jdortega
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Muy buenas a todos,
Esta vez he podido cumplir mi compromiso de no demorarme mucho en volver a escribir algo. Y que mejor que hacerlo presentando una pieza que para mí es extraordinaria. Cuando recibí ayer el reloj es que incluso me emocioné. Es el modelo que más tiempo y esfuerzo me ha costado conseguir. Para que os hagáis una idea desde hace más de tres años en la web de la marca te indican que de esta colección ya no toman más órdenes. Y para más inri, es que desde hace ya casi dos años la web te recibe con un pop-up de “no hay billetes “ ó “sold out” diciendo textualmente “Sorry, for the moment we cannot take more orders”, pero es que se refieren a cualquier modelo de cualquier colección! Vamos, que ya no venden nada… Alucinante.
Personalmente hace años me metí en la lista de espera de este modelo. Hasta hoy ninguna noticia al respecto. También he ido a alguno de los pocos distribuidores oficiales que tiene la marca por el mundo para solicitar la pieza, y como chocar contra un muro. Incluso en Cellini Nueva York, que se puede decir soy cliente conocido y hay hasta ediciones de Grönefeld con el nombre de Cellini, me dijeron que eso era misión imposible. Nunca me había pasado algo así de forma tan radical. Pero ni siquiera con cualquiera de los grandes griales que podemos tener todos en mente de marcas propensas a eternas lista de espera como Patek, AP, FP Journe ó Rolex. Generándome una sensación de impotencia que se incrementaba de forma directamente proporcional a mis ansias por conseguirlo (la condición humana de toda la vida…).
Luego narraré el cómo ha podido llegar a mis manos, pero antes vamos a contar un poco sobre esta marca semidesconocida holandesa de Altísima Relojería. Sí, sí, en Holanda parece que también hacen excelsos relojes. Y por ello, en el año 2008, los hermanos Bart y Tim Grönefeld, fundaron la marca independiente que lleva su nombre. Ambos ya eran reconocidos como grandes maestros relojeros en el entorno de la Alta Relojería, pero siempre habían trabajado creando extraordinarios movimientos para otras marcas. A partir de su creación, Grönefeld comenzó a ganar premios en diversos concursos de prestigio. Los más eruditos coleccionistas empezaron a seguir con extraordinario interés las novedades que lanzaban los dos hermanos holandeses. Al ser piezas realizadas completamente a mano la producción siempre ha sido a pequeña escala con un fuerte compromiso en sus altísimos estándares de mecanismos innovadores, variedad en la detallada estética y acabado artesanal excepcional. Por tanto, con ese volumen de producción tan limitado de piezas supercodiciadas era inevitable que se generara ese tiempo de espera interminable incluso para los más testarudos e insistentes clientes.
Este modelo en cuestión pertenece a la colección 1941 Principia, que lanzada al mercado en el 2018 mostraba el primer modelo automático de la marca. Considerando que tardaron en crearlo tres años de trabajo intenso se puede entender que no es un automático cualquiera. El año del título de la colección honra el nacimiento del padre de ambos hermanos. Y el nombre Principia evoca directamente al Principio de la Ley de la Gravedad de Newton. En general la gravedad es un mal amigo de las máquinas del tiempo (que se lo digan a Breguet antes de que inventara el Tourbillon), pero en el caso de los automáticos el rotor necesita de la gravedad para funcionar dejando de ser por tanto un enemigo directo del movimiento del reloj. Y así explican ellos el nombre un tanto científico que le pusieron a este modelo.
La colección no es una edición limitada pero considerando que de ella se hacen un máximo de tres relojes al mes, contando con todas las posibilidades de colores del dial y de materiales de la caja, se cree que se han podido comercializar hasta ahora unas 250 unidades. Y con esta configuración en particular muchísimas menos. Cuando vi por primera vez la foto de este modelo en este color salmón real lo puse directamente en mi lista de relojes deseados. Esa lista la comencé hace muchos años, y con el tiempo he ido borrando piezas por haber tenido la suerte de haberlas adquirido, y he ido añadiendo otras por ser novedades que realmente me encandilaban. Pues bien, hasta ayer a esa lista sólo le quedaba un individuo. Y era este. Así se puede entender mi estado de júbilo permanente las últimas horas. Esa esfera salmón me golpeó de lleno. El conjunto con esas agujas azules a fuego, con la correa tonalidad vaquera con pespuntes colorados y con la brillante caja de acero, es absolutamente fabuloso.
Es un diseño moderno, simple y elegante, pero a su vez increíblemente bello. Como si fuera una obra de arte sencilla de observar pero de extraordinaria complejidad de realizar. La caja de acero posee un tamaño en proporciones excelentes de 39,5mm de diámetro y 10,5mm de altura. Está formada por 54 componentes con unos acabados a mano extraordinarios en cada uno de ellos. Las formas curvas de las asas y de los laterales invitan a deslizarse suavemente sobre ellas, encontrando en algún momento la suntuosa corona típica de la marca. El dial color salmón es de una tonalidad impactante cuyas imágenes hablan por sí mismo. Resaltan también los resplandecientes índices abaguetados pulidos hasta la extenuación.
Cuando en los foros de Alta Relojería se habla de Grönefeld se piensa en perfección a todos los niveles. Pero si hay algo por lo que la marca se caracteriza es por el nivel de acabados de sus calibres. Para hacernos una idea, cada uno de los finos puentes que aparecen en la trasera de este modelo ha necesitado más de 10 horas de pulido manual para sacar la tonalidad visual que ofrecen. Y no importa dónde se busque mirando con zoom al conjunto que todo es impecable.
En total el calibre consta de 226 piezas. Tiene una reserva de marcha de unas correctas 56 horas, y como buen reloj de vestir su estanqueidad se queda en unos aceptables 30 metros. El volante está sujeto por tornillos de oro blanco y monta una espiral de resorte libre que logra una muy alta precisión con desviaciones máximas de 2 segundos al día. Los puentes tienen la forma denominada de campanario, la cual emula las fachadas de las casas en Holanda. Contrastando perfectamente con el fondo arenado y con el maravilloso rotor de 22 kilates de oro rojo decorado a mano y equipado con un rodamiento de bolas cerámico.
El reloj está equipado con cambio semirápido de correas y viene con una dotación de dos de ellas diferentes. Una de cuero azul y la otra de piel muy suave con una tonalidad que se asemeja desde lejos a una tipo denim, incluyendo unas costuras cobrizas muy apropiadas y que es la que ahora mismo porta. En la web hay varios colores de correas a elegir, y sinceramente si me hubieran dado a elegir hubiera elegido estas dos. Es la pareja que mejor encaja a mi gusto con ese impactante salmón del dial y esas agujas azules y negras según les dé la luz. Como curiosidad, todas las correas son totalmente naranjas en su parte interior haciendo un claro guiño a los holandeses.
Cómo ha podido llegar el reloj a mis manos ha sido toda una sorpresa. Ante la imposibilidad de poder adquirir una pieza nueva, en los últimos tiempos me dediqué a buscar este modelo incluso en mercantes de segunda mano. Pero, además de que no estaba dispuesto a pagar un sobreprecio, tampoco había forma de encontrarlo en la Comunidad Europea. Casi todos los modelos que se revendían eran de Estados Unidos ó de Asia. No había forma de asegurar una operación limpia y ágil para su compra. Por ello también desistí de hacerlo de esta manera. Hasta que mi buen amigo Andy, ciudadano de Londres, me puso el mes pasado en la buena senda. Él es también un gran amante de los relojes y le gusta ir mucho a los saraos de presentaciones que suelen hacer las marcas. Aparte, como buenos amigos que somos, conoce de sobra mis preferencias y mis objetivos en materia horológica. Y sabía perfectamente que este modelo me llevaba por la calle de la amargura.
En una de esas reuniones de locos de los relojes se encontró con un antiguo amigo. Tom, el cual se dedica a la compra-venta de relojes trabajando directamente en la división británica de Chrono24. Entre cerveza y cerveza, casualmente le llegó a Andy en ese momento foto de mi última adquisición (el Credor de la anterior presentación) y al verlo, Tom, se quedó muy sorprendido con que alguien de España hubiera podido acceder a esa pieza. Ahí, Andy, mi amigo, le contó un poco sobre otras piezas que yo tenía y sobre todo le contó el pequeño problema que tenía con encontrar este reloj en cuestión. Tom, le respondió diciendo que creía eso podía tener arreglo. Al día siguiente, después de presentarnos Andy a ambos por conferencia de forma oficial, me envío fotos de un modelo de octubre del 2022 que lo había adquirido en Cellini, que estaba a estrenar y con su garantía todavía vigente. Yo directamente flipé. Porque, además de que lo vendía de forma directa su empresa, el reloj estaba en Londres y mi amigo Andy podía hacerse cargo de recogerlo sin el menor problema. Aparte yo viajo alguna vez al año a Londres por trabajo y Andy también viene a veces a España, y el que llegara a mis manos era cuestión de tiempo. Así que, teniéndolo claro, y prácticamente tirándome en plan kamikace, llamé a Tom para discutir precio. Me dijo que ya sabía que yo no estaba dispuesto a pagar sobreprecio y que me lo iba a dejar fácil. Me ofertó un precio con descuento sobre el pvp actual que aparece en la web de la marca. Yo sabía que en su primera compra había costado bastante menos. Debía de haberse encargado sobre el 2020-21, para que se entregara en el 2022. Y si era así, hace 3-4 años el precio oficial en Grönefeld era mínimo un 25% menor que el actual sin duda. Pero independientemente, el caso es que ahora, en el 2024, me costaría más de lo que me estaba ofertando. Todo este cambalache de cálculos y pensamientos enrevesados parece que lleva mucho tiempo, pero realmente en media décima de segundo ya le había contestado que… trato hecho!
Así que muy agradecido a Andy, que además consiguió que el reloj llegara a mis manos en tiempo récord. Le debo una cena en condiciones con una buena copa de Zacapa de postre. Muy agradecido a Tom, que me ha parecido un profesional intachable. Enviándome en todo momento fotos del reloj, comprobando que no tenía ni el más mínimo problema y dándole seguimiento, no necesario pero muy conveniente, al recorrido del reloj hasta su llegada a mi muñeca. Será seguro un placer volver a coincidir a futuro.
El único pero es que el reloj es tan bonito que mi mujer me ha insinuado que, como le debo uno por el Credor, ha preparado el hueco en su caja para quedárselo. Así que disfrutaré de él estos días y luego estoy seguro lo veré en muñeca ajena constantemente. A veces hay que rendirse a la evidencia, y qué puede ser más apropiado que una locura de reloj para una mujer que siempre me ha vuelto loco.
Buen verano a todos!
Esta vez he podido cumplir mi compromiso de no demorarme mucho en volver a escribir algo. Y que mejor que hacerlo presentando una pieza que para mí es extraordinaria. Cuando recibí ayer el reloj es que incluso me emocioné. Es el modelo que más tiempo y esfuerzo me ha costado conseguir. Para que os hagáis una idea desde hace más de tres años en la web de la marca te indican que de esta colección ya no toman más órdenes. Y para más inri, es que desde hace ya casi dos años la web te recibe con un pop-up de “no hay billetes “ ó “sold out” diciendo textualmente “Sorry, for the moment we cannot take more orders”, pero es que se refieren a cualquier modelo de cualquier colección! Vamos, que ya no venden nada… Alucinante.
Personalmente hace años me metí en la lista de espera de este modelo. Hasta hoy ninguna noticia al respecto. También he ido a alguno de los pocos distribuidores oficiales que tiene la marca por el mundo para solicitar la pieza, y como chocar contra un muro. Incluso en Cellini Nueva York, que se puede decir soy cliente conocido y hay hasta ediciones de Grönefeld con el nombre de Cellini, me dijeron que eso era misión imposible. Nunca me había pasado algo así de forma tan radical. Pero ni siquiera con cualquiera de los grandes griales que podemos tener todos en mente de marcas propensas a eternas lista de espera como Patek, AP, FP Journe ó Rolex. Generándome una sensación de impotencia que se incrementaba de forma directamente proporcional a mis ansias por conseguirlo (la condición humana de toda la vida…).
Luego narraré el cómo ha podido llegar a mis manos, pero antes vamos a contar un poco sobre esta marca semidesconocida holandesa de Altísima Relojería. Sí, sí, en Holanda parece que también hacen excelsos relojes. Y por ello, en el año 2008, los hermanos Bart y Tim Grönefeld, fundaron la marca independiente que lleva su nombre. Ambos ya eran reconocidos como grandes maestros relojeros en el entorno de la Alta Relojería, pero siempre habían trabajado creando extraordinarios movimientos para otras marcas. A partir de su creación, Grönefeld comenzó a ganar premios en diversos concursos de prestigio. Los más eruditos coleccionistas empezaron a seguir con extraordinario interés las novedades que lanzaban los dos hermanos holandeses. Al ser piezas realizadas completamente a mano la producción siempre ha sido a pequeña escala con un fuerte compromiso en sus altísimos estándares de mecanismos innovadores, variedad en la detallada estética y acabado artesanal excepcional. Por tanto, con ese volumen de producción tan limitado de piezas supercodiciadas era inevitable que se generara ese tiempo de espera interminable incluso para los más testarudos e insistentes clientes.
Este modelo en cuestión pertenece a la colección 1941 Principia, que lanzada al mercado en el 2018 mostraba el primer modelo automático de la marca. Considerando que tardaron en crearlo tres años de trabajo intenso se puede entender que no es un automático cualquiera. El año del título de la colección honra el nacimiento del padre de ambos hermanos. Y el nombre Principia evoca directamente al Principio de la Ley de la Gravedad de Newton. En general la gravedad es un mal amigo de las máquinas del tiempo (que se lo digan a Breguet antes de que inventara el Tourbillon), pero en el caso de los automáticos el rotor necesita de la gravedad para funcionar dejando de ser por tanto un enemigo directo del movimiento del reloj. Y así explican ellos el nombre un tanto científico que le pusieron a este modelo.
La colección no es una edición limitada pero considerando que de ella se hacen un máximo de tres relojes al mes, contando con todas las posibilidades de colores del dial y de materiales de la caja, se cree que se han podido comercializar hasta ahora unas 250 unidades. Y con esta configuración en particular muchísimas menos. Cuando vi por primera vez la foto de este modelo en este color salmón real lo puse directamente en mi lista de relojes deseados. Esa lista la comencé hace muchos años, y con el tiempo he ido borrando piezas por haber tenido la suerte de haberlas adquirido, y he ido añadiendo otras por ser novedades que realmente me encandilaban. Pues bien, hasta ayer a esa lista sólo le quedaba un individuo. Y era este. Así se puede entender mi estado de júbilo permanente las últimas horas. Esa esfera salmón me golpeó de lleno. El conjunto con esas agujas azules a fuego, con la correa tonalidad vaquera con pespuntes colorados y con la brillante caja de acero, es absolutamente fabuloso.
Es un diseño moderno, simple y elegante, pero a su vez increíblemente bello. Como si fuera una obra de arte sencilla de observar pero de extraordinaria complejidad de realizar. La caja de acero posee un tamaño en proporciones excelentes de 39,5mm de diámetro y 10,5mm de altura. Está formada por 54 componentes con unos acabados a mano extraordinarios en cada uno de ellos. Las formas curvas de las asas y de los laterales invitan a deslizarse suavemente sobre ellas, encontrando en algún momento la suntuosa corona típica de la marca. El dial color salmón es de una tonalidad impactante cuyas imágenes hablan por sí mismo. Resaltan también los resplandecientes índices abaguetados pulidos hasta la extenuación.
Cuando en los foros de Alta Relojería se habla de Grönefeld se piensa en perfección a todos los niveles. Pero si hay algo por lo que la marca se caracteriza es por el nivel de acabados de sus calibres. Para hacernos una idea, cada uno de los finos puentes que aparecen en la trasera de este modelo ha necesitado más de 10 horas de pulido manual para sacar la tonalidad visual que ofrecen. Y no importa dónde se busque mirando con zoom al conjunto que todo es impecable.
En total el calibre consta de 226 piezas. Tiene una reserva de marcha de unas correctas 56 horas, y como buen reloj de vestir su estanqueidad se queda en unos aceptables 30 metros. El volante está sujeto por tornillos de oro blanco y monta una espiral de resorte libre que logra una muy alta precisión con desviaciones máximas de 2 segundos al día. Los puentes tienen la forma denominada de campanario, la cual emula las fachadas de las casas en Holanda. Contrastando perfectamente con el fondo arenado y con el maravilloso rotor de 22 kilates de oro rojo decorado a mano y equipado con un rodamiento de bolas cerámico.
El reloj está equipado con cambio semirápido de correas y viene con una dotación de dos de ellas diferentes. Una de cuero azul y la otra de piel muy suave con una tonalidad que se asemeja desde lejos a una tipo denim, incluyendo unas costuras cobrizas muy apropiadas y que es la que ahora mismo porta. En la web hay varios colores de correas a elegir, y sinceramente si me hubieran dado a elegir hubiera elegido estas dos. Es la pareja que mejor encaja a mi gusto con ese impactante salmón del dial y esas agujas azules y negras según les dé la luz. Como curiosidad, todas las correas son totalmente naranjas en su parte interior haciendo un claro guiño a los holandeses.
Cómo ha podido llegar el reloj a mis manos ha sido toda una sorpresa. Ante la imposibilidad de poder adquirir una pieza nueva, en los últimos tiempos me dediqué a buscar este modelo incluso en mercantes de segunda mano. Pero, además de que no estaba dispuesto a pagar un sobreprecio, tampoco había forma de encontrarlo en la Comunidad Europea. Casi todos los modelos que se revendían eran de Estados Unidos ó de Asia. No había forma de asegurar una operación limpia y ágil para su compra. Por ello también desistí de hacerlo de esta manera. Hasta que mi buen amigo Andy, ciudadano de Londres, me puso el mes pasado en la buena senda. Él es también un gran amante de los relojes y le gusta ir mucho a los saraos de presentaciones que suelen hacer las marcas. Aparte, como buenos amigos que somos, conoce de sobra mis preferencias y mis objetivos en materia horológica. Y sabía perfectamente que este modelo me llevaba por la calle de la amargura.
En una de esas reuniones de locos de los relojes se encontró con un antiguo amigo. Tom, el cual se dedica a la compra-venta de relojes trabajando directamente en la división británica de Chrono24. Entre cerveza y cerveza, casualmente le llegó a Andy en ese momento foto de mi última adquisición (el Credor de la anterior presentación) y al verlo, Tom, se quedó muy sorprendido con que alguien de España hubiera podido acceder a esa pieza. Ahí, Andy, mi amigo, le contó un poco sobre otras piezas que yo tenía y sobre todo le contó el pequeño problema que tenía con encontrar este reloj en cuestión. Tom, le respondió diciendo que creía eso podía tener arreglo. Al día siguiente, después de presentarnos Andy a ambos por conferencia de forma oficial, me envío fotos de un modelo de octubre del 2022 que lo había adquirido en Cellini, que estaba a estrenar y con su garantía todavía vigente. Yo directamente flipé. Porque, además de que lo vendía de forma directa su empresa, el reloj estaba en Londres y mi amigo Andy podía hacerse cargo de recogerlo sin el menor problema. Aparte yo viajo alguna vez al año a Londres por trabajo y Andy también viene a veces a España, y el que llegara a mis manos era cuestión de tiempo. Así que, teniéndolo claro, y prácticamente tirándome en plan kamikace, llamé a Tom para discutir precio. Me dijo que ya sabía que yo no estaba dispuesto a pagar sobreprecio y que me lo iba a dejar fácil. Me ofertó un precio con descuento sobre el pvp actual que aparece en la web de la marca. Yo sabía que en su primera compra había costado bastante menos. Debía de haberse encargado sobre el 2020-21, para que se entregara en el 2022. Y si era así, hace 3-4 años el precio oficial en Grönefeld era mínimo un 25% menor que el actual sin duda. Pero independientemente, el caso es que ahora, en el 2024, me costaría más de lo que me estaba ofertando. Todo este cambalache de cálculos y pensamientos enrevesados parece que lleva mucho tiempo, pero realmente en media décima de segundo ya le había contestado que… trato hecho!
Así que muy agradecido a Andy, que además consiguió que el reloj llegara a mis manos en tiempo récord. Le debo una cena en condiciones con una buena copa de Zacapa de postre. Muy agradecido a Tom, que me ha parecido un profesional intachable. Enviándome en todo momento fotos del reloj, comprobando que no tenía ni el más mínimo problema y dándole seguimiento, no necesario pero muy conveniente, al recorrido del reloj hasta su llegada a mi muñeca. Será seguro un placer volver a coincidir a futuro.
El único pero es que el reloj es tan bonito que mi mujer me ha insinuado que, como le debo uno por el Credor, ha preparado el hueco en su caja para quedárselo. Así que disfrutaré de él estos días y luego estoy seguro lo veré en muñeca ajena constantemente. A veces hay que rendirse a la evidencia, y qué puede ser más apropiado que una locura de reloj para una mujer que siempre me ha vuelto loco.
Buen verano a todos!
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