No sé, ¿acaso insinuas que esto lo han hecho antes y, a pesar de eso, campaban a sus anchas y que, aún habiendolos pillado, los soltarán y volverán a delinquir?
Poco futuro te auguro en política, compañero.
Bueno... La realidad, la pura realidad es que probablemente suceda de ese modo.
Cuando yo era pequeñito -eran otros tiempos- si empujabas (sin querer, pero sin tener cuidado) un vaso y caía al suelo, en la mente de ese niño se oía al mismo tiempo la rotura del cristal y el bofetón que le llegaba. Insisto en que eran otros tiempos. Pero ¡dolía cuando se rompía algo!
Se obtenía por esos cafres medios, un efecto, y es que cuando no sucedía, no pasaba nada. La tranquilidad venía del cuidado y del respeto.
En otros ámbitos, el efecto solía ser también bastante inmediato. Detención, estancia en un lugar hacinado de "personajes" maltrato (o por lo menos pocas consideraciones), y probablemente estancia en cárcel, con el consiguiente aumento de diámetros de modo forzado.
Luego llegó el mundo de los derechos de los delincuentes (que deben tenerlos, pero no abusar, que es lo que sucede).
Hoy, sin embargo, desde luego lo del vaso, ni por aquellas. Simplemente resulta divertido ver a la madre como recoge cristales. Y claro, en esas condiciones, el niño se hace grande y ve como hace una tropelía como robar un supermercado -como menor- y le dicen: "Pillastreeeee" y lo dejan volver a casa. ¡Es menor! dicen en su favor.
Y como uno suele repetir lo aprendido, cuando no es geografía ni física, ni matemáticas, y sí lo es vulnerar la propiedad de otros, sucede que ya mayor, hace lo que hacía. Una vez detenido, se le identifica, se le toma declaración -si quiere hablar, y si no no pasa nada- y se le manda a casa. Y 17 meses después, o 34 meses o 56 meses después, tiene el juicio.
Y como el tiempo difumina los hechos, incluso los graves, los testigos o no se encuentran o están muertos, las consecuencias, pues quedan también diluidas; es fácil que una condena sea muy leve... o ninguna por "falta de pruebas" que en su momento sí hubieran sido contundentes. Y así va superando "casi todos" los juicios, aunque en alguno sea condenado.
¿Cual es el mensaje? Pues evidentemente muy distinto al del dicho del vaso y el bofetón. Si no hay una relación mental causa-efecto, y la que existe es "hago lo que me da la gana y no pasa nada", la delincuencia prolifera. "Casi nunca te condenan", aseguran.
Y sí yo tengo una foto hecha en Marruecos de cuatro manos humanas colgando de un patíbulo, -se cortaron en plaza pública, a la vista de todos; yo solo vi el resultado- y de joyerías protegidas con un cristal de 3 mm exhibiendo oro y relojes, sin que nadie se atreva a robarlos rompiendo el cristal con una moneda o de un puñetazo. ¿Por qué? Sencillo, por la causa-efecto, y porque el efecto permanente es lo que de por vida tendrá un manco: La consecuencia de haber infringido una sola vez el derecho de propiedad.
Claro que aquello es una atrocidad.
¿Y esto? ¿Qué es esto que pasa aquí?