Me produce cierta desolación…
Observar como un puñado de AFICIONADOS a los RELOJES, ocupamos un nutrido hilo debatiendo sobre algo tan etéreo como el inescrutable valor “calidad/precio” como argumento definitivo a la hora de valorar y hasta evaluar un reloj. De verdad que, aunque lo entiendo, a estas alturas no lo acepto.
No es que aquí no se pueda opinar y hablar de todo, incluso del sexo de los ángeles, pero la cuestión, tal y como viene enfocándose por algunos, no deja de recordarme al manido chiste del señor que aparece en su casa con un elefante, excusando ante su señora que lo había comprado porque estaba rebajado y argumentando además, con poca convicción, que siempre había querido tener uno.
Si nos empeñamos en hablar de relación “calidad/precio” en relojes mecánicos y sumergibles, nada mejor que un Seiko Monster, por ejemplo ya que, aunque tal parámetro no sea mesurable, hay cosas que no necesitan ser medidas, a menos que se carezca de elementales sentidos como la vista, el oído y el tacto.
Ahora bien, ¿hay en el foro algún “animal” que, habiendo tenido –a la vez- un Seiko Monster, un Seamaster y un Submariner, se haya vendido los dos últimos para regocijarse y satisfacer su afición con el Seiko Monster, para así alcanzar un “orgasmo” en su afición con la relación “calidad/precio del primero?
Aún es más, ¿cuántos de nosotros poseemos un Seamaster y un Submariner –a la vez- y nos hemos deshecho del Submariner por no tener la relación “calidad/precio” del Seamaster? Es decir, ¿alguien se ha vendido su Submariner –necesidades a parte- para comprarse un Seamaster?, y más, ¿alguien ha hecho lo contrario?
Bueno, espero contestaciones, porque lo demás, no son más que “habladurías y teorizaciones de café o sobremesa”, pero me tomo que la realidad –general- es tozuda y es otra.
Y es que, en definitiva hay cosas que, medidas y pesadas, en comparación, se confunden pero, en cambio, en su uso se diferencian, y la mejor calidad/precio, en el caso de los relojes, la posee aquél que nos llena y satisface por sí mismo y sin engañarnos a nosotros mismos. Si el huérfano argumento es que simplemente es más barato que el otro, el tiempo se encargará de ponernos las cartas sobre la mesa, y esa sensación, no sólo es agria y amarga, sino que al final es la que sale más cara…
Pues eso, ¿cuántos hemos cambiado un Submariner por un Seamaster, a pesar de su diferencia de precios y de sus “similares” características”?
Yo no, pero sería interesante conocer experiencias en sentido opuesto, y si no las hay… creo que la contestación al post de inicio de este hilo, está servida, y es que, en teoría por lo menos, nos deberían gustar los relojes
per se, más allá de pasarnos la vida evaluándolos por su precio, como si de lavadoras o gel de ducha se tratara. (Bueno, creo que esto sólo lo puedo decir en un supuesto foro de supuestos aficionados a los relojes).
¡Saludos!