G
gdarwin
Forer@ Senior
Sin verificar
Tras una larga enfermedad, mi madre falleció hace tres meses y hoy, es su cumpleaños. Para ella, este breve texto.
En el transcurso de su dolencia y como aficionadillo a los relojes, decidí comprar un Hamilton Khaki King. En ocasiones pensamos (erroneamente) que un reloj nuevo, alijerará nuestras penas, nos hará más disciplinados, nos ilusionará indefinidamente o que de algún modo esotérico, cambiará nuestra vida en cierto grado. Por lo general, esto son artificios mentales que nos disponen, simplemente, a hacernos con la pieza que deseamos, tal vez sin sentir demasiados remordimientos por el desembolso injustificado (tenemos relojes de sobra...). No ocultaré que el reloj me encantó y me sigue encantando, no negaré que de igual modo lo hubiera comprado, tarde o temprano, por mero capricho y al margen de la difícil situación que atravesaba mi madre si, lo hubiera terminado comprando. Pero en este caso en particular, este reloj fue y sigue siendo algo sagrado, algo que adquirí con prisa y nervios.
Lo compré con la intención de que ella lo pusiera en marcha y así lo hizo, le dio vida y el segundero inició su marcha, fueron sus manos las que hicieron latir su corazón de metal. Le prometí que NUNCA se detendría y así ha sido y espero que así siga siendo. Le dio alma hace alrededor de 6 meses, desde entonces, el reloj no ha dejado de funcionar y así seguirá a menos que se detenga por avería. Cuando no lo porto en mi muñeca sigue latiendo en su caja giratoria. Actualmente, tiene un desfase de 0, +1 (los calibres H-40, ya sabéis de su exactitud...) pero, francamente, me importa poco o nada que con el paso del tiempo el reloj inicie una frenetica marcha hacia el adelanto inaceptable o el atraso que tanto nos crispa... Da igual, el reloj seguirá funcionando en mi muñeca a pesar de su desajuste. Este reloj jamás será detenido, lo que inició mi madre no lo parará el tiempo o mis manías, este reloj no pasará por las manos de un relojero a menos que deje de funcionar definitivamente.
En fin, compañeros. Esta es la historia de mi madre, de un reloj y de un hijo que la amaba y la sigue amando con locura.
Allí donde estés mamá, llevo tu inercia pegada a mi piel. ¡Feliz cumpleaños! e intuyo, que algún día, nos reencontraremos en un lugar donde los relojes carezcan de sentido porque el tiempo es cosa de la materia y tu "yo" y mi "yo" más allá de las consideraciones materialistas, pervivirán por siempre y si no fuera así, los dos corazones que ahora laten por ti, se detendrán a la vez.
FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ.
En el transcurso de su dolencia y como aficionadillo a los relojes, decidí comprar un Hamilton Khaki King. En ocasiones pensamos (erroneamente) que un reloj nuevo, alijerará nuestras penas, nos hará más disciplinados, nos ilusionará indefinidamente o que de algún modo esotérico, cambiará nuestra vida en cierto grado. Por lo general, esto son artificios mentales que nos disponen, simplemente, a hacernos con la pieza que deseamos, tal vez sin sentir demasiados remordimientos por el desembolso injustificado (tenemos relojes de sobra...). No ocultaré que el reloj me encantó y me sigue encantando, no negaré que de igual modo lo hubiera comprado, tarde o temprano, por mero capricho y al margen de la difícil situación que atravesaba mi madre si, lo hubiera terminado comprando. Pero en este caso en particular, este reloj fue y sigue siendo algo sagrado, algo que adquirí con prisa y nervios.
Lo compré con la intención de que ella lo pusiera en marcha y así lo hizo, le dio vida y el segundero inició su marcha, fueron sus manos las que hicieron latir su corazón de metal. Le prometí que NUNCA se detendría y así ha sido y espero que así siga siendo. Le dio alma hace alrededor de 6 meses, desde entonces, el reloj no ha dejado de funcionar y así seguirá a menos que se detenga por avería. Cuando no lo porto en mi muñeca sigue latiendo en su caja giratoria. Actualmente, tiene un desfase de 0, +1 (los calibres H-40, ya sabéis de su exactitud...) pero, francamente, me importa poco o nada que con el paso del tiempo el reloj inicie una frenetica marcha hacia el adelanto inaceptable o el atraso que tanto nos crispa... Da igual, el reloj seguirá funcionando en mi muñeca a pesar de su desajuste. Este reloj jamás será detenido, lo que inició mi madre no lo parará el tiempo o mis manías, este reloj no pasará por las manos de un relojero a menos que deje de funcionar definitivamente.
En fin, compañeros. Esta es la historia de mi madre, de un reloj y de un hijo que la amaba y la sigue amando con locura.
Allí donde estés mamá, llevo tu inercia pegada a mi piel. ¡Feliz cumpleaños! e intuyo, que algún día, nos reencontraremos en un lugar donde los relojes carezcan de sentido porque el tiempo es cosa de la materia y tu "yo" y mi "yo" más allá de las consideraciones materialistas, pervivirán por siempre y si no fuera así, los dos corazones que ahora laten por ti, se detendrán a la vez.
FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ.