jdortega
StoryTeller
Verificad@ con 2FA
Muy buenas a todos,
Antes de nada comentar que es un verdadero placer el poder volver a presentar alguna pieza de este tipo. Y que aunque últimamente lo hago de una manera más espaciada creo lo disfruto incluso más así. Poco a poco, sin presión, y entre amigos que espero sean pacientes además en este caso.
Hoy vengo con algo muy especial. Se trata una de las piezas mejor realizadas en los estándares de la Alta Relojería y que viene directamente de Japón. Sí, y además de Seiko, que haciendo relojes sabemos que compiten ferozmente de forma comercial pero que con ejemplos como este muestran que pueden codearse con los mejores también en Alta Relojería. Y cuando digo los mejores, me refiero a la crème de la crème. Al mismísimo Philippe Dufour.
Recapitulemos un poco y contemos la historia de este maravilloso estudio de Alta Relojería creado por Seiko. En el año 1974 Seiko creó una división llamada Credor (Cresta de Oro) para englobar sus colecciones hechas de metales preciosos. Aunque en esa época todavía no se podían acercar a la Alta Relojería suiza ó alemana, nadie hubiera apostado en contra de ellos en que si se lo propusieran lo lograrían. Años después, en los 2000 se fundó dentro de Seiko el Micro Artist Studio con el objeto de reunir a los mejores maestros relojeros del país (Japón). Se fijaron para ello en el más célebre. Viajaron a Suiza a pedir audiencia a Philippe Dufour y a contratarle para que formara a su élite en el mejor pulido y la mejor decoración posible de sus nuevas creaciones. Hoy en día el perfeccionismo del maestro no se diferencia absolutamente en nada en el grado conseguido por sus entonces alumnos japoneses. Poco tiempo después se lanzó al mercado el primer Credor. Que en tierras niponas y a pesar del elevadísimo precio que le marcaron fue un espectacular éxito. El reloj de hoy en específico se lanzó al mercado en el año 2021 como inicio de la celebración del 140 aniversario de Seiko.
La colección Eichi se descubre en el año 2008. Diales supersimples con la única complicación de la reserva de marcha. Producidos en cantidades extremadamente pequeñas (unos 25 al año), especialmente para el vasto mercado japonés que literalmente saliva por cada una de estas piezas. Pero que evidencian un carácter de mera perfección. Simplemente como ejemplo, los Grand Seiko más selectivos también se realizan en el Micro Artist Studio pero realmente Credor es la máxima expresión de lo que Seiko puede llegar a hacer en este mundo de alto nivel relojero.
El modelo Eichi II consigue incluso ser más minimalista y coloca la complicación de reserva de marcha en la trasera. Dejando el dial completamente limpio para dar todo el protagonismo al fascinante diseño de la esfera y sus maravillosos índices y agujas. Eichi significa sabiduría pero dependiendo la fuente que se utilice en japonés para escribirlo se le da más potencia a dicho significado, y con la fuente que Credor utiliza para mostrar la palabra Eichi llega a estar más cercano el significado a divinidad que a simplemente sabiduría.
La caja de los Eichi II es de platino 950 y está excepcionalmente pulida en círculos. Tiene unas dimensiones quasi perfectas de 39 mm de diámetro por 10 mm de alto. Y este modelo Ruri presentado con un asombroso dial azul, que te llega a aturdir incluso al mirarlo, es para mí la apoteosis de Credor. Es tan impactante que hace que te olvides instantáneamente de la excepcional caja de platino. Acaparando el dial de porcelana, sutilmente abovedado y pintado de azul a mano durante más de dos años, todo el show. Un azul que los japoneses llaman Ruri, el lapislázuli occidental, y que transmite un efecto degradado que asemeja a un neón en el centro y en los bordes de la esfera. El cual hubiera firmado el mismísimo George Lucas como reloj para sus Jedis en Star Wars (no he podido evitar la frikada…).
A su vez, flotando en este azul nos encontramos la magnífica típica aguja estilo Credor “C” del segundero y las finamente ejecutadas agujas de minutos y horas, así como los índices y logo también todos pintados a mano meticulosamente.
Si damos la vuelta a la pieza para observar el dial, nos encontramos el impresionantemente acabado del calibre de tecnología híbrida Spring Drive 7R14. Los bordes biselados, las ubicaciones de los rubíes pulidas a espejo y los tornillos azulados a fuego son solo una muestra de lo que realmente Seiko puede llegar a hacer en los niveles más altos de acabados. Presencia especial en contraste con los puentes extraordinariamente cepillados tiene el barrilete, el cual adopta la forma de campana estrellada con todos sus bordes biselados manualmente.
La relativa simpleza de la disposición del calibre no ofrece ningún escondite para los defectos. Este calibre es de los pocos en el mundo que puede ser fotografiado en la más alta resolución de cualquier buena cámara sin poder descubrir ningún fallo en absoluto en ninguna de sus partes. Realmente excepcional y de auténtica Altísima Relojería. Adicionalmente y obviamente siendo un calibre Spring Drive la precisión es altísima pudiéndose mantener estable durante las espléndidas 60 horas que ofrece de reserva de marcha.
Eso sí, al ser un reloj de vestir la estanqueidad se queda en unos suficientes 30 metros para ciertos percances que pudieran ocurrir. La correa azul de cuero lleva también un triple cierre de platino.
Cómo dí con este reloj ha sido más fruto de la casualidad que de otra cosa. Desde que salió en el año 2021 este modelo me ha llamado siempre la atención pero su poca producción y que prácticamente la totalidad de las piezas se surten para el mercado japonés hacía incompatible el deseo de tenerlo con la realidad de conseguirlo. Pero hace pocas fechas, por eso digo lo de la casualidad, pasé por Rabat a saludar y a ver si le podía hacer algún regalo a mi mujer por nuestro aniversario. Allí Jon, simplemente charlando, me dijo que habían cerrado con Seiko el poder distribuir Grand Seiko. Me preguntó si estaría interesado en alguno. Yo le dije que a mi Grand Seiko me gustaba pero que ya tenía alguno y que no tenía previsto ir a por ningún otro. Excepto si…. era capaz de conseguir un Credor en particular. Él me dijo que le dijera cuál me gustaba y que por preguntar no perdíamos nada. Yo pensando que era imposible el que apareciera le dije que si conseguía el Credor Eichi II Ruri lo compraría sin ninguna duda. Y lo dije soltando además una carcajada que intuía la dificultad de la elección. Pues bien. Ahí quedó el tema. Pero simplemente lo que a mí me pareció una anécdota divertida, parece ser que Jon lo entendió como un desafío. Y menudo desafío.
Unos cinco días después me llamó para decirme que había hablado con Japón y que curiosamente les quedaba uno acabado y que lo iban a vender en su distribuidor habitual en Tokio, pero que si lo quería lo enviarían a Rabat (¡!), y que supiera sería entonces el primero y único que llegaría a España y probablemente a Europa. Yo creía sinceramente que estaba de broma. Pero al insistirme sin cambiar el tono de voz me percaté que podía ser cierto lo que me decía. Le dije que adelante, y en exactamente dos semanas el reloj está en mis manos. Realmente para quitarse el sobrero con Jon porque jamás pensé que podría optar a esta pieza sin hacer la aventura oriental en persona. Y mi sorpresa y admiración ha sido mayúscula. Quedo desde aquí muy agradecido a mi amigo director de Rabat por esta fantástica gestión.
Por otro lado se lo comenté a mi mujer y no sé cómo pero se me adelantó, y me lo compró como regalo de aniversario. Cuando fui a recogerlo me dijeron en Rabat que ya estaba pagado por una “admiradora”. Y el que realmente me he quedado admirando soy yo sin duda. Le debo un buen detalle a mi maravillosa compañera de viajes.
Gracias, y creo no pasará mucho tiempo para la siguiente presentación… ahí lo dejo caer.
Foto de familia:
PD: Confirmo rotundamente que es el dial más complicado que jamás he visto para sacarle una fotografía digital de lo que verdaderamente muestra. En vivo es muy especial esa esfera.
Antes de nada comentar que es un verdadero placer el poder volver a presentar alguna pieza de este tipo. Y que aunque últimamente lo hago de una manera más espaciada creo lo disfruto incluso más así. Poco a poco, sin presión, y entre amigos que espero sean pacientes además en este caso.
Hoy vengo con algo muy especial. Se trata una de las piezas mejor realizadas en los estándares de la Alta Relojería y que viene directamente de Japón. Sí, y además de Seiko, que haciendo relojes sabemos que compiten ferozmente de forma comercial pero que con ejemplos como este muestran que pueden codearse con los mejores también en Alta Relojería. Y cuando digo los mejores, me refiero a la crème de la crème. Al mismísimo Philippe Dufour.
Recapitulemos un poco y contemos la historia de este maravilloso estudio de Alta Relojería creado por Seiko. En el año 1974 Seiko creó una división llamada Credor (Cresta de Oro) para englobar sus colecciones hechas de metales preciosos. Aunque en esa época todavía no se podían acercar a la Alta Relojería suiza ó alemana, nadie hubiera apostado en contra de ellos en que si se lo propusieran lo lograrían. Años después, en los 2000 se fundó dentro de Seiko el Micro Artist Studio con el objeto de reunir a los mejores maestros relojeros del país (Japón). Se fijaron para ello en el más célebre. Viajaron a Suiza a pedir audiencia a Philippe Dufour y a contratarle para que formara a su élite en el mejor pulido y la mejor decoración posible de sus nuevas creaciones. Hoy en día el perfeccionismo del maestro no se diferencia absolutamente en nada en el grado conseguido por sus entonces alumnos japoneses. Poco tiempo después se lanzó al mercado el primer Credor. Que en tierras niponas y a pesar del elevadísimo precio que le marcaron fue un espectacular éxito. El reloj de hoy en específico se lanzó al mercado en el año 2021 como inicio de la celebración del 140 aniversario de Seiko.
La colección Eichi se descubre en el año 2008. Diales supersimples con la única complicación de la reserva de marcha. Producidos en cantidades extremadamente pequeñas (unos 25 al año), especialmente para el vasto mercado japonés que literalmente saliva por cada una de estas piezas. Pero que evidencian un carácter de mera perfección. Simplemente como ejemplo, los Grand Seiko más selectivos también se realizan en el Micro Artist Studio pero realmente Credor es la máxima expresión de lo que Seiko puede llegar a hacer en este mundo de alto nivel relojero.
El modelo Eichi II consigue incluso ser más minimalista y coloca la complicación de reserva de marcha en la trasera. Dejando el dial completamente limpio para dar todo el protagonismo al fascinante diseño de la esfera y sus maravillosos índices y agujas. Eichi significa sabiduría pero dependiendo la fuente que se utilice en japonés para escribirlo se le da más potencia a dicho significado, y con la fuente que Credor utiliza para mostrar la palabra Eichi llega a estar más cercano el significado a divinidad que a simplemente sabiduría.
La caja de los Eichi II es de platino 950 y está excepcionalmente pulida en círculos. Tiene unas dimensiones quasi perfectas de 39 mm de diámetro por 10 mm de alto. Y este modelo Ruri presentado con un asombroso dial azul, que te llega a aturdir incluso al mirarlo, es para mí la apoteosis de Credor. Es tan impactante que hace que te olvides instantáneamente de la excepcional caja de platino. Acaparando el dial de porcelana, sutilmente abovedado y pintado de azul a mano durante más de dos años, todo el show. Un azul que los japoneses llaman Ruri, el lapislázuli occidental, y que transmite un efecto degradado que asemeja a un neón en el centro y en los bordes de la esfera. El cual hubiera firmado el mismísimo George Lucas como reloj para sus Jedis en Star Wars (no he podido evitar la frikada…).
A su vez, flotando en este azul nos encontramos la magnífica típica aguja estilo Credor “C” del segundero y las finamente ejecutadas agujas de minutos y horas, así como los índices y logo también todos pintados a mano meticulosamente.
Si damos la vuelta a la pieza para observar el dial, nos encontramos el impresionantemente acabado del calibre de tecnología híbrida Spring Drive 7R14. Los bordes biselados, las ubicaciones de los rubíes pulidas a espejo y los tornillos azulados a fuego son solo una muestra de lo que realmente Seiko puede llegar a hacer en los niveles más altos de acabados. Presencia especial en contraste con los puentes extraordinariamente cepillados tiene el barrilete, el cual adopta la forma de campana estrellada con todos sus bordes biselados manualmente.
La relativa simpleza de la disposición del calibre no ofrece ningún escondite para los defectos. Este calibre es de los pocos en el mundo que puede ser fotografiado en la más alta resolución de cualquier buena cámara sin poder descubrir ningún fallo en absoluto en ninguna de sus partes. Realmente excepcional y de auténtica Altísima Relojería. Adicionalmente y obviamente siendo un calibre Spring Drive la precisión es altísima pudiéndose mantener estable durante las espléndidas 60 horas que ofrece de reserva de marcha.
Eso sí, al ser un reloj de vestir la estanqueidad se queda en unos suficientes 30 metros para ciertos percances que pudieran ocurrir. La correa azul de cuero lleva también un triple cierre de platino.
Cómo dí con este reloj ha sido más fruto de la casualidad que de otra cosa. Desde que salió en el año 2021 este modelo me ha llamado siempre la atención pero su poca producción y que prácticamente la totalidad de las piezas se surten para el mercado japonés hacía incompatible el deseo de tenerlo con la realidad de conseguirlo. Pero hace pocas fechas, por eso digo lo de la casualidad, pasé por Rabat a saludar y a ver si le podía hacer algún regalo a mi mujer por nuestro aniversario. Allí Jon, simplemente charlando, me dijo que habían cerrado con Seiko el poder distribuir Grand Seiko. Me preguntó si estaría interesado en alguno. Yo le dije que a mi Grand Seiko me gustaba pero que ya tenía alguno y que no tenía previsto ir a por ningún otro. Excepto si…. era capaz de conseguir un Credor en particular. Él me dijo que le dijera cuál me gustaba y que por preguntar no perdíamos nada. Yo pensando que era imposible el que apareciera le dije que si conseguía el Credor Eichi II Ruri lo compraría sin ninguna duda. Y lo dije soltando además una carcajada que intuía la dificultad de la elección. Pues bien. Ahí quedó el tema. Pero simplemente lo que a mí me pareció una anécdota divertida, parece ser que Jon lo entendió como un desafío. Y menudo desafío.
Unos cinco días después me llamó para decirme que había hablado con Japón y que curiosamente les quedaba uno acabado y que lo iban a vender en su distribuidor habitual en Tokio, pero que si lo quería lo enviarían a Rabat (¡!), y que supiera sería entonces el primero y único que llegaría a España y probablemente a Europa. Yo creía sinceramente que estaba de broma. Pero al insistirme sin cambiar el tono de voz me percaté que podía ser cierto lo que me decía. Le dije que adelante, y en exactamente dos semanas el reloj está en mis manos. Realmente para quitarse el sobrero con Jon porque jamás pensé que podría optar a esta pieza sin hacer la aventura oriental en persona. Y mi sorpresa y admiración ha sido mayúscula. Quedo desde aquí muy agradecido a mi amigo director de Rabat por esta fantástica gestión.
Por otro lado se lo comenté a mi mujer y no sé cómo pero se me adelantó, y me lo compró como regalo de aniversario. Cuando fui a recogerlo me dijeron en Rabat que ya estaba pagado por una “admiradora”. Y el que realmente me he quedado admirando soy yo sin duda. Le debo un buen detalle a mi maravillosa compañera de viajes.
Gracias, y creo no pasará mucho tiempo para la siguiente presentación… ahí lo dejo caer.
Foto de familia:
PD: Confirmo rotundamente que es el dial más complicado que jamás he visto para sacarle una fotografía digital de lo que verdaderamente muestra. En vivo es muy especial esa esfera.
Archivos adjuntos
Última edición: