complicada. La complicación no siempre es buena o no siempre es útil. Aquí también influyen las opciones de cada cual, pero parece claro que es irrelevante su complejidad si se resuelven muchos otros problemas anteriores. Parece que entre dos relojes con igual calidad, el que cuente con menos piezas dará menos problemas, se desgastará menos, exigirá menor mantenimiento...Su mecánica debe ser excepcional, con el diseño óptimo para la función que persigue, siendo la decoración un requisito indispensable pero supeditado al correcto funcionamiento de la pieza, y si puede ayudar a que el mecanismo funcione mejor, miel sobre hojuelas. Tres cualidades debiera reunir este reloj en cuanto a rendimiento: precisión, exactitud e inalterabilidad. Por si fuera difícil de compatibilizar, además debe estar orientado a la vida del ser humano. La medida de la respuesta del reloj es la del hombre, es decir, debe ser un reloj para dormir, para trabajar, ducharse, hacer deporte, salir de fiesta, dormir la siesta, ir al futbol, hacer calceta y, en su caso, para copular. Porque ciertamente no cualquier reloj de los hoy existentes aguanta ese trote. Imaginad un reloj gran complicación, estupendo y carísimo de esa marca icono de la calidad y que lleva por logo la Cruz de Malta. Jugaríais al golf con el? Nadaríais en el mediterráneo o peor aún, en el cantábrico con una pieza así en la muñeca? Cortaríais leña con él puesto? Naturalmente que no. Saldrían disparados ruedas, corona y cojinetes a tomar pol´ culo. Son tan refinados, tan delicados que la cagadita de una mosca podría matarlo. Esos relojes son para fiestas rebien, para besar la mano y para poco más. Queda claro que dista mucho de ser el reloj global. Este último debe ser tan exquisito y tan próximo a la perfección que haga compatible el refinamiento más exclusivo con la resistencia de la vida diaria de cualquier persona.
4- En cuestiones como el precio y otras circunstancias no debo entrar porque no siempre depende exclusivamente del reloj sino de cuestiones comerciales que no interesan.
Conclusión profética:
Ciertamente el reloj aún no existe. Estoy bien seguro de que algún día se creará y que no será perfecto, pero se aproximará a esa idea en la misma proporción en la que el genio creativo del hombre se emplee para el bien. No sé cuando será posible, ni si será asequible a los mortales, o si nuestra era los conocerá, e ignoro el nombre que tendrá el modelo, pero no albergo ninguna duda de que su apellido será Rolex.
*Ref. Dr.Prof. García de Enterría, Curso de Derecho Administrativo ed.1990.
Un saludo.
El reloj mecánico perfecto no existe y con toda seguridad no existirá nunca. Los intentos de las grandes marcas por crear relojes complicados son simples retos que persiguen ganar al rival en la carrera por construir un engendro (=entidad con dotación genética) con muchas piezas y mayor precio. Eso simplemente es vanidad. El razonamiento filosófico que justifica mi primera frase en este post es sencillo: el hombre es defectuoso y por tanto no puede crear algo superior a él, del mismo modo que nadie puede levantarse a sí mismo tirándose de los pelos*. Lo que sí puede fabricar es una máquina excelente, con muchísimas cualidades y poquísimas anomalías en el que la perfección quizá no alcance a ninguna de las características del reloj individualmente considerada, pero sin embargo mantendrá un elevadísimo nivel de calidad en todos y cada uno de los aspectos medibles. Seguramente hoy existen relojes más delicados, más resistentes, más precisos, más especalizados, pero no existe un reloj que reúna todas esas características en una sola pieza. Eso es el reloj global: una aproximación humana a la idea de reloj perfecto.
Con las dificultades que supone adentrarse en el proceloso piélago de la relojería mecánica, voy a recorrer el perímetro de un reloj casi perfecto.
1- Estéticamente a fin de evitar en lo posible opciones discutibles, y de superar los riesgos de la moda, el cronómetro en cuestión ha de reunir dos requisitos que superan apetencias temporales, culturas variadas y civilizaciones sucesivas: equilibrio y proporcionalidad. Estas dos cualidades están presentes en el hombre desde su creación, y omito intencionadamente una tercera que es la de la simetría porque los movimientos culturales del siglo XX la han denostado, no siempre con éxito. No hay que olvidar sin embargo, que el gran enemigo de un reloj es su propia esencia, esto es, el transcurso del tiempo. El reloj global es aquél que de su lucha con las horas, sale victorioso.
2- Materialmente es claro que un proyecto de perfección debe contar con las materias primas de mayor calidad, y no hablo de precio, sino de calidades. Entrar en la discusión de si es aconsejable titanio, acero, oro u otro material es un error, ya que todas esas opciones son discutibles dado que dependen de los gustos y de las orientaciones estéticas de cada persona. Lo que sí parece evidente es que la resistencia que estas materias primas y otras muchas actuales presentan a los arañazos, a la dilatación de los materiales, al desgaste, a los golpes, a las fracturas o a la oxidación, es muy deficiente por el momento, por no hablar de la capacidad para resistir a todas ellas conjuntamente. Por tanto requerirá o el descubrimiento de nuevos materiales o la aplicación a los ya existentes de procesos físicos o químicos que los hagan inalterables ¿?.
3- Funcionalmente no tiene por qué tratarse de una pieza complicada. La complicación no siempre es buena o no siempre es útil. Aquí también influyen las opciones de cada cual, pero parece claro que es irrelevante su complejidad si se resuelven muchos otros problemas anteriores. Parece que entre dos relojes con igual calidad, el que cuente con menos piezas dará menos problemas, se desgastará menos, exigirá menor mantenimiento...Su mecánica debe ser excepcional, con el diseño óptimo para la función que persigue, siendo la decoración un requisito indispensable pero supeditado al correcto funcionamiento de la pieza, y si puede ayudar a que el mecanismo funcione mejor, miel sobre hojuelas. Tres cualidades debiera reunir este reloj en cuanto a rendimiento: precisión, exactitud e inalterabilidad. Por si fuera difícil de compatibilizar, además debe estar orientado a la vida del ser humano. La medida de la respuesta del reloj es la del hombre, es decir, debe ser un reloj para dormir, para trabajar, ducharse, hacer deporte, salir de fiesta, dormir la siesta, ir al futbol, hacer calceta y, en su caso, para copular. Porque ciertamente no cualquier reloj de los hoy existentes aguanta ese trote. Imaginad un reloj gran complicación, estupendo y carísimo de esa marca icono de la calidad y que lleva por logo la Cruz de Malta. Jugaríais al golf con el? Nadaríais en el mediterráneo o peor aún, en el cantábrico con una pieza así en la muñeca? Cortaríais leña con él puesto? Naturalmente que no. Saldrían disparados ruedas, corona y cojinetes a tomar pol´ culo. Son tan refinados, tan delicados que la cagadita de una mosca podría matarlo. Esos relojes son para fiestas rebien, para besar la mano y para poco más. Queda claro que dista mucho de ser el reloj global. Este último debe ser tan exquisito y tan próximo a la perfección que haga compatible el refinamiento más exclusivo con la resistencia de la vida diaria de cualquier persona.
4- En cuestiones como el precio y otras circunstancias no debo entrar porque no siempre depende exclusivamente del reloj sino de cuestiones comerciales que no interesan.
Conclusión profética:
Ciertamente el reloj aún no existe. Estoy bien seguro de que algún día se creará y que no será perfecto, pero se aproximará a esa idea en la misma proporción en la que el genio creativo del hombre se emplee para el bien. No sé cuando será posible, ni si será asequible a los mortales, o si nuestra era los conocerá, e ignoro el nombre que tendrá el modelo, pero no albergo ninguna duda de que su apellido será Rolex.
*Ref. Dr.Prof. García de Enterría, Curso de Derecho Administrativo ed.1990.
Un saludo.