ne-no
The Rock
Sin verificar
Un amigo mío se fue de viaje a Madrid. Sabiendo que su novia necesitaba unas gafas de sol, encontró la ocasión de comprarle unas muy bonitas y baratas, entró en una óptica y después de ver unas cuantas, le compró unas.
La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta, pero al marcharse, en lugar de coger la caja con las gafas, cogió otra parecida que había al lado y que contenían unas bragas que seguramente alguna clienta de las que había en la óptica, se acababa de comprar.
Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, así que desde allí se fue directamente a correos y le envió la caja a su novia, junto con una carta. La novia recibió el paquete y quedó perpleja por el contenido, así que leyó la carta que decía:
“Querida mía:
Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que no tienes ningunas, pues las otras que tenías, ya llevabas mucho tiempo con ella y éstas son de las cosas que se tienen que cambiar de vez en cuando.
Espero que haya acertado con el modelo. La dependienta me dijo que eran la ultima moda, y me enseñó las suyas que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras, cogí y me las puse allí mismo. No sabes lo que se rió la dependienta, porque estos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí que ya sabes que tengo unos rasgos muy alargados. Una muchacha que había allí me las pidió, quitándose las suyas para que yo viera el efecto que hacían y, chica las vi estupendas, por lo que me decidí y las compré.
Pontelas y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos, en fin, a todo el mundo, a ver que dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ningunas. Si te están pequeñas me lo dices, que si no, te van a dejar señal cuando te las quites y todo el mundo va a notar que las tienes. Ten también cuidado de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado no vayas a romperlas y, sobre todo no vayas a dejarlas por ahí y las pierdas que tienes la costumbre de llevarlas más en la mano que puestas, para que todos vean tus encantos.
En fin, para qué te voy a encargar nada más. Sólo te digo que estoy deseando verte con ellas puestas. Este es el mejor regalo que podía hacerte, cariño”.
La dependienta se las envolvió y pagó la cuenta, pero al marcharse, en lugar de coger la caja con las gafas, cogió otra parecida que había al lado y que contenían unas bragas que seguramente alguna clienta de las que había en la óptica, se acababa de comprar.
Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, así que desde allí se fue directamente a correos y le envió la caja a su novia, junto con una carta. La novia recibió el paquete y quedó perpleja por el contenido, así que leyó la carta que decía:
“Querida mía:
Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que no tienes ningunas, pues las otras que tenías, ya llevabas mucho tiempo con ella y éstas son de las cosas que se tienen que cambiar de vez en cuando.
Espero que haya acertado con el modelo. La dependienta me dijo que eran la ultima moda, y me enseñó las suyas que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras, cogí y me las puse allí mismo. No sabes lo que se rió la dependienta, porque estos modelos femeninos en los hombres quedan muy graciosos y más a mí que ya sabes que tengo unos rasgos muy alargados. Una muchacha que había allí me las pidió, quitándose las suyas para que yo viera el efecto que hacían y, chica las vi estupendas, por lo que me decidí y las compré.
Pontelas y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos, en fin, a todo el mundo, a ver que dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ningunas. Si te están pequeñas me lo dices, que si no, te van a dejar señal cuando te las quites y todo el mundo va a notar que las tienes. Ten también cuidado de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado no vayas a romperlas y, sobre todo no vayas a dejarlas por ahí y las pierdas que tienes la costumbre de llevarlas más en la mano que puestas, para que todos vean tus encantos.
En fin, para qué te voy a encargar nada más. Sólo te digo que estoy deseando verte con ellas puestas. Este es el mejor regalo que podía hacerte, cariño”.