Por quitar hierro al asunto, escribo aquí otra historieta que podría llamarse:
Atención Nefasta y Lamentable en la joyería Suarez de Madrid
Al hilo de lo que escribí que es absolutamente cierto, me he acordado de otra cosa que me pasó en la Joyería Suarez de la calle Serrano, cerca de la boutique Panerai. Entré a principios de año a comprar unas pulseras que consisten en un cordón de seda con una perla de buen tamaño para regalarle a mi novia.
Enseguida un chico me enganchó y me dijo que quería. Le indiqué que uno de esos cordones, me sentó a una mesa y me sacó lo que había. No era lo que yo tenía en mente, pero, como se le veía con poca gana, hice ademán de sacar la tarjeta y terminar de una vez.
Iluso de mi. Justo en ese momento entró un señor de edad media con su mujer. Tenían pinta de pastosos (pensé yo). Los reflejos del dependiente eran mucho mejores que los míos y mientras yo pensaba el ya había dicho: “disculpe, esta señorita se va quedar con usted” y se levantaba raudo hacer todo tipo de genuflexiones al caballero que entraba con su mujer. Pagué a la chica y me fui.
Esto me hace pensar que en este país el tema del lujo sólo está orientado a rusos o japoneses. Hace un tiempo un colega de mi misma edad (40 aprox) me dijo que ya para los talluditos como nosotros que no están casados y que quieren más o menos seguir en el mercado sólo hay dos opciones:
1. Te hacías pijo añejo, trasnochado de puro en boca y restaurante carillo. Cosa que él no me recomendaba, ya que era un rollo y además hacían falta grandes sumas (fuera de alcance para un sueldo medio de 30000-40000 brutos año)
2. Te hacías moderno-progre-alternativo habitante de la calle Fuencarral y de Tarifa en tus ratos libres. Haces kitesurf, te pones un tatuaje. Te puedes comprar un TW Steel de puta madre, por ejemplo, por enganchar con este foro.
Quizá la opción 2 sea la más viable o realista. Yo una vez lo intenté hace muchos años jeje. Bueno ya lo contaré.
Admito, como siempre, que os despacheis agusto con mis opiniones como siempre con humor o sin el, como os apetezca.
Un abrazo.