swiss-made
De la casa
Sin verificar
Hola, amigos. Dadle al play...
La elección del vídeo musical no es baladí... luego entenderéis el porqué.
Veréis amigos: quería plantearos una cuestión relacionada con los relojes. Leyendo ayer a un forero coleccionista de relojes de nacionalidad francesa al que admiro (por sus conocimientos y por su buen gusto relojeros)... el tipo vino a decir que un determinado reloj era la pieza que más le gustaba hasta el punto que ese reloj se confundía con él mismo. Que él era, en cierto modo, ese reloj en cuestión y no otro.
Esta persona es Nicolas, amanico. Activo forero de PuristSPro y Moderador del Subforo Jaeger-LeCoultre en esa afamada comunidad virtual.
El reloj en cuestión es un JLC Cronógrafo Duomètre en oro blanco. Como él relata en ese hilo de reciente publicación, primero lo tuvo en su versión platino. Ejemplar que acabó vendiendo, para su desespero posterior. La cosa es que, al cabo de un tiempo, lo compró de nuevo en la configuración que relato. Y comenta, entre otras cosas, que el reloj (como os refería al principio) es una pieza que le apasiona tanto que ha llegado a esa identificación extrema de verse él como el reloj en sí. En fin, algo así.
Un comentario, el suyo, que me pareció cargado de simbolismo poético. Bueno, no sé si entra en el campo de la lírica o de la metafísica. Poco importa. Lo esencial es si a vosotros ese planteamiento os resulta tan sugestivo como a mí.
Y la pregunta que os lanzo es: tras todo vuestro bagaje en esto de los relojes... ¿qué pieza es aquella que más os llama? ¿Cuál es -no ya vuestro grial- sino el reloj que más se confunde contigo mismo?
Las razones para tal vínculo persona/reloj pueden ser muy diferentes. Lo ideal sería que se tratase de una pieza que tenéis o habéis tenido; pero no necesariamente ha de ser así. Puede ser un reloj inalcanzable pero con el que soñáis desde hace mucho... o una pieza modesta que perteneció a un ser querido... o un reloj icónico que fue propiedad de una celebridad que veneráis.
En fin, amigos.
Todo esto para deciros finalmente que yo soy un Heuer Camaro. Sí, amigos. Y hay muchas configuraciones de ese modelo: manual y automático; con o sin ventana de fecha; bicompax o tricompax; multitud de colores para el dial; con taquímetro o sin él... etc.
Yo tuve un Camaro. O debería decir que me tuve a mí mismo. Durante un tiempo no muy extenso, pues al cabo (como Nicolas) vendí el reloj. Una decisión que es, sin duda, mi mayor desatino desde que me aficioné a esto.
Ahora trato de volver a comprar un ejemplar. Y si bien lo hay (como os decía) en múltiples versiones... si puedo elegir lo compraré igual al que tuve (“y aunque tuviera dos, yo sólo quiero a aquél”, como cantaba el trovador).
Una foto del reloj de marras (no el mío, uno casi idéntico al que disfruté... el mío incorporaba un taquímetro):
En esa búsqueda de mí mismo ando.
Nada más.
Abrazos.
swiss made
La elección del vídeo musical no es baladí... luego entenderéis el porqué.
Veréis amigos: quería plantearos una cuestión relacionada con los relojes. Leyendo ayer a un forero coleccionista de relojes de nacionalidad francesa al que admiro (por sus conocimientos y por su buen gusto relojeros)... el tipo vino a decir que un determinado reloj era la pieza que más le gustaba hasta el punto que ese reloj se confundía con él mismo. Que él era, en cierto modo, ese reloj en cuestión y no otro.
Esta persona es Nicolas, amanico. Activo forero de PuristSPro y Moderador del Subforo Jaeger-LeCoultre en esa afamada comunidad virtual.
El reloj en cuestión es un JLC Cronógrafo Duomètre en oro blanco. Como él relata en ese hilo de reciente publicación, primero lo tuvo en su versión platino. Ejemplar que acabó vendiendo, para su desespero posterior. La cosa es que, al cabo de un tiempo, lo compró de nuevo en la configuración que relato. Y comenta, entre otras cosas, que el reloj (como os refería al principio) es una pieza que le apasiona tanto que ha llegado a esa identificación extrema de verse él como el reloj en sí. En fin, algo así.
Un comentario, el suyo, que me pareció cargado de simbolismo poético. Bueno, no sé si entra en el campo de la lírica o de la metafísica. Poco importa. Lo esencial es si a vosotros ese planteamiento os resulta tan sugestivo como a mí.
Y la pregunta que os lanzo es: tras todo vuestro bagaje en esto de los relojes... ¿qué pieza es aquella que más os llama? ¿Cuál es -no ya vuestro grial- sino el reloj que más se confunde contigo mismo?
Las razones para tal vínculo persona/reloj pueden ser muy diferentes. Lo ideal sería que se tratase de una pieza que tenéis o habéis tenido; pero no necesariamente ha de ser así. Puede ser un reloj inalcanzable pero con el que soñáis desde hace mucho... o una pieza modesta que perteneció a un ser querido... o un reloj icónico que fue propiedad de una celebridad que veneráis.
En fin, amigos.
Todo esto para deciros finalmente que yo soy un Heuer Camaro. Sí, amigos. Y hay muchas configuraciones de ese modelo: manual y automático; con o sin ventana de fecha; bicompax o tricompax; multitud de colores para el dial; con taquímetro o sin él... etc.
Yo tuve un Camaro. O debería decir que me tuve a mí mismo. Durante un tiempo no muy extenso, pues al cabo (como Nicolas) vendí el reloj. Una decisión que es, sin duda, mi mayor desatino desde que me aficioné a esto.
Ahora trato de volver a comprar un ejemplar. Y si bien lo hay (como os decía) en múltiples versiones... si puedo elegir lo compraré igual al que tuve (“y aunque tuviera dos, yo sólo quiero a aquél”, como cantaba el trovador).
Una foto del reloj de marras (no el mío, uno casi idéntico al que disfruté... el mío incorporaba un taquímetro):
En esa búsqueda de mí mismo ando.
Nada más.
Abrazos.
swiss made
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